¡°Si no aprendes nada despu¨¦s de haber muerto es que algo mal est¨¢s haciendo¡±
Beck Weathers, dado por fallecido en el Everest durante la tragedia de 1996, narra su peripecia vital
Beck Weathers muri¨® el 10 de mayo de 1996 en el Everest, tendido de bruces sobre la nieve, a m¨¢s de 8.000 metros de altitud. Cuatro a?os m¨¢s tarde, escribi¨® el libro Dado por muerto, que acaba de traducirse al castellano (Ed. Kailas). Su caso, a caballo entre el milagro y el misterio, forma parte de la intrahistoria de lo que tuvo en llamarse la ¡°mayor tragedia del Everest¡±. Aquel fat¨ªdico d¨ªa de mayo murieron realmente 9 personas y uno de los supervivientes, John Krakauer, firm¨® el superventas Mal de altura en el que se inspir¨® la pel¨ªcula Everest, estrenada este mismo a?o. Beck Weathers (EEUU, 1946) perdi¨® el brazo derecho, y los dedos de su mano izquierda, as¨ª como la nariz. A cambio, recuper¨® a su familia y enderez¨® una vida err¨¢tica.
Pregunta. Han pasado 20 a?os desde la tragedia en el Everest que cambi¨® su vida. Cuando echa la vista atr¨¢s hacia esa ¨¦poca, ?qu¨¦ siente?
Respuesta: Al mirar atr¨¢s, no tengo la impresi¨®n de que hayan transcurrido veinte a?os, parece que fue ayer. Probablemente he repasado lo ocurrido casi diariamente por el impacto que ha tenido en mi vida. No miro atr¨¢s con una sensaci¨®n de tristeza. De hecho, los cambios que obr¨® en m¨ª son tales que los ¨²ltimos veinte a?os han sido de los m¨¢s interesantes y gratificantes. Los mejores a?os de mi vida. Me siento en paz sobre c¨®mo se ha desarrollado todo y sobre el significado de este suceso en mi vida.
P. Su libro es sumamente honesto y valiente. ?Necesitaba escribirlo para ordenar su mundo interior?
Lo m¨¢s duro cuando regres¨¦ a casa fue conservar mi matrimonio. Se hab¨ªa deshecho. Tuve que convencer a mi esposa de que ella y mis hijos eran mi prioridad.
R. Cuando escribimos el libro me di cuenta de que probablemente lo que mis editores quer¨ªan era otro Mal de altura, pero asum¨ª que John hab¨ªa hecho un trabajo estupendo al describir los detalles de la escalada, y que por mi parte no ten¨ªa nada m¨¢s que ofrecer con respeto al qui¨¦n, qu¨¦, cu¨¢ndo, por qu¨¦ y c¨®mo. Lo que me interes¨® transmitir es qu¨¦ impulsa a la gente a ir al Everest y qu¨¦ precio paga por ese esfuerzo. Sin duda, cada vez que examinas tu vida aprendes lecciones, y supongo que, en ese sentido, cuando llegas a tal grado de introspecci¨®n es verdad que acababas entendi¨¦ndote mejor a ti mismo.
P. ?Qu¨¦ fue lo m¨¢s duro a su regreso del Everest?
R. Lo m¨¢s duro cuando regres¨¦ a casa fue conservar mi matrimonio que, b¨¢sicamente, se hab¨ªa deshecho. Siempre he querido a Peach, mi esposa, y la sigo queriendo (inmensamente) pero una de las grandes verdades es que simplemente querer a alguien no es suficiente. Tienes que estar ah¨ª cuando lo necesite, y eso es probablemente lo que peor se me daba, as¨ª que tuve que convencer a Peach de que, pasara lo que pasara en el resto de nuestras vidas, en el futuro estar¨ªa siempre ah¨ª para ella y los ni?os y que ser¨ªan mi prioridad n¨²mero uno para el resto de mi vida. Tuve que asegurarme de que entend¨ªa que lo dec¨ªa en serio para volver a conseguir su confianza. Eso fue lo m¨¢s duro.
P. ?Cu¨¢les eran las motivaciones ¨ªntimas que le empujaron a querer escalar el Everest?
R. Bueno, las motivaciones por las que quise escalar el Everest eran muy diferentes cuando empec¨¦ a escalar respecto a cuando de verdad lo escal¨¦. Mis esfuerzos iniciales en el monta?ismo fueron, en primer lugar, una combinaci¨®n de superar mi miedo a las alturas y el desaf¨ªo que eso supon¨ªa, y por supuesto, como describo en el libro, una gran parte del esfuerzo f¨ªsico que es necesario para la preparaci¨®n de la escalada fue un intento de afrontar la depresi¨®n que llevaba sufriendo m¨¢s de veinte a?os. Es cierto que al empezar lo que m¨¢s quieres son esas cimas porque te hace sentir bien. Pero cuando llegu¨¦ al Everest, hab¨ªa superado casi todo eso y llegado a un punto donde simplemente me encantaba escalar. Me encantaba estar ah¨ª, me encantaba la gente y la cultura, me encantaba el desaf¨ªo. Por supuesto estaba intentando completar el reto de las siete cumbres, y parte de la raz¨®n por la que se escala el Everest es para completar ese desaf¨ªo. Pero cuando fui en el 96, con cincuenta a?os, las probabilidades de llegar a la cima entonces eran muy bajas. As¨ª que no viaj¨¦ con la idea de que hacer cima ser¨ªa lo ¨²nico que har¨ªa que el viaje mereciera la pena.
P. ?Cu¨¢ntos de los clientes que pagan por subir al Everest considera que viajan movidos por el ego?
R. El papel que tiene el ego en el Everest es grande. Todos los que van all¨ª son personas muy motivadas por muy tranquilas que parezcan. La cantidad de trabajo que requiere estar f¨ªsicamente preparado y obtener las habilidades necesarias implica mucha determinaci¨®n; y el ego es una parte de todo ello, aunque var¨ªa mucho de una persona a otra. Pienso que cuanto m¨¢s escalas, menos te motivan la ¡°fiebre de cima¡± y el ego. Est¨¢s ah¨ª simplemente porque disfrutas de las monta?as y de la experiencia de estar con otros individuos que comparten esa misma pasi¨®n.
P. ?No le parece injusto que Anatoly Boukreev fuese se?alado como el ¨²nico culpable de la tragedia, junto a la terrible tormenta que se desencaden¨® en el Everest? Despu¨¦s de leer todos los testimonios posibles, parece evidente que ni Scott Fischer ni Rob Hall planificaron bien el ascenso final, donde falt¨® ox¨ªgeno embotellado, cuerda, no se respetaron los horarios, etc¡
R. Desde el punto de vista de la tormenta, si no hay tormenta no hay problema. Las decisiones se hubiesen tomado por individuos con mucha experiencia que habr¨ªan le¨ªdo la situaci¨®n y la hubiesen tratado de manera apropiada. Las decisiones que Scott y Rob tomaron de manera conjunta fueron probablemente una de las causas, aparte de la tormenta, de lo que pas¨®. Ahora, si Anatoly se hubiese quedado con el grupo y hubiese hecho su trabajo, ?las cosas habr¨ªan resultado diferentes? No tengo ni idea. Pero a¨²n con la decisi¨®n que tom¨® de escalar solo ese d¨ªa, no fue responsable de la tormenta. En cuanto se dio cuenta de lo que hab¨ªa pasado hizo lo que pens¨® que era su deber: rescatar a los individuos que estaban en su equipo, y estoy casi seguro que no habr¨ªan sobrevivido si ¨¦l no hubiese vuelto a por ellos.
Cada uno tenemos nuestro papel en lo que lo ocurri¨®. Mis decisiones me pusieron ah¨ª, mis pies me llevaron a la monta?a, y si no puedes reconocer eso y reconocer tus propias decisiones y tu papel en lo que te pas¨®, la verdad es que no deber¨ªas estar ah¨ª. Depender de otros para que te salven la vida probablemente no sea la mejor estrategia en ese tipo de ambiente.
P. Desde su experiencia en el Everest, dos nuevas tragedias han segado la vida de 30 sherpas en esa misma monta?a entre 2014 y 2015, tragedias que enseguida han quedado en el olvido y que no merecer¨¢n pel¨ªculas ni libros. ?Qu¨¦ le dice esto?
R. En 1996, cuando estaba en la monta?a e incluso despu¨¦s, nunca me imagin¨¦ que mi historia ser¨ªa el centro de atenci¨®n. En la monta?a la gente siempre se hace da?o o muere, es un ambiente peligroso y haces lo que puedes para reducir esos peligros. No puedes hacer desaparecer todos los riesgos. Sin duda hay ciertas cosas que llamaron la atenci¨®n en nuestra circunstancia. El hecho de que ten¨ªamos a reporteros cubriendo nuestra historia diariamente, que se contara por internet y por supuesto el hecho de que John es tan buen escritor y cre¨® un libro tan fascinante que cuenta esta historia: Mal de altura. La combinaci¨®n de estos hechos capt¨® la atenci¨®n de la gente. Esas vidas y esas tragedias no fueron m¨¢s importantes que otras, y desde luego no m¨¢s que el fallecimiento de un sherpa, especialmente en el 2014, durante las avalanchas en la Cascada del Khumbu. Los sherpas, al estar en las monta?as diariamente, corren mayor riesgo, y esto ha provocado que muchos de ellos hayan muerto. Pienso que la gente no entiende esto muy bien y no entiende el gran impacto que estos fallecimientos tienen sobre sus familias y la comunidad que los rodea. Verdaderamente esta situaci¨®n es terrible y cada vez que sucede es desgarrador.
Convivir con la depresi¨®n durante veinte a?os puso a prueba mi fuerza de voluntad.?Fue simplemente pura agon¨ªa. Era una cuesti¨®n de aguantar el d¨ªa a d¨ªa.
P. Usted afirma en su obra que la ¡°depresi¨®n hab¨ªa regido¡± su vida. Pese a ello, era un m¨¦dico sobresaliente y ten¨ªa una familia, mucho m¨¢s de lo que alcanza la mayor¨ªa. ?C¨®mo lo hizo?
R. Convivir con la depresi¨®n durante veinte a?os puso a prueba mi fuerza de voluntad. Estaba muy centrado en lo maravilloso que ser¨ªa que mi sufrimiento desapareciera, aunque sin pararme a pensar cu¨¢nto me echar¨ªan de menos. Fue simplemente pura agon¨ªa. Era solo una cuesti¨®n de aguantar el d¨ªa a d¨ªa. Finalmente me libr¨¦ de la depresi¨®n cuando ten¨ªa unos cuarenta y cinco a?os. No s¨¦ por qu¨¦ la tuve y no s¨¦ por qu¨¦ se fue, pero desde luego el haber tenido que luchar tanto para poder seguir adelante probablemente me ayud¨® a superar lo que pas¨® en el Everest. Me siento muy afortunado, y por supuesto siempre he sido una persona muy motivada y centrada, y quiz¨¢ mi depresi¨®n fue parte de eso.
P. Usted es muy duro consigo mismo en su libro, se describe como alguien infeliz y ego¨ªsta, al margen de su mujer e hijos. ?Qu¨¦ le hizo cambiar? ?C¨®mo fue el proceso?
R. En nuestro libro es verdad que fui muy duro conmigo mismo. Intent¨¦ ser muy sincero. Si no est¨¢s dispuesto a revelarte, no lo hagas. Pienso que al endulzar tu existencia no est¨¢s creando nada bueno. Supongo que tambi¨¦n ser duro contigo mismo ayuda a suavizar el remordimiento, quiz¨¢ por ser un superviviente o bien por el precio que pagan tu mujer e hijos mientras t¨² sigues tus propios intereses. Es verdad que la depresi¨®n te convierte en un ser infeliz y reconozco que mi afici¨®n, el alpinismo, fue una actividad muy ego¨ªsta. Te vas solo a escalar y dejas a tu familia con un gran estr¨¦s. Si no aprendes nada despu¨¦s de haber muerto es que algo mal est¨¢s haciendo. Los cambios f¨ªsicos a los que fui sometido, la perdida de ciertas partes de mi cuerpo, fueron lo que cambiaron mi perspectiva, y me di cuenta de que si no cambiaba me quedar¨ªa solo. Perder¨ªa a mi mujer y a mis hijos, a los que tanto quiero. Esto habr¨ªa sido devastador. Desde luego ten¨ªa mucho miedo de deprimirme otra vez. Decid¨ª ser muy optimista durante un tiempo y encontrar y disfrutar de algo bueno cada d¨ªa, algo que no podr¨ªa haber hecho si me hubiese dado por vencido.
Pens¨¦ que por la depresi¨®n y por pensado en suicidarme, no me importar¨ªa morir, pero cuando lleg¨® ese momento, me di cuenta de que no estaba preparado.
P. Para ser alguien que pens¨® seriamente en el suicidio, ?no le parece ir¨®nico el milagro de su despertar en el Everest?
R.?La iron¨ªa de luchar con tanta fuerza para volver y sobrevivir en el Everest es algo que no se me ha pasado por encima. Pens¨¦ que por la depresi¨®n y por el hecho de haber pensado seriamente en el suicidio durante tantos a?os, no me importar¨ªa morir. ?Sabes?, vivir una vida intensa, morir joven, dejar un cad¨¢ver atractivo. Pero cuando verdaderamente lleg¨® el momento de morir, me di cuenta de que no estaba preparado, y recordando ese momento veo la propia contradicci¨®n en mi actitud que tuve durante a?os sobre la muerte: que ser¨ªa algo pac¨ªfico para m¨ª. De hecho, luch¨¦ como un loco para que no me pasase, as¨ª que supongo que mi caso encierra una gran iron¨ªa.
P. ?Qu¨¦ espacio ha ocupado el monta?ismo en su vida desde su regreso del Everest?
R. Solo a trav¨¦s de otros. Lo que no mat¨¦, lo her¨ª, as¨ª que al frio ya no le caigo bien. Volver a las monta?as al menos que sea para mirarlas y disfrutar de su belleza no va a pasar. Es verdad que sigo las peripecias de ciertas personas a las que he conocido durante mi vida. A¨²n as¨ª, yo ya estaba llegando al final de mi carrera en el alpinismo. Escal¨¦ el Everest con cincuenta a?os y hab¨ªa estado escalando seriamente durante los diez anteriores, pero hay muchas m¨¢s cosas que hacer en la vida y m¨¢s experiencias que tener, otros sitios que visitar. Me encanta escalar y no me arrepiento de haberlo hecho porque la vida est¨¢ para vivirla.
P. Jon Krakauer ha afirmado recientemente que acudir al Everest fue uno de los grandes errores de su vida y que desear¨ªa no haberlo hecho. ?Opina como ¨¦l?
R. Si, s¨¦ c¨®mo se siente. Creo que la experiencia lo persigue. Yo nunca me he sentido as¨ª, nunca tuve pesadillas ni flashbacks ni estr¨¦s postraum¨¢tico ni nada por el estilo. Para m¨ª fue algo que pas¨® y que cambi¨® mi existencia. Pero en general me la cambi¨® a mejor y tendr¨ªa que decir que volver¨ªa sin pens¨¢rmelo dos veces porque gan¨¦ mucho m¨¢s de lo que perd¨ª, aun sabiendo cu¨¢nto dolor y sufrimiento nos caus¨® a mi familia y a m¨ª. A la larga, esta tragedia salv¨® mi vida familiar y me ha dado una perspectiva de la vida y una paz que antes no ten¨ªa. Siempre viv¨ªa en el futuro. En cuanto lograba algo, enseguida me pon¨ªa otra meta. Cuando vives as¨ª, vives para algo que todav¨ªa no ha pasado. Ahora intento vivir en el presente y disfrutar de cada d¨ªa. Vivir as¨ª es m¨¢s gratificante y m¨¢s apacible.
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