Un viento de locura gu¨ªa a Froome
El l¨ªder ingl¨¦s ataca a rueda del inagotable Sagan en los ¨²ltimos kil¨®metros llanos y aumenta en 12s su ventaja
En Montpellier, en el sur mediterr¨¢neo de Francia, colombianos felices, roncos y desafinados al pie del autob¨²s le cantan a Nairo chillando una canci¨®n guerrera, su himno: ¡°?Oh gloria inmarcesible! ?Oh j¨²bilo inmortal! En surcos de dolores el bien germina ya¡¡±. No se la cantan al campe¨®n sino al superviviente del d¨ªa m¨¢s temido que les anuncia ma?anas nuevos, batallas victoriosas. ¡°Estoy vivo¡±, dice Nairo, que ha perdido 12s en un nuevo golpe de efecto del Chris Froome feliz cuando se vuelve y no lo ve al colombiano serio en su chepa tranquilo, esperando. Y suspira.
?El campe¨®n es Froome, el gigante de amarillo que con un desarrollo desmesurado y un instinto ofensivo agud¨ªsimo ha vuelto a atacar donde nadie le esperaba, en una recta de tramontana y de Sagan, el due?o del Tour. Froome no mide, act¨²a por instinto, por un ?por qu¨¦ no aqu¨ª? que recuerda a Merckx o a Hinault. ?Por qu¨¦ no cuesta abajo? ?Por qu¨¦ no en llano, a 12 kil¨®metros de la meta un d¨ªa de nervios y de estr¨¦s, un d¨ªa de viento de locura en el que todos reclaman asustados cordura?
Qu¨¦ miedo hemos pasado, dicen cruzada la meta los del Movistar, que cuentan que atravesando tanto pueblo peligroso hasta la coronilla de aficionados, y el viento, la tramontana y el mistral, soplando de tres cuartos culo, el que m¨¢s nerviosos les pone, han pasado momentos de peligro verdadero, y apenas han podido comer o beber y culpan al Tour por su af¨¢n de buscar espect¨¢culo.
¡°?C¨®mo me he divertido! ?Ha sido una etapa magn¨ªfica!¡±, exclama Matteo Tosatto, y la sonrisa a¨²n no se ha borrado de su cara a¨²n minutos despu¨¦s. El fiel compa?ero del Tinkoff cuenta que han estado toda la etapa intentando crear abanicos para cortar a los rivales, y que todo ese tiempo Froome ha permanecido atento a la rueda verde de su Sagan, el maestro del pelot¨®n, el ciclista que hace que las cosas pasen. Han intentado los del Tinkoff y los del Sky a veces a su lado, meter cuneta por la derecha de la carretera, el lado m¨¢s protegido, para que todos los que les siguieran estuvieran expuestos al viento y se agitaran y se quedaran detr¨¢s de ellos, en fila como la cola de un cometa que se va desintegrando inexorable. No lo consiguieron durante 150 de los 162 kil¨®metros de la etapa, pero si se empe?a Sagan, San Pedro Sagan se?or de los vientos y de las nubes y de todos los colores de la tierra y del pelot¨®n, no hay fuerza en la naturaleza que le frene.
Faltan 12 kil¨®metros por las carreteras departamentales flanqueadas de pl¨¢tanos agitados y Fabian Cancellara ha querido mostrar su genio y ha ense?ado su debilidad. El pelot¨®n est¨¢ parado. El viento sigue soplando. Es el momento ideal para un contragolpe. De la garganta del grupo surgen un grito y una figura verde tremenda, con un compa?ero polaco, Bodnar, a su rueda. La confusi¨®n se aclara, y aparece unos metros despu¨¦s la figura de Froome, empe?ado en el pedaleo de aquel para el que no hay d¨ªa siguiente, y a su rueda lleva a su amigo Geraint Thomas, el gal¨¦s. En pocos metros ganan segundos sobre un grupo en el que Nairo se ha quedado sin gregarios detr¨¢s de Cancellara y en el que los equipos de sprinters intentan reagruparse para organizar la caza. Cuando Sagan, grande, se vuelve, y ve el maillot amarillo a su rueda, casi no se lo puede creer. Se siente feliz y se r¨ªe. Y redobla sus pedaladas. Los cuatro se sienten los elegidos del Tour. Los dos de color, sus ayudantes. Llegan con solo 6s. Sagan, primero; Froome, detr¨¢s. Como si hubieran llegado con uno. Han llegado por delante.
A Nairo le da fuerza el sentir que Froome no podr¨¢ con ¨¦l este a?o en la monta?a, la duda que atormenta al ingl¨¦s, obsesionado. Froome ha atacado subiendo y no ha podido con ¨¦l. Para Froome, Nairo es un misterio oculto en su inacci¨®n voluntaria.
La fuerza del ingl¨¦s, lo que ¨¦l llamar¨ªa su poder, es su capacidad para sentirse grande, intimidador. Hace lo que cualquier d¨ªa, hace d¨¦cadas. hubieran hecho Merckx y se siente Merckx, o se siente Hinault, agresivo, imprevisible, superior a todos. Froome, como aquellos, ataca sencillamente porque puede atacar, sin c¨¢lculo, sin pensar en cu¨¢nto pod¨ªa ganar y cu¨¢nto trabajo le iba a costar, o qu¨¦ arriesgaba si le sal¨ªa mal. Saca, pasadas 11 etapas y faltando las m¨¢s duras, solo 45s (16s de bonificaci¨®n, 29s reales) a Nairo. Para ¨¦l, valen lo mismo 45s que 45m que, como dir¨ªa Anquetil, el maestro del c¨¢lculo y tambi¨¦n poseedor de un sentido ¨²nico de la grandeza, solo 1s de ventaja. Con estar de amarillo, a Froome, le vale para sentirse por encima de todos. Y un viento de locura, su aliado, sopla en el Ventoux, en las laderas donde Nairo, buscar¨¢, al fin, ¡°a libertad sublime¡±, que incansables le repiten gritando a su h¨¦roe los que le chillan su himno y su bandera.
Peter Sagan (TNK) gana la 11? etapa del #TDF2016 en Montpellier; Froome (SKY), 2?. El pelot¨®n de @NairoQuinCo, a 5¡± pic.twitter.com/yzywRN599u
— Movistar Team (@Movistar_Team) July 13, 2016
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