Baloncesto a dos bandas
Si existe un equipo representativo de toda la delegaci¨®n espa?ola que ha viajado hasta R¨ªo, es la selecci¨®n masculina de baloncesto. No es nada nuevo, pues estamos hablando de un colectivo cuyo rendimiento, comportamiento y permanencia en la ¨¦lite resulta extraordinario y s¨®lo al alcance de muy pocos equipos en la historia, no ya del baloncesto, sino del deporte en general. La selecci¨®n ha marcado una ¨¦poca probablemente irrepetible, donde su influencia ha ido m¨¢s all¨¢ de los ¨¦xitos (casi anuales) o el juego en s¨ª (en muchas ocasiones excelso por la suma de talento que atesora) sino por crear un modelo de compromiso, conciencia colectiva, relaciones internas y externas y buenrollismo que ha sido imitado por otros grupos, y no s¨®lo de nuestro pa¨ªs (ver la selecci¨®n francesa de baloncesto).
La selecci¨®n masculina busca el broche a la carrera de una generaci¨®n que hace a?os que entr¨® en los libros de historia
Entre sus muchas virtudes, el equipo espa?ol ha logrado sobrevivir a la exigencia de su pasado, lugar donde muchos otros se ahogan. Superarse a s¨ª mismo cuando las cotas alcanzadas son de categor¨ªa especial puede ser una trampa mortal. Pero 15 a?os despu¨¦s de la aparici¨®n de la maravillosa generaci¨®n del 80 y quitando el naufragio del Mundial 2014 (subsanado a lo grande el curso siguiente) podemos concluir que hasta ahora, el luchar contra rivales y su propia grandeza anterior, se ha cubierto con sobresaliente.
Hoy comienza una nueva prueba, y van¡. Grandes equipos enfrente y el recuerdo de dos finales maravillosas en las que estuvimos a punto de doblegar a fant¨¢sticos equipos plagados de megaestrellas de la NBA. La preparaci¨®n no ha dado muchas pistas de c¨®mo est¨¢ el equipo, pues los rivales han sido de medio pelo y ha habido mucho viaje intercontinental, pero hace a?os que la selecci¨®n incluy¨® en su preparaci¨®n la fase de grupos de la competici¨®n. El gui¨®n que lleva al ¨¦xito est¨¢ escrito y testado: sobrevivir como se pueda en la primera semana, dosificar esfuerzos incluso a costa de alguna derrota, ir puliendo mecanismos y dar lo mejor en los cruces. Ese es el plan, por lo que recomendar¨ªa tranquilidad a la afici¨®n si a las primeras de cambio nos llevamos un palo o nos asomamos al abismo antes de lo previsto. Ya ocurri¨® en el europeo de Francia 2015 (oro finalmente), Londres 2012 (plata), Lituania 2011 (oro) y Polonia 2009 (oro).
La femenina, pelear¨¢ hasta la extenuaci¨®n por completar un fant¨¢stico palmar¨¦s todav¨ªa hu¨¦rfano de la gloria ol¨ªmpica
Unas horas antes de la puesta en acci¨®n de los chicos con su partido ante Croacia, lo har¨¢ la selecci¨®n femenina (otro colectivo ejemplar) frente a Serbia. Si Pau y compa?¨ªa pelear¨¢n por mantener su hegemon¨ªa, las chicas quieren sacarse definitivamente una espina que le clavaron hace cinco a?os, cuando en un desafortunado europeo, se quedaron fuera de los juegos de Londres, lo que cort¨® moment¨¢neamente una progresi¨®n que ya les hab¨ªa colocado muy alto. A partir de aquel mazazo, y como corresponde a un equipo donde se a¨²na talento y raza competitiva en grandes cantidades, Espa?a ya no se ha bajado del p¨®dio. Oro y bronce en los europeos de 2013 y 2015 y en medio, una gloriosa plata mundial en 2014. S¨®lo falta un metal ol¨ªmpico para redondear una trayectoria labrada paso a paso y en donde encontramos sin tener que buscar mucho similares se?as de identidad que sus colegas masculinos. Hasta parece que se han hermanado a la hora de sufrir la baja de un baluarte fundamental. Marc Gasol en el caso de ellos, Sancho Lyttle en el de ellas.
Total, que en estos Juegos, el baloncesto se juega a dos bandas. La masculina parte a la b¨²squeda de poner broche adecuado a la carrera de una generaci¨®n que hace ya a?os que entr¨® en los libros de historia. La femenina, pelear¨¢ hasta la extenuaci¨®n por completar un fant¨¢stico palmar¨¦s todav¨ªa hu¨¦rfano de la gloria ol¨ªmpica. Que la fuerza y el acierto les acompa?e a todas y todos.
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