El Bar?a le mete diez a Iribar y quiere ficharlo
El Bar?a le marc¨® diez goles a Iribar y aun as¨ª quiso ficharlo. Lleg¨® a ofrecer tres millones al Basconia, que finalmente lo vendi¨® por uno al Athletic. Aquel caso ocup¨® la atenci¨®n p¨²blica en Bilbao durante dos meses largos.
De Iribar hab¨ªa empezado a hablarse en el invierno 61-62, al poco de aparecer en el Basconia, en Segunda Divisi¨®n. Chico de caser¨ªo, ten¨ªa pasi¨®n por el f¨²tbol, pero sobre todo por la posici¨®n de portero. Sent¨ªa por Edmundo, el portero del Zarautz (que jugaba siempre de negro, de ah¨ª le vino a ¨¦l) algo rayano en la devoci¨®n. Tambi¨¦n por otros, que nunca hab¨ªa visto jugar: Ramallets, Carmelo, Juanito Alonso... Se colaba en la peluquer¨ªa de Zarautz a husmear en las revistas, por si aparec¨ªan fotos de ellos parando. Estudiaba sus posturas, imaginaba los movimientos previos a cada parada, los repet¨ªa en la playa y se sent¨ªa feliz cuando alcanzaba el bal¨®n. Lo miraba con cari?o, como a un ni?o al que hubiera salvado de caer a un pozo.
Lleg¨® al juvenil del Zarautz. A su padre, aunque alguna vez le hab¨ªa llevado a Atocha a ver al Athletic, no le hac¨ªa gracia aquello. Quer¨ªa que fuese tornero y que ayudara en el caser¨ªo. Pero un vecino, de nombre Echabe, exjugador del Basconia (club de Basauri, muy cerca de Bilbao) le consigui¨® una prueba all¨ª. En la familia se discuti¨® mucho si autorizarle o no. Al final, tozudo, alcanz¨® un compromiso: ten¨ªa un a?o para intentar ser futbolista. Si no, al torno y al caser¨ªo. No estaban las cosas para fantas¨ªas.
El Basconia le cogi¨®, aunque con algunas dudas. Era alto, pero flacucho, poco consistente a¨²n. Eso s¨ª: rapid¨ªsimo. Las dudas las despej¨® Ga¨ªnza. El Athletic ten¨ªa convenio con varios clubes de Vizcaya y Ga¨ªnza se ocupaba de las relaciones. Por eso vio la prueba:
¡ªSi no os decid¨ªs, pongo yo el dinero.
Palabra de Ga¨ªnza, palabra de Dios. Iribar fich¨®, en principio, como tercer portero tras Arego y Munillo. Le dieron 8.000 pesetas de ficha, pensi¨®n, comida gratis y 25 pesetas por partido ganado. Juan Ignacio Azurmendi, hoy presidente del Basconia, era entonces un adolescente, forofo del equipo, de esos que iban a mosconear a los entrenamientos: ¡°Me pon¨ªa detr¨¢s de la porter¨ªa a ver los entrenamientos de Iribar. ?Qu¨¦ espect¨¢culo! Recuerdo esos ratos entre los mejores de mi vida¡±. La oportunidad le lleg¨® en la s¨¦ptima jornada, por lesi¨®n de Arego. Y nada menos que ante el Indauchu, otro club convenido con el Athletic, pero este, de la capital, de barrio rico, asociado con los jesuitas y con la Escuela de Ingenieros. El Basconia, de Basauri, de pueblo. Se jug¨® en San Mam¨¦s y gan¨® el Basconia (0-2) con Ir¨ªbar formidable.
De joven era alto, pero flacucho, poco consistente a¨²n. Eso s¨ª: rapid¨ªsimo
Se empez¨® a hablar de ¨¦l en Vizcaya. Y pronto en toda Espa?a, cuando el Basconia elimin¨® de la Copa al Atl¨¦tico (campe¨®n de las dos ediciones anteriores), con desempate en Valladolid. El responsable fue Ir¨ªbar, con un mont¨®n de goles evitados.
Luego toc¨® el Bar?a, que gan¨® al Basconia en su campo de Basoselay 0-2. Tres d¨ªas despu¨¦s (8 de marzo de 1962), la devoluci¨®n de visita fue una masacre: 10-1. Salvo error u omisi¨®n, la mayor goleada conseguida por el Bar?a en partido oficial en el Camp Nou, donde se instal¨® en 1957.
El ataque del r¨¦cord fue: Zaballa, Pereda, Zald¨²a, Pais y Szalay. Zald¨²a, buen ariete navarro, marc¨® dos: ¡°Los que jugamos ¨¦ramos suplentes, quer¨ªamos reivindicarnos y fuimos a por todas. De Iribar ya se hablaba por entonces y eso quiz¨¢ nos incit¨® m¨¢s. Aunque parezca raro decirlo despu¨¦s de diez goles, estuvo enorme¡±.
La masacre vino favorecida porque el central, Orive, se fue lesionado al cuarto de hora. A¨²n en el primer tiempo, el ariete, Bolinaga, qued¨® in¨²til y se coloc¨® de extremo, como figura decorativa. Iribar recuerda bien, claro, aquel d¨ªa: ¡°Eran mucho mejores y adem¨¢s jugamos con nueve. Hice lo que pude, pero aquello fue una avalancha¡±.
Ese humilde ¡°hice lo que pude¡±, dio para que Kubala, entrenador cul¨¦, pidiera su fichaje. Como le quer¨ªan m¨¢s clubes, el Bar?a ofreci¨® tres millones de pesetas. Un dineral, si se piensa que el Madrid acababa de fichar de la Real a Araquistain, internacional, por seis. Iribar apenas ten¨ªa 19 a?os y veintitantos partidos en Segunda.
A su padre no le hac¨ªa gracia que se dedicase al f¨²tbol, prefer¨ªa que fuese tornero
El Athletic, claro, se aviv¨®. Ten¨ªa derechos sobre el Basconia, como club convenido, figura imprecisa, pero que se traduc¨ªa en que el Athletic daba apoyo econ¨®mico y ced¨ªa jugadores con derecho a recuperarlos cuando quisiera o a tomar gratis a los valores que los clubes convenidos fabricaran. Pero Juan Alonso, presidente del Basconia, no lo quer¨ªa dar as¨ª como as¨ª. Estaba enfadado con el Athletic. Un a?o antes hab¨ªa dado dos jugadores, Echeberr¨ªa y Argoitia y no se vio correspondido. Pensaba que le daban los mejores al Indauchu. Particularmente le irrit¨® que ese a?o hab¨ªa pedido un extremo izquierdo y el mejor disponible, Pl¨¢cido, se lo cedieron al Indauchu.
Bilbao bull¨® con la pol¨¦mica. Hubo cartas cruzadas entre el Athletic y el Basconia, cartas de aficionados, debates en la radio¡ Juan Alonso le exigi¨® al Athletic un mill¨®n. La asamblea basconista discuti¨® horas el asunto, recuerda Azurmendi, que estuvo: ¡°Unos quer¨ªan honrar el convenio, claro. Adem¨¢s, todos ¨¦ramos en el fondo y en gran medida del Athletic. Pero se impuso la resoluci¨®n de exigir un mill¨®n¡±. El Athletic, lo pag¨®, lo que consider¨® una humillaci¨®n. Ir¨ªbar hab¨ªa ganado el reto a su familia: en un a?o era futbolista¡ ?y del mism¨ªsimo Athletic!
Por esas travesuras del f¨²tbol, la Liga 62-63 comenz¨® con un Athletic-Bar?a en San Mam¨¦s. El Bar?a, que ya se hab¨ªa llevado a Garay (formidable central, querid¨ªsimo en San Mam¨¦s) dos a?os antes, fue recibido de u?as. Le culpaban de intromisi¨®n en el granero del Athletic, a sus espaldas, con el costo de un mill¨®n y las relaciones con el Basconia rotas para alg¨²n tiempo.
Pese a la goleada ante los cul¨¦s, Iribar tuvo una buena actuaci¨®n
El partido tuvo un inicio apasionado. Al minuto hab¨ªa marcado Menchaca, al momento, un c¨®rner de Uribe casi entra, en el 8', Foncho saca un bal¨®n de la raya¡ Pero el Bar?a se repuso y acab¨® ganando 2-3, con un ¨²ltimo gol, de Fust¨¦, en el que el linier marc¨® fuera de juego, pero que Zariquiegui concedi¨®. La bronca fue de a¨²pa.
Iribar fue suplente de Carmelo ese d¨ªa. Debutar¨ªa, no mucho despu¨¦s, en M¨¢laga, por lesi¨®n de este. Una aparici¨®n espor¨¢dica. Su presentaci¨®n en San Mam¨¦s fue en la ¨²ltima jornada, ante el Real Madrid, que llegaba campe¨®n. Con 0-0, Prendes le pit¨® un penalti al Athletic por derribo a Manol¨ªn Bueno: ¡°Era fuera del ¨¢rea y se arm¨® la gorda. Yo, con mi inocencia, fui a Puskas, cuando se prepar¨® para tirarlo y le dije: 'Oye, ¨¦chalo fuera, que si lo metes se va a armar la gorda'. Total, ya eran campeones. ?l me mir¨® como a un idiota, me dio dos cachetitos y me dijo: 'Anda, hijoputa'. Eso para m¨ª era grav¨ªsimo. Amancio me calm¨®: 'Tranquilo, este nos llama hijoputa a todos¡±. Puskas no perdon¨®.
El Bar?a hizo nuevos intentos por ficharle en a?os sucesivos. Y tambi¨¦n el Madrid. Pero la respuesta del Athletic siempre era no.
¡ªS¨®lo cuando ya hab¨ªa entrado en la treintena me hablaron de una buena oferta del Madrid para m¨ª. El presidente, Eguidazu, me conminaba a aceptar, pero le dije que me daba igual el dinero. Yo donde siempre quise jugar fue en el Athletic.
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