Mourinho: ?como una vela en el viento?
¡°Qu¨¦ maravillosa que es la vida mientras t¨² est¨¢s en el mundo¡±. Letra de una canci¨®n de Elton John.
El Watford es un club de f¨²tbol cuyo ¨²nico glamour proviene de su presidente de honor, Elton John, el cantante que se hizo famoso con canciones como I¡¯m still standing (A¨²n sigo de pie) y Candle in the wind(Vela en el viento).
Pero el partido que juega hoy se convierte de repente en un foco de inter¨¦s global. Su rival es el club m¨¢s rico del mundo, el Manchester United, y Watford podr¨ªa ser su Waterloo ¡ªno, no la canci¨®n del conjunto musical sueco Abba, sino el nombre de la batalla de 1815 que puso fin a la triunfante epopeya del emperador Napole¨®n¡ª.
Si el United no gana hoy con contundencia, si no endereza el rumbo tras dos derrotas seguidas y un voluntarioso pero poco convincente comienzo de temporada, empezaremos a o¨ªr un inquietante runr¨²n. ?Su Napol¨¦on portugu¨¦s, el entrenador Jos¨¦ Mourinho, seguir¨¢ mucho tiempo de pie o su permanencia al frente del United acabar¨¢ siendo tan fugaz como la de una vela en el viento?
La pregunta es importante no solo para Mourinho y el United, sino para la salud de la Premier League. El nuevo ¨ªmpetu que tiene la liga inglesa se alimenta no de sus estrellas sobre el campo, sino de las que mandan desde los banquillos. Los mejores jugadores est¨¢n en Espa?a; los mejores entrenadores ¡ªo, al menos, los m¨¢s medi¨¢ticos¡ª est¨¢n en Inglaterra.
La supremac¨ªa de la Premier se ha basado menos en la calidad de su f¨²tbol que en el teatro que ofrece. La reciente aparici¨®n de Mourinho en el United, de su archirrival Pep Guardiola en el vecino Manchester City y del efervescente alem¨¢n J¨¹rgen Klopp en el Liverpool ha convertido al noroeste de Inglaterra en el escenario m¨¢s taquillero del f¨²tbol mundial. Ser¨ªa una calamidad para la Premier que el duelo a tres se redujese a dos. Y nos privar¨ªa a todos los futboleros de un sabros¨ªsimo tema de conversaci¨®n.
?Cu¨¢l es la situaci¨®n del United?
Mientras el Liverpool y, especialmente, el City van como un par de Ferraris, el equipo de Mourinho es un coche en construcci¨®n. Antes de enfrentarse al Watford hab¨ªan ganado tres partidos pero cuando perdieron en casa el s¨¢bado pasado contra un Manchester City sin su mejor jugador, el argentino Sergio Ag¨¹ero, la diferencia de clase fue notoria. El City era un equipo rodado; el United segu¨ªa en el taller. La derrota por uno a cero frente al Feyenoord el jueves en la Europa League solo confirm¨® la impresi¨®n de que un equipo que ha costado una fortuna carece de equilibrio e ideas.
Nadie ha costado m¨¢s en la historia del f¨²tbol que Paul Pogba, el centrocampista franc¨¦s fichado por el United del Juventus en el verano por 120 millones de euros. Pogba es, a todas luces, un Rolls Royce. A sus 23 a?os, tiene el cuerpo de un velocista ol¨ªmpico y aunque mide 1,91m se mueve con elegancia, posee un buen primer toque y el contacto entre su pie y el bal¨®n es pura seda. Pero se lo ha visto perdido en el campo.
Este fin de semana todos los diarios ingleses se preguntaban si la inversi¨®n que el United hizo en Pogba, a recomendaci¨®n de Mourinho, se justificar¨ªa. Es posible que el peso de su fichaje r¨¦cord le est¨¦ asfixiando y pronto recupere el ox¨ªgeno, pero el hecho es que hoy por hoy no sale bien parado de las comparaciones que se hacen entre ¨¦l y otros grandes de la Premier que han jugado en su posici¨®n, como Steven Gerrard o, antes de que dej¨® de interesarse por el f¨²tbol, Yaya Tour¨¦. Se supon¨ªa que iba a ser la figura dominante del United; el fin de semana pasado en Old Trafford la figura dominante fue el centrocampista del City Kevin de Bruyne, que cost¨® la mitad que Pogba y fue vendido por Mourinho hace un par de a?os cuando ambos estaban en el Chelsea.
El futuro de este United depender¨¢ de que Pogba realice su potencial, que a su vez depende de que Mourinho sepa c¨®mo utilizarle. El fracaso de Pogba ser¨ªa el fracaso de Mourinho. Esperemos que Elton John se d¨¦ un disgusto hoy y los seguidores del United vuelvan a sentir la enorme ilusi¨®n con la que recibieron la llegada del portugu¨¦s; esperemos que su fichaje bomba no le explote en la cara.
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