Mercado decide un derbi gris

El Sevilla volvi¨® a imponerse en el derbi al Betis. No necesit¨® mostrar su mejor f¨²tbol, entre otras cosas porque no sabemos, todav¨ªa, si este equipo que construye Jorge Sampaoli es capaz de ofrecerlo. Le bastaron en el derbi una acci¨®n a bal¨®n parado de Mercado y un error grave del juez de l¨ªnea, que invalid¨® un gol legal de ?lex Alegr¨ªa. Los dos equipos anotaron un tanto. Uno subi¨® al marcador y el otro no. Millones de espectadores supieron al instante que el tanto b¨¦tico fue legal. El f¨²tbol, anclado en el pasado, es incapaz de utilizar la tecnolog¨ªa y provoca resultados como el que se dio en Nervi¨®n. Alegr¨ªa sevillista y frustraci¨®n b¨¦tica, aunque las distancias se han reducido mucho.

El Sevilla tuvo la virtud de defenderse bien, pero, realmente, no jug¨® a nada. A Sampaoli solo lo sostienen los resultados, que son realmente buenos. Su juego es tan pobre como desalentador. El Betis lo intent¨® siempre despu¨¦s de un primer tiempo que jug¨® a la defensiva. Quiz¨¢s mereci¨® un punto, pero el derbi, de muy baja calidad, acab¨® definido por un gol de barrio. Apenas hubo f¨²tbol, ni toque ni talento. Los de Poyet se deben sentir dolidos por el error arbitral, definitivo en un duelo que se movi¨® por unos cauces de enorme igualdad. El Sevilla es segundo, pero no ofrece buenas sensaciones.

Hay un cierto punto de inflexi¨®n en la conducta de Sampaoli. El revolucionario ideario del entrenador argentino, que se plasm¨® en actuar con solo dos defensas en partidos como el Madrid de la final de la Supercopa o el estreno liguero ante el Espanyol, es ahora un mero recuerdo. Sampaoli, como todos los mortales, quiere resultados. Por eso ya siempre act¨²a con una defensa de cuatro hombres y, por eso, tambi¨¦n, coloca Iborra junto a Nzonzi en el centro del campo en un partido tan especial como el derbi.

Con un ambiente impresionante en Nervi¨®n, como era de esperar, el choque, impregnado de emotividad, necesitaba tranquilidad y f¨²tbol. El centro del campo del Sevilla dibujaba mucho talento y calidad. Apenas ofreci¨® de lo mucho que se le esperaba. El motivo hay que encontrarlo en la extraordinaria fogosidad de los jugadores del Betis, que disputaron el derbi como se tratara de una aut¨¦ntica guerra. El Sevilla, muy plano, no pod¨ªa con un rival que defendi¨® como se le fuera la vida en ello. La primera jugada del derbi lo defini¨®. Una alocada entrada de Petros sobre Iborra que le cost¨® la tarjeta amarilla.

Todo fue choque y emotividad, sin f¨²tbol ni pases, con Nzonzi y V¨¢zquez muy tapados por los jugadores del Betis. Poyet orden¨® resistencia y los suyos obedecieron como un ej¨¦rcito, disciplinado, eso s¨ª, pero sin f¨²tbol. Por eso el primer tiempo fue un aut¨¦ntico disparate. P¨¦rdidas de bal¨®n, pases errados e imprecisiones se vieron en uno y otro equipo. Demasiadas entradas, muchas amarillas y alg¨²n que otro error grosero. Como el del central b¨¦tico Bruno, que permiti¨® que Vietto le robara la cartera y se plantara ante Ad¨¢n. Fue la mejor ocasi¨®n de los de Sampaoli. Nasri dispar¨® sobre el pecho de Ad¨¢n en la continuaci¨®n de la jugada. El internacional franc¨¦s lo intent¨®, pero se le not¨® fuera de forma, perdido en una guerra que no entend¨ªa. Resisti¨® el Betis, con un ?lex Alegr¨ªa bajando balones en la delantera y en espera de alguna aparici¨®n de sus dos jugadores destinados a marcar las diferencias, Joaqu¨ªn o Rub¨¦n Castro.

Al Sevilla le costaba encontrar su plan. Cant¨® bingo en una jugada a bal¨®n parado, con Mercado rozando la falta lanzada por Nasri. Ad¨¢n err¨® en su media salida. El gol espole¨® al Betis, que empat¨® tres minutos despu¨¦s en una jugada invalidada de forma err¨®nea por el juez de l¨ªnea. Lo intent¨® el Betis, pero tiene muchas limitaciones. Un gol de rebote acab¨® por decidir un derbi muy gris. Eso, y un error arbitral impropio de un f¨²tbol tan profesionalizado.