Radiograf¨ªa de una ceremonia
La inauguraci¨®n de R¨ªo 2016 ha derrochado creatividad, conciencia ambiental y empat¨ªa
El director de cine Fernando Meirelles, encargado de la ceremonia, hab¨ªa prometido que no ser¨ªa "nada opulenta" y que mostrar¨ªa "una reinterpretaci¨®n de Brasil". Los organizadores presum¨ªan de haber gastado la mitad de los 27 millones de libras (31 millones de euros) que cost¨® la de Londres 2012. El espect¨¢culo result¨® un derroche de capital art¨ªstico que dej¨® en segundo plano el soporte tecnol¨®gico. Los recursos est¨¦ticos bastaron para representar con creces los elementos constituyentes de la ecl¨¦ctica sociedad brasile?a.
La primera referencia a Brasil: una simulaci¨®n geom¨¦trica que recreaba los azulejos de Athos Bulc?o, el artista y muralista que colabor¨® con Oscar Niemeyer en el dise?o de Brasilia en los a?os cincuenta del siglo XX. Las piezas cer¨¢micas aportaron color al gris del cemento que recubr¨ªa la ciudad hasta su instalaci¨®n.
No faltaron en la ceremonia los ind¨ªgenas amaz¨®nicos, a los que se sumaron los inmigrantes llegados de Europa y Asia, y los esclavos africanos. El aeroplano de Alberto Santos Dumont, el primer hombre en despegar a bordo de un avi¨®n en 1903, sobrevol¨® y sali¨® del estadio.
El m¨¢stil para el izado de la bandera descansaba sobre una especie de casco ovoide que remedaba las construcciones de Niemeyer, fallecido en el 2012. Mientras la ense?a ascend¨ªa, el cantante y compositor Paulinho da Viola entonaba el himno nacional.
Otro himno brasile?o, m¨¢s conocido, son¨® entonces. Hel? Pinheiro, hoy con 71 a?os, la inspir¨® en su d¨ªa a Ant?nio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, pero en la ceremonia?La chica de Ipanema estuvo personificada por la supermodelo Gisele B¨¹ndchen. Deslumbr¨® a todo un estadio con un vestido en tonos met¨¢licos. La samba calent¨® la suave noche invernal. Elza Soares enton¨® el Canto de Ossanha.
Conciencia ecol¨®gica
La densidad del Amazonas, la reserva natural m¨¢s grande del mundo, se ha encarnado en el espect¨¢culo en un enorme haz de innumerables rayos l¨¢ser entre los que danzaban bailarines. El cuidado del medioambiente ha sido central en la ceremonia. En particular, se ha alertado sobre los riesgos de la subida de la temperatura global, la desaparici¨®n del casquete polar ¨¢rtico y el ascenso del nivel del mar.
La condensaci¨®n de edificios de las grandes urbes brasile?as tambi¨¦n ha tenido cabida en Maracan¨¢, que no ha olvidado a los trabajadores responsables por su construcci¨®n. Brasil aloja a la tercera ciudad m¨¢s densamente poblada del mundo, Sao Paulo, con una poblaci¨®n metropolitana de m¨¢s de 21 millones de personas.
Unos espectaculares fuegos artificiales han dibujado varias veces la palabra 'Rio' sobre el voladizo del estadio. En su centro, se ha proyectado un s¨ªmbolo que integraba el tradicional de la paz con un motivo vegetal, en nueva se?al de respeto al medioambiente.
207 delegaciones
Grecia primero y Brasil al final, como dicta la tradici¨®n. Entremedias, toda la ristra de naciones ordenadas seg¨²n la toponimia portuguesa, que han comenzado a llenar de banderas y colores el estadio. A cada una de ellas, le marcaba el paso una peculiar bicicleta y un ni?o que portaba una especie vegetal de Brasil. Las delegaciones, entre las que destacaba la compuesta por refugiados, tambi¨¦n llevaban una semilla de alguna de las m¨¢s de 50.000 especies catalogadas del pa¨ªs. Tras desfilar, las han plantado en un semillero. Las plantas resultantes crecer¨¢n en el futuro parque ol¨ªmpico de Deodoro, cercano a la sede que acoge las pruebas h¨ªpicas y de rugby.
Luego, los voluntarios ol¨ªmpicos trasladaron al centro del espacio esc¨¦nico los enormes semilleros met¨¢licos, que en la primera parte de la ceremonia hab¨ªan simulado los bloques de edificios de los que se formaban las densas ciudades brasile?as. Con ellos, formaron los cinco anillos, y de ellos surgieron, al cabo, unas palmeras frondosas: el s¨ªmbolo ol¨ªmpico renuncia a sus tradicionales cinco colores para quedarse solo con el verde, como en¨¦simo gui?o al mensaje conservacionista.
Carlos Arthur Nuzman, el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Brasile?o, se refiri¨® entonces a las dificultades que han entorpecido el desarrollo de los preparativos: "A los que dudaron les decimos que un hijo de Brasil nunca abandona", exclam¨®, para a?adir: "Hoy tenemos una ciudad transformada por los Juegos". Tom¨® el relevo el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, Thomas Bach, que se refiri¨® a los deportistas que tenido que huir de sus pa¨ªses de origen: "Damos la bienvenida al Equipo Ol¨ªmpico de Refugiados: esta es nuestra respuesta" y el estadio fue un clamor. "Queridos atletas, est¨¢is enviando un mensaje de esperanza a todos los millones de refugiados alrededor del mundo".
La ceremonia ha visto nacer un nuevo s¨ªmbolo vinculado a los Juegos: el reconocimiento al logro educativo. Bach se lo ha entregado al corredor keniano Kenio Kipchoge, h¨¦roe de M¨¦xico 68 y M¨²nich 72. Justo antes de que hablase, corriendo entre ni?os vestidos de blanco, sobre Maracan¨¢ volaron miles de papeles con mensajes de paz escritos por ni?os de Kenia.
El presidente interino del pa¨ªs, Michel Temer, que renunci¨® a ser anunciado por la megafon¨ªa al principio de la ceremonia, dio desde su palco por abiertos los Juegos, casi ahogado en una sonora pitada. A partir de ah¨ª, fue el momento de que la ceremonia entrara en una de sus liturgias mejor establecidas: la entrada de la bandera ol¨ªmpica en el estadio de la mano de ocho portadores de renombre en Brasil. Tras izarla en el m¨¢stil, de las bocas de 40 ni?os salieron las notas del himno ol¨ªmpico, pero pronto lo sustituy¨® el sonido carnal de Brasil: la samba. El centro del estadio se convirti¨® de golpe en un enorme samb¨®dromo por el que desfilaron 12 escuelas. Cantaban Anitta, Caetano Veloso y Gilberto Gil.
Y, por fin, tras casi cuatro horas de ceremonia, la antorcha ol¨ªmpica ha entrado en el estado de la mano del tenista Gustavo Guga Kuerten, a quien ha relevado la balocestista Hort¨ºncia Marcari y, finalmente, el corredor de larga distancia Vanderlei Cordeiro de Lima. Ya prendido, el pebetero, el primero de bajo consumo, ha ascendido a los cielos hasta colocarse en el coraz¨®n de una enorme escultura met¨¢lica m¨®vil. Ante ella el fuego ol¨ªmpico ha espejeado y en plena noche ha lanzado rayos de sol por todo Maracan¨¢.
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