Marcel Kittel vence a Coquard por un pelo

La etapa que lleva como una flecha al Tour al sur y al calor, otro motivo de queja, seguro, y a las primeras monta?as, fue m¨¢s larga todav¨ªa que la de la v¨ªspera (casi 240 kil¨®metros), y su ganador se decidi¨® por menos margen a¨²n, por un pelo.

Debajo del casco que todo lo aplasta, Bryan Coquard lleva fijado con laca un flequillo tan alto como su frente tan ancha y peinado de medio lado, como si le hubiera dado forma el viento o como si quisiera as¨ª parecer m¨¢s aerodin¨¢mico, m¨¢s veloz a¨²n. Tampoco los pelos de Marcel Kittel son moco de pavo, bien en punta con fijador duro y da hasta miedo pasarle la mano por encima, por si pincha, y en su cara, que parece la de un soldado alem¨¢n de las pel¨ªculas de guerra malas o de boxeador ucraniano, y de piel ¨¢spera con rasgos como cortados con cincel, no podr¨ªa pintarse la pinta de pillo que lleva impresa Coquard en su piel suave de miston de Truffaut, un rostro imberbe al que le ir¨ªa hasta bien un bigotillo de golfo hecho con un un tizn¨®n.

El tiempo de la duda lo ocup¨® la televisi¨®n francesa cantando entusiasta las glorias y la victoria que cre¨ªan de Coquard, el sprinter que viene, de 24 a?os y en su tercer Tour, y ya fue segundo el a?o pasado en Par¨ªs. Coquard se sent¨® sobre el asfalto y con los ojos cerrados en su cara de monaguillo junt¨® las palmas de la mano en actitud de rezar con las gafas entre las piernas; a un par de metros, tambi¨¦n en la contrameta, Kittel se dej¨® caer agotado, sin unas fuerzas que recuper¨® milagrosamente cuando su masajista le dijo que, por los pelos, ¨¦l era el ganador. Lanzando un gutural grito salvaje, Kittel se levant¨® como impulsado por un muelle y, por fin, unos minutos despu¨¦s de cruzar la meta, levant¨® los brazos y los pu?os para celebrar su novena victoria en tres Tours.

De Coquard, derrotado, no hubo plano.