Solo Diego Alves demora la victoria del Atl¨¦tico ante el Valencia
El portero brasile?o para dos penaltis y mantiene vivo a su equipo. Liderado por Griezmann, el cuadro de Simeone gana orden y eficacia con el correr de las jornadas
Cesare Prandelli asisti¨® a los acontecimientos desde el palco de Mestalla, convenientemente parapetado detr¨¢s de las gafas de sol. Al nuevo t¨¦cnico del Valencia no le result¨® f¨¢cil disimular el gesto de preocupaci¨®n. El equipo que le encargan es una hidra. Parte de Peter Lim, parte de Jorge Mendes, parte de Gary Neville, parte de Nuno y parte de Ayestar¨¢n. Que Enzo P¨¦rez sea el capit¨¢n y Diego Alves el ¨ªdolo del pueblo dice mucho de la composici¨®n y el esp¨ªritu del conjunto que sufri¨® al Atl¨¦tico en un partido que reflej¨® exactamente el estado de las cosas. Los de casa se debaten desesperados por superar la confusi¨®n. Los visitantes juegan cada vez m¨¢s convencidos de lo que son y lo que pueden ser en esta Liga.
Lo m¨¢s apacible del partido fue la atm¨®sfera oto?al. Si acab¨® 0-2 fue solo por la extraordinaria capacidad de Diego Alves para detener penaltis. El hombre amaga, adivina, reacciona, se estira y vuela. Le par¨® uno a Griezmann en la primera parte y otro a Gabi en la segunda. Uno a la izquierda, otro a la derecha. Los dos bastante bien lanzados. El estadio se vino abajo ante la evidencia de lo inaudito. Alves ya cuenta con 19 penaltis detenidos, r¨¦cord absoluto en Liga. Un total de 22 penaltis parados de 45, considerando los dem¨¢s torneos. Registro asombroso pero no inexplicable. Jos¨¦ Manuel Ochotorena, tal vez el mejor preparador de porteros de Espa?a, es corresponsable de la obra. El principal m¨¦rito del Valencia fue demorar el derrumbe hasta el final.
La celebraci¨®n desatada conque Simeone salud¨® el 0-2 de Gameiro en el ¨²ltimo minuto del tiempo a?adido expresa la tensi¨®n que gener¨® el acierto de Alves en un partido que de otro modo se habr¨ªa cerrado una hora antes. El Valencia solo domin¨® en el arranque. Durante los 15 minutos en que manej¨® el bal¨®n, como quien se interna en un territorio arrasado. Parejo avanz¨®, Rodrigo le acompa?¨® tirando desmarques m¨¢s estruendosos que efectivos, Nani hizo adem¨¢n de asumir responsabilidades, Cancelo hizo como que iba, y Gay¨¢ y Montoya fueron de verdad. El espect¨¢culo del despliegue entusiasm¨® a la hinchada pero no intimid¨® al Atl¨¦tico, que reemplaz¨® al lesionado God¨ªn por el joven Lucas Hern¨¢ndez, y fingi¨® que se somet¨ªa. Solo fingi¨®.
El f¨²tbol es drama (por no decir teatro) y destreza f¨ªsica. Ning¨²n equipo en el mundo combina mejor que el Atl¨¦tico el arte de la representaci¨®n y la administraci¨®n de energ¨ªa. Cuando parece que se retiran, Gabi y su cuadrilla realmente preparan el asalto; cuando interpretan el ataque, se forman para defender. El cambio lo protagoniz¨® Sa¨²l cuando a los 15 minutos abandon¨® su posici¨®n en el ala izquierda del 4-4-2 para situarse en la media punta. El volante se despleg¨® en ataque, pero lo que de verdad hizo fue situarse arriba para redoblar la presi¨®n sobre la salida del juego valencianista, cuando Su¨¢rez o P¨¦rez se dispusieran a dar el primer pase. La maniobra se coordin¨® con todas las l¨ªneas y de Oblak a Gameiro el Atl¨¦tico puso al Valencia contra la pared. Entonces apareci¨® por primera vez Diego Alves, para blocar un tiro lejano de Griezmann.
El Valencia solo ofreci¨® respuestas individuales. Como el ca?o de Parejo a Koke en la jugada que acab¨® rematando Gay¨¢ al segundo palo. Par¨® Oblak sin problemas. El portero del Atl¨¦tico no tuvo mucho m¨¢s trabajo. La faena se traslad¨® al ¨¢rea de Diego Alves, cada vez m¨¢s rodeado por la incompetencia de sus compa?eros para cerrar espacios al adversario. Porque mientras Koke y Gabi impidieron la evoluci¨®n de Parejo, los jugadores del Valencia no supieron detener a Griezmann. La movilidad del franc¨¦s y sus asociaciones r¨¢pidas forzaron el repliegue progresivo de Mangala y Aderlan sin poder anticiparse casi nunca. Tras una larga jugada, ocurri¨® lo inevitable. Correa cay¨® en el ¨¢rea y el ¨¢rbitro interpret¨® penalti de Nani. El primer tiempo estaba a punto de concluir. Griezmann coloc¨® el bal¨®n en el punto de ejecuci¨®n, Diego Alves amag¨® a la izquierda y el tirador lanz¨® a la derecha, fuerte y a media altura. El portero sac¨® la mano mientras estaba suspendido en el aire. La parada fue asombrosa.
Pasada la hora de partido Simeone sustituy¨® a Sa¨²l por Carrasco y a Correa por Torres. Al minuto siguiente Koke meti¨® un pase vertical a Carrasco y el belga burl¨® a Montoya antes de dejar a Torres solo frente a Alves. El portero desvi¨® el tiro a su izquierda y Gameiro se encarg¨® del rechace y de la asistencia. Griezmann hizo la pausa, apunt¨® bien y fusil¨® para traspasar al guardameta y a dos de sus defensas. El 0-1 dej¨® en el aire el aroma inconfundible de Yannick Ferreira Carrasco. El peso del belga en el equipo se incrementa de forma constante. Nunca se duerme. Ni cuando espera sentado en el banquillo.
Condenado a remontar sin tomar precauciones, el Valencia se expuso atr¨¢s. El contragolpe se desarroll¨® de inmediato. Gameiro jug¨® para Griezmann y Mario Su¨¢rez le hizo un penalti aparatoso. Esta vez, lo lanz¨® Gabi. Otra vez, lo par¨® Alves. La haza?a tuvo un efecto estruendoso en el p¨²blico que anim¨® a sus jugadores a desinhibirse. Durante los minutos finales el Valencia dio la impresi¨®n de acorralar a su rival a base de empuje y centros colgados con fervor. Fue un intento est¨¦ril contra una formaci¨®n experta en estas materias, especialmente tras el ingreso de Tiago por Griezamann.
Prandelli acab¨® quit¨¢ndose las gafas. El hombre lanz¨® miradas melanc¨®licas sobre el campo. Febril en el ¨¢rea t¨¦cnica, Simeone no se detuvo ni un instante en su intento por conjurar el peligro, por improbable que pareciera. Solo el gol de Gameiro, aprovechando un pelotazo de Juanfran al hueco, proporcion¨® al entrenador argentino unos ¨²ltimos segundos de alivio.
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