De Gea, Buffon, Casillas y la realidad
Espa?a cierra en Par¨ªs un ciclo que empez¨® hace ocho a?os con el mismo rival
Entre c¨¢lidos y coloristas paisajes impresionistas a la acuarela expuestos en los tenderetes, el turismo caminaba absorto y en silencio por las callejuelas que conectan en Montmartre la conocida como Plaza de los Pintores con la bas¨ªlica del Sacr¨¦ Coeur. Una pareja asi¨¢tica de reci¨¦n casados posaba sonriente mientras una patrulla de militares desfilaba, fusil autom¨¢tico en mano; una realidad ¨¢spera. La misma que se daba en el majestuoso estadio de Saint-Denis, donde dos gendarmes inspeccionaban con un perro especialista en detectar explosivos la cafeter¨ªa destinada a la prensa. En los tornos exteriores, se agolpaba una multitud que soportaba con paciencia exhaustivos registros antes de acceder al estadio.
La tercera oportunidad de Italia fue el principio del fin
Par¨ªs y el f¨²tbol est¨¢n tomados por extremas medidas de seguridad que configuran el paisaje. El mismo que vivi¨® Espa?a, representada por Casillas en el banquillo, de pie durante todo el segundo tiempo, consumando una agon¨ªa que empez¨® a vivirse desde los primeros momentos. Al final con Buffon festejando el gol matador de Pell¨¨, con Antonio Conte celebr¨¢ndolo con la pi?a enfervorizada de camisetas azules como un jugador m¨¢s y con Vicente del Bosque digiri¨¦ndolo cabizbajo. Quiz¨¢ asumiendo que el glorioso pasado de Espa?a y el suyo se finiquitaban juntos.
Una descarga de lluvia torrencial acompa?¨® la salida en tromba de Italia. Conte orden¨® la presi¨®n alta y ah¨ª comenz¨® la desfiguraci¨®n de una selecci¨®n desnortada. Jug¨® mucho en largo Espa?a. Otra dosis de realismo ¨¢spero que coloc¨® a De Gea en primer plano. Para La Roja, este campeonato empez¨® y termin¨® con ¨¦l como protagonista. Desde su supuesta implicaci¨®n en un esc¨¢ndalo sexual a ser el jugador m¨¢s destacado desde el primer minuto del encuentro, cuando le sac¨® una mano abajo a Pell¨¦ tras un cabezazo envenenado que se colaba junto a la cepa del poste.
Estirpe combativa
La tercera oportunidad de Italia fue el principio del fin. Los proleg¨®menos tambi¨¦n fueron una descripci¨®n cierta de la realidad italiana. A lanzar una falta cometida por Ramos en la media luna fueron media docena de futbolistas. En otros tiempos, se hubiera acercado un Roberto Baggio, un Totti, un Pirlo o un Del Piero y el debate no hubiera existido. Sin un diez cl¨¢sico, ?der le peg¨® duro a romper y el rechace centrado de De Gea lo gan¨® Chiellini. Otro representante de esta Italia que mezcla su estirpe combativa y su sabidur¨ªa t¨¢ctica de siempre con un juego vertiginoso que hizo sufrir a Espa?a. Correr hacia atr¨¢s no es lo suyo.
Lo hab¨ªa anunciado Conte en la previa. ¡°Tenemos que correr sin el bal¨®n y con ¨¦l¡±. La consigna result¨® fatal y tuvo siempre en alerta a De Gea. Vol¨® a una escuadra para detener una rosca de Pell¨¦ y le gan¨® un mano a mano a ?der haciendo el cristo cuando Espa?a ya estaba expuesta a los maestros del contragolpe.
El segundo gol de Italia no pudo llegar de otra manera. A toda mecha, con Espa?a volcada en el ¨¢rea de Buffon, que acababa de realizar una parada de ¨¦poca a un disparo que caz¨® al vuelo Piqu¨¦. Grande, inmenso de reflejos, esa parada agigant¨® a Italia para lanzar un ¨²ltimo contragolpe demoledor que recogi¨® abatido de la red De Gea. Una contra hist¨®rica porque remataba una victoria que tendr¨¢ consecuencias en la campeona de Europa.
La final ser¨¢ en el mismo escenario el 10 de julio. Las medidas de seguridad seguir¨¢n siendo extremas y el turismo pasear¨¢ por Par¨ªs como si no pasara nada, vigilado, pero en esa atm¨®sfera de ¨¢spera realidad que dice que la selecci¨®n espa?ola ya no domina el f¨²tbol europeo y mundial. Italia la descabalg¨®, igual que con Italia empez¨® su hegemon¨ªa hace ocho a?os con Casillas en pleno apogeo. Desde entonces, solo por Buffon parece no haber pasado el tiempo.
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