El mistral roba el Ventoux al Tour

El Ventoux es el monte del viento que, cantaban los poetas desde Petrarca, sopla sin parar y hace enloquecer y penar, y crea el paisaje que todos asemejan al de la luna, como si hubieran estado all¨ª, en la luna. El viento, que sopla en su cima m¨¢s de 90 kil¨®metros por hora dos de cada tres, d¨ªas del a?o, 240 d¨ªas en total, roba el ox¨ªgeno y el agua. No hay vegetaci¨®n en sus ¨²ltimos kil¨®metros, solo piedras blancas refulgentes y afiladas que se clavan en las suelas, y los ciclistas que alcanzan su cima, a 1.912 metros, se asfixian y gritan, aire, aire. El Ventoux es la desolaci¨®n y el miedo, la soledad y la muerte de Simpson, las im¨¢genes tantas veces emitidas, y los ciclistas enfrentados a una fuerza que sienten superior y les obliga a ir m¨¢s all¨¢ de su voluntad.

Es una l¨¢stima, es una subida que se adapta muy bien a mis caracter¨ªsticas" Nairo Quintana

No se subir¨¢ hoy el monte del viento porque se prev¨¦ que el mistral, el po¨¦tico nombre de la corriente que lo azota tan habitualmente y que lo conforma, sople a 120 kil¨®metros por hora, demasiados para un ciclista que podr¨ªa salir volando por los aires si una r¨¢faga convierte en una vela las ruedas y el cuadro de su bicicleta. El Tour ha recortado la que deber¨ªa haber sido su d¨¦cimo final en la cima y la meta se instalar¨¢ en el Chalet Reynard, que, a 1.435 metros, marca el l¨ªmite entre el bosque umbr¨ªo y la desolaci¨®n de los ¨²ltimos seis kil¨®metros inhumanos. Se subir¨¢ el Ventoux dice el Tour, y ser¨¢ a¨²n un puerto muy duro, pero no ser¨¢ el Ventoux, porque el Ventoux es su paisaje y su aire. Se subir¨¢n 10 kil¨®metros que son los m¨¢s duros (900 metros de desnivel entre Saint-Est¨¨ve y el Chalet, 9% de pendiente), pero el vencedor no gozar¨¢ de la grandeza ni de la foto ic¨®nica que se ganan los que triunfan en la cima.

A Nairo, que so?aba con el 14 de julio desde que supo que se subir¨ªa y quer¨ªa dar un vuelo simb¨®lico a su victoria en el paisaje ¨¢rido, el recorte no le ha gustado. ¡°Es una l¨¢stima¡±, dijo el ciclista que hace tres a?os termin¨® a unos segundos de Froome y se desvaneci¨® por el esfuerzo nada m¨¢s cruzar la meta. ¡°Es una subida que se adapta muy bien a mis caracter¨ªsticas¡±.

A Froome, tan alegre de amarillo como un ni?o tan feliz, el recorte le parece bien porque para su ataque previsto los ¨²ltimos kil¨®metros, que, aunque no sople muy fuerte, siempre se hacen con viento de cara y el balance entre esfuerzo y ganancia es negativo. ¡°Un Ventoux con viento de cara no vale para nada¡±, dice Jeff Bernard, el ciclista que, desde que gan¨® la cronoescalada al monte calvo en 1987, un d¨ªa de mucho calor y calmo, tiene el r¨¦cord de la ascensi¨®n. ¡°La diferencia hay que hacerla entonces atacando de lejos, antes del Chalet, y despu¨¦s para mantenerla o aumentarla en unos segundos hace falta excesivo esfuerzo, que no compensa¡±. Visto as¨ª, no desaprovechar¨¢ el l¨ªder ingl¨¦s, conquistador del Ventoux en 2013, lo aprendido hace dos semanas, cuando en un solo d¨ªa ascendi¨® dos veces hasta su cima, hasta el observatorio que marca el l¨ªmite con la luna.