Colombia y Venezuela, una batalla en tres botes

Dos banderas muy parecidas, amarillo, azul y rojo, cuelgan pegadas de la misma valla. Detr¨¢s dos bandadas de aficionados que se miran desconfiados. Delante, dos saltadoras. La que est¨¢ y la que llega se cruzar¨¢n en un pasillo de tart¨¢n y en un foso de arena en R¨ªo. Ser¨¢ un duelo cargado. Dos vecinos con una historia muy parecida y con interminables rencillas de hermanos. Dos atletas del mismo Caribe, de la misma especialidad, las mejores del mundo en su arte, el triple salto, soportando el orgullo de sus respectivos pa¨ªses. Dos nombres propios tan ¨²nicos en el mundo, Caterine, Yulimar, que cuando se teclean en Google remiten inevitablemente solo a ellas, sin necesidad de apellido.

Una, Caterine Ibarg¨¹en, la que est¨¢, es colombiana de Apartad¨® (Antioquia), tiene 32 a?os, y llega a R¨ªo como doble campeona del mundo y subcampeona ol¨ªmpica en Londres. ¡°El oro ser¨¢ la guinda del pastel¡±, suele decir siempre que se le pregunta. El s¨¢bado caluroso se calific¨® para la final en un visto y no visto, con un salto de 14,52m al primer intento, el m¨¢s largo de la ma?ana. Su mejor marca son 15,31m, el r¨¦cord de Am¨¦rica. Desde su derrota en Londres ante la kazaja Olga Rypakova, se mantuvo imbatida durante m¨¢s de 30 competiciones, hasta junio pasado en Birmingham, donde la super¨® Rypakova, de nuevo.

La otra, Yulimar Rojas, la que llega, es venezolana de Barcelona (Anzo¨¢tegui), tiene 20 a?os, y en solo medio a?o, desde que empez¨® en invierno en Madrid a darle duro al triple, ha llegado a los 15m, la raya fronteriza de los campeones. Tiene una capacidad que asusta. ¡°Tengo posibilidades de podio¡±, dice. Su calificaci¨®n no ha sido tan pl¨¢cida como la de su rival. Necesit¨® los tres intentos y se qued¨® en 14,21m, la s¨¦ptima marca del d¨ªa. Su mejor marca son 15,02m.

Aprovechando la rapidez de su calificaci¨®n, Ibarg¨¹en desaparece volando de la zona vista, sin que nadie la pueda parar para que hable. Su discurso es bien conocido. Rojas no le preocupa. La ha superado las seis veces que se han enfrentado. Solo se preocupa de ella y de su ambici¨®n, y como mucho de Rypakova, la ¨²nica que la ha podido en los ¨²ltimas cinco temporadas. ¡°Voy con todo a por el oro¡±, suele decir. ¡°Me levant¨® todos los d¨ªas pensando en el oro. Gracias a mis dos Mundiales, Colombia ya no me pone como candidata para cualquier medalla, solo para el oro¡±.

Ibarg¨¹en, experta y desinhibida cree poder con el peso de la presi¨®n de todo un pa¨ªs que solo espera que gane.

Rojas tambi¨¦n es desinhibida, tanto que parece estar por encima de las expectativas ajenas, y es joven y debutante en los Juegos, por lo que deber¨ªa contar con la ventaja del atrevimiento. Si durante todo el a?o, en Guadalajara y Madrid, donde se entrena y donde puede pasear perfectamente desconocida por la calle, sin que nadie la moleste, en su primer pase ante los periodistas en R¨ªo dos agentes de prensa venezolanos la acompa?aron en todo momento de la m¨¢s de media hora que estuvo respondiendo las mismas preguntas una y otra vez. ¡°Es normal que todo Venezuela est¨¦ pendiente de m¨ª, y siento su peso y su apoyo¡±, dice. ¡°Pero estoy tranquila. No siento ninguna presi¨®n. Soy joven. Son mis primeros Juegos¡±.

Entre bastidores, Ubaldo Duany e Iv¨¢n Pedroso no paran. Bien puede ser el 90? cumplea?os de Fidel, que ellos, saltadores de longitud cubanos de dos d¨¦cadas consecutivas, la de los 80 y la de los 90 del siglo pasado, no tienen tiempo ni para felicitar al comandante. Su empe?o est¨¢ en sus atletas, a las que han convertido en las mejores del mundo, y cuando ellas no saltan, como las decenas de t¨¦cnicos que les rodean, contemplan y analizan los saltos, las carreras, las marcas de sus rivales en busca de indicios que solo ellos saben interpretar. La escuela cubana de triple es de las m¨¢s reputadas del mundo.

Hace a?os Duany convenci¨® a Ibarg¨¹en, saltadora de altura y de longitud entonces, de que la siguiera a Puerto Rico, donde entrenaba. La triplista siempre que puede le da las gracias al ¡°profesor¡±, y repite: ¡°Soy un instrumento en sus manos¡±. Algo similar le ocurre a Rojas con Pedroso, a quien convenci¨® a trav¨¦s de Facebook de que asumiera su destino entre sus manos.

¡°Una est¨¢ hecha y la otra est¨¢ empezando¡±, dice Juan Carlos ?lvarez, t¨¦cnico espa?ol muy amigo y entrenador en sus tiempos de Pedroso que arroja una mirada de ¨¢rbitro. ¡°Aunque las dos toman la tabla con la misma velocidad, Caterine es m¨¢s estable t¨¦cnicamente, m¨¢s capacitada, pero Yulimar puede ser la sorpresa por su pie. Caterine lo tiene todo para ganar, pero si los astros se alinean, a Yulimar le puede salir un resultado espectacular¡±.