El esplendor de Capablanca
El cubano se enfrent¨® a Spielmann, en Nueva York, en 1927
Los aficionados de elevado nivel t¨¦cnico o mucha experiencia quiz¨¢ hayan visto combinaciones brillantes de tema similar a la que glosa este v¨ªdeo, pero deben tener en cuenta que la partida es de 1927, cuando la inform¨¢tica y las bases de datos eran una quimera. Una vez m¨¢s, y ya van cuatro en esta colecci¨®n de joyas inmortales, la genial sencillez de Jos¨¦ Ra¨²l Capablanca (1888-1942) produce una honda impresi¨®n.
Una paradoja cruel: el torneo de Nueva York 1927 marc¨® su ¨¦poca de m¨¢s esplendor, pero es muy probable que tambi¨¦n influyese mucho en el exceso de confianza del cubano pocos meses despu¨¦s, cuando perdi¨® el t¨ªtulo frente a Alex¨¢nder Aliojin. Todo indica que Capablanca era superior a todos en aquel momento, pero en el deporte de ¨¦lite eso no basta.
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