Fl¨¢via, de los guayabos a la barra
Fl¨¢via Saraiva aspira a la primera medalla de la historia de la gimnasia art¨ªstica femenina de Brasil. Adorada por la afici¨®n, llega a la final de este lunes en tercer lugar
A Fl¨¢via Saraiva no la descubrieron en un gimnasio. La estrella brasile?a de la gimnasia art¨ªstica surgi¨® en uno de los guayabos de su barrio, en el suburbio pobre de R¨ªo de Janeiro. Con ocho a?os, pasaba el d¨ªa haciendo piruetas, andando con las manos y colg¨¢ndose de las ramas por los pies hasta que su prima, profesora de educaci¨®n f¨ªsica, le anim¨® a cambiar los ¨¢rboles por las barras. Desde entonces es la primera en llegar al gimnasio y la ¨²ltima en marcharse.
La atleta m¨¢s bajita de los Juegos de R¨ªo ¨Cmide 1,35m¨C es la esperanza de Brasil para conseguir una medalla en gimnasia art¨ªstica femenina, la primera en la historia del pa¨ªs. Flavinha, como ya es conocida por la afici¨®n, no es la m¨¢s talentosa del equipo, dice su entrenador, pero es la que m¨¢s se esfuerza. El lunes competir¨¢ en la final de barra fija para la que se clasific¨® con la tercera mejor nota (15,133), solo superada por las de las norteamericanas Simone Biles (15,633) y Lauren Hernandez (15,366).
"Flavia nunca sum¨® 58 puntos en competiciones oficiales y para optar a una medalla se necesita llegar por lo menos a 59. Pero est¨¢ muy centrada y sabe muy bien lo que quiere y trabaja mucho para eso, es muy especial en ese sentido porque una ni?a no acepta tanto sacrificio. Llevamos dos a?os preparando la misma serie, tenemos todo lo que necesitamos para ganar¡±, cuenta Alexandre Cuia, su t¨¦cnico durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Durante la entrevista, la peque?a Flavia de 16 a?os, blindada por la federaci¨®n para que no se desconcentre, aparece con los auriculares puestos y tarareando. Abre una sonrisa y cuenta que no est¨¢ nerviosa, que lo har¨¢ lo mejor que pueda, que se divertir¨¢. Y que tiene hambre. La mochila de la selecci¨®n, que lleva colgada a la espalda, le cubre literalmente la mitad de su cuerpo, su entrenador se r¨ªe cari?osamente: ¡°?es m¨¢s grande que ella!¡±.
La peque?a es una joya para cualquier t¨¦cnico. Los dos ¨²ltimos ciclos ol¨ªmpicos se abrieron a gimnastas m¨¢s altas, mayores y m¨¢s fuertes y ya no es tan com¨²n ese modelo de ni?a tan peque?a y tan joven, que monopolizaba las competiciones en los 90. ¡°A mi me gusta. Su tama?o ayuda en la gravedad, en el peso, en las vueltas¡ Es como si hubiese nacido para eso¡±, dice Cuia a quien Fl¨¢via llama ¡°t¨ªo¡±, la f¨®rmula en portugu¨¦s que los ni?os peque?os usan con los mayores en se?al de respeto. Por si fuera poco, la brasile?a resiste a todo. Es la ¨²nica de las seis gimnastas del equipo ¨C ?incluida la de reserva ¨Cque no ha pasado por el quir¨®fano para operar una lesi¨®n.
Flavinha adem¨¢s tiene carisma, algo que agrada a la torcida y a los ¨¢rbitros. Con su tama?o y su sonrisa ha conquistado a los brasile?os y a los atletas de la Villa Ol¨ªmpica. Estrellas y equipos nacionales, como el de voleibol femenino, bicampeonas ol¨ªmpicas, est¨¢n pr¨¢cticamente pidiendo hora para hacerse una foto con ella. Las redes sociales babean con ella, a los voluntarios les entran ganas de apretarle las mejillas y a su entrenador ¨Cy a cualquiera que se la cruce ¨C de abrazarla. ¡°Tiene gracia, porque deber¨ªa ser al contrario y ser ella quien pida las fotos. El carisma siempre ayuda. Hasta los adversarios la tratan bien, gusta a los jueces y llama la atenci¨®n de todo el mundo en la Villa¡±, r¨ªe Cuia.
Hace a?os que Flavia se despierta con la sensaci¨®n de participar en unos Juegos Ol¨ªmpicos. Literalmente. ¡°Hace mucho tiempo que sue?o, pero so?ar de verdad, con estar aqu¨ª. Estoy muy muy feliz¡±, cuenta en una de sus breves intervenciones. Es lo que debe so?ar toda joven promesa y es adem¨¢s parte de su entrenamiento. Brasil es uno de los pa¨ªses que apuesta por preparar psicol¨®gicamente a sus gimnastas llev¨¢ndolas a imaginarse en el p¨®dium, apretando su medalla. ¡°No estamos preocupados con el resultado. Lo que yo siempre le digo es que tiene que divertirse¡±, dice el t¨¦cnico.
Cuando su prima la baj¨® de los ¨¢rboles y Flavinha comenz¨® a entrenar en una ONG, para despu¨¦s hacerse profesional, su madre, de 1,60 cm, tuvo que dejar de trabajar para poder acompa?arla en los largos trayectos hasta los entrenamientos. Eran pobres y lo fueron hasta que en 2014, en Naquin (China), en los Juegos Ol¨ªmpicos de la juventud, Flavia, de 14 a?os, dej¨® con la boca abierta al mundo con un oro en suelo, una plata en la barra y otra plata en la general. A partir de entonces entr¨® en el radar de los patrocinadores, comenz¨® a recibir un salario y beneficios del gobierno brasile?o cambiando su vida y la de su familia. Sus padres, sin embargo, mantienen sus trabajos, venden alimentos de primera necesidad para los m¨¢s pobres. ¡°Su familia no ten¨ªa muchos recursos, pero siempre estuvo unida y no han perdido la cabeza con el ¨¦xito. Normalmente cuando el atleta comienza a ganar dinero sus familiares olvidan sus or¨ªgenes y pierden el foco¡±, explica el entrenador.
Flavinha tiene frases de adulta, cuentan que es muy madura para su edad, pero continua siendo una ni?a f¨ªsicamente que se resiste a entrar en la adolescencia. Mientras las chicas de su edad acaban los entrenamientos y solo piensan en salir, ella solo quiere estar con su familia y ver Bob Esponja. Tras los Juegos, los t¨¦cnicos quieren que descanse, por lo menos tres meses, pero ella ya tiene sus propios planes: preparar su pr¨®xima prueba de suelo con la banda sonora de un dibujo animado.
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