La tercera semana que ans¨ªa Nairo
El colombiano dispone de cuatro etapas en los Alpes para hacer temblar a un l¨ªder que se ve m¨¢s fuerte que nunca
En vez de aplicarse la maquinilla de esquilar sobre s¨ª mismo, Nairo Quintana ha ido a la peluquer¨ªa en Berna, achicharrada por la can¨ªcula. Se ha hecho un corte juvenil que, combinado con su menudencia, su risa alegre, su pantaloncito corto y su camiseta holgada, le da un aire tan de ni?o que hace casi imposible creer que en su pecho late el coraz¨®n del monstruo que le habita, el depredador que se proclama. Tampoco ayudar¨ªa mucho a esa correspondencia un recuerdo de lo ocurrido en el Tour las dos primeras semanas, las de la incapacidad del colombiano para algo m¨¢s que ir a rueda de un Froome desencadenado cuesta abajo, en abanicos y contrarreloj y contra el viento. Sin embargo es as¨ª. Nairo es un depredador que ha ganado un Giro y ha terminado segundo en dos Tours en los que el ingl¨¦s termin¨® pidiendo la hora agotado y temblando, pero ganando. Este a?o le toca cambiar el ¨²ltimo verbo. Y en ello cree. "Hay que jugarse el todo por el todo", dice, y sonr¨ªe con su sonrisa de chico muy seguro de s¨ª mismo, y a?ade: "Estoy como el a?o pasado".
El d¨ªa de descanso Froome pasa por la lavander¨ªa del equipo a una hora m¨¢s tranquila que los d¨ªas de etapa y pasea junto al lago tan pintoresco que ofrece vistas a su habitaci¨®n de hotel. En los ojos lleva el azul del agua y del cielo que deslumbra y en el coraz¨®n la alegr¨ªa del turista de verano. En la cabeza discurre el Tour como una pel¨ªcula que ya ha visto dos veces ¡ªel amarillo que tan bien luce en su torso y tres minutos detr¨¢s, la amenaza¡ª y sabe c¨®mo acabar¨¢, y no le importa volver a protagonizar, pues es un poco infantil y le encantan los finales felices. "De Nairo nunca me fiar¨¦, pero este a?o no me har¨¢ sufrir su tercera semana, la de su fuerza", dice: "Estoy mejor que el a?o pasado. Me he preparado para llegar fuerte la ¨²ltima semana, y lo he conseguido".
Son, podr¨ªan ser si aceptamos los encasillamientos, la vitalidad contra la ciencia, y los Alpes de fondo.
Al Tour le quedan cinco etapas que son cuatro si se resta la del paseo por los Campos El¨ªseos. Las cuatro se disputan en los Alpes, alrededor del Mont Blanc que todo lo observa, y son dur¨ªsimas: dos llegadas en alto, una meta tras el descenso del terrible Joux Plane en Morzine y una contrarreloj corta y muy intensa, aun sin llegar a ser cronoescalada. Y a los ciclistas deber¨ªa quedarles decenas de ataques en las piernas y en su voluntad, pues llevan dos semanas ahorr¨¢ndolos y dej¨¢ndolos para cuando hagan falta, que es siempre el d¨ªa siguiente. Los Pirineos han pasado sosos y del Ventoux ventoso solo se recuerda la carrera de Froome sin bicicleta.
?Y por qu¨¦ no ataqu¨¦?
"Y no ataqu¨¦ el domingo en el Jura porque no lo necesitaba y no tiene sentido gastar en gestos in¨²tiles fuerzas que luego se puedan necesitar", dice Froome, que debe su ventaja a la contrarreloj del viento y ya estableci¨® su t¨¢ctica defensiva a rueda de su hombre, el gigante holand¨¦s Wouter Poels. "Tengo al segundo, Mollema, a casi dos minutos, y a Yates, que no me preocupa, y a Quintana, a tres. No est¨¢ mal".
"Y yo pude haber atacado el domingo, s¨ª", dice Nairo, el killer que no se achanta y no se deprime pese a que el a?o que m¨¢s fuerte se sent¨ªa se encuentra como todos los a?os, lejos del amarillo, pues razona y analiza y calcula que todo se debi¨® al viento y la contrarreloj, no a su falta de forma. "Pero no lo hice porque hasta meta hab¨ªa un descenso peligroso y no tiene sentido correr riesgos y atacar solo porque la gente quiera que lo hagas y para dar espect¨¢culo sin m¨¢s. Hay que atacar con sustancia. Hay que atacar para hacer da?o".
Froome se viste siempre de amarillo en los Pirineos, los puertos de su director, Nico Portal, y a A Nairo le gustan los Alpes, su aire y su luz, sus recuerdos y sus puertos, como los del mi¨¦rcoles, la Forclaz en la que Anquetil enga?¨® a Bahamontes, y casi seguido, la presa de Emosson que el colombiano descubri¨® en abril con nieve, y disfrut¨® como un ni?o. So?ando ya con el sol de julio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.