Nostalgia
En estos dos d¨ªas de descanso previos a las semifinales, de repente he ca¨ªdo en la cuenta de que solamente quedan tres partidos de Eurocopa, y me ha embargado la nostalgia. El sentimiento es similar al que te invade cuando quedan pocos de d¨ªas de vacaciones y eres incapaz de disfrutarlos plenamente, asfixiado por la certeza de la inminente vuelta a la rutina. A partir del domingo, los yonkis del f¨²tbol nos tropezaremos con la cruda realidad de cada verano: rumores de fichajes, portadas que prometen un mundo mejor y bolos estivales en China o Estados Unidos como insuficiente metadona.
Durante la fase de grupos, con tres partidos al d¨ªa, la vor¨¢gine apenas nos deja respirar. Todo son paseos por ciudades desconocidas, excursiones mochila en hombro, fotos en instagram y gintonics hasta altas horas de la madrugada. Levantarse pronto y trasnochar. Exprimir los d¨ªas. Pero cuando se van apurando los cruces, el calendario nos da una tregua y advertimos con desaz¨®n que el viaje est¨¢ llegando a su final. Lejos queda ya el 10 de junio, cuando todo estaba por descubrir.
Esta ins¨ªpida Eurocopa a¨²n nos debe un gran partido, ese choque definitivo por el que el campeonato pasar¨¢ a la historia
A esta melancol¨ªa anticipada se une la sensaci¨®n de que esta ins¨ªpida Eurocopa a¨²n nos debe un gran partido, ese choque definitivo por el que el campeonato pasar¨¢ a la historia, o al menos unos minutos apasionantes que recordar para siempre, acaso una pr¨®rroga febril. Al ver el cuadro de cuartos de final, apostamos nuestras ilusiones al Alemania - Italia. Sin llegar al sopor del encuentro entre Polonia y Portugal (120 minutos en los que apenas ocurri¨® nada; como una pel¨ªcula de Terrence Malick, pero sin coartada est¨¦tica), el duelo italo-alem¨¢n no cumpli¨® las expectativas.
El partido, eso s¨ª, concluy¨® con una tanda de penaltis que tuvo de todo: emoci¨®n, drama y risas. Dicen que fue la peor tanda jam¨¢s disputada en una Eurocopa, una de las m¨¢s infames de la historia del f¨²tbol. Medida en t¨¦rminos de acierto, hay poco que objetar, pero vista como un drama con tintes c¨®micos (o viceversa), la pel¨ªcula result¨® fascinante, con una actuaci¨®n estelar de Simone Zaza, que devor¨® la pantalla en un papel breve pero intenso.
A falta del gran partido del torneo, que ojal¨¢ est¨¦ a¨²n por llegar, la Eurocopa de Francia ser¨¢ recordada por la peripecia de Islandia. Aunque los c¨ªnicos renieguen, fue emocionante ver a los n¨®rdicos atacando hasta el ¨²ltimo minuto, exprimiendo cada minuto de su cuento de hadas, a pesar de estar siendo goleados por Francia. Hay quien ha tachado su f¨²tbol de pobre y arcaico. Seguramente los mismos que se recrean con el rock progresivo y desprecian las descargas de dos minutos de los Ramones. El juego de Islandia ha sido directo, simple y primario: puro punk.
Una Eurocopa que se estren¨® con im¨¢genes de hooligans cretinos dejar¨¢ para siempre el zapateado de Zaza y la preciosa estampa del equipo island¨¦s celebrando en comuni¨®n con la grada. Postales de un viaje que enfila su recta final. Disfrutemos de estos ¨²ltimos d¨ªas.
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