Un Espa?a B-Italia B enlaz¨® Madrid y Barcelona
En 1958 se inaugur¨® el repetidor de La Muela, que permit¨ªa conectar la se?al de televisi¨®n entre la meseta y Catalu?a
Esta selecci¨®n sub-21 que hoy se juega el tipo ante Estonia en Pontevedra, no existi¨® siempre. Sus tareas principales (representaci¨®n ol¨ªmpica, en versi¨®n sub-23, y campo de fogueo para el primer equipo), se las repart¨ªan tiempo atr¨¢s la Selecci¨®n Amateur y la B, que lleg¨® a gozar de un rango enorme.
La Selecci¨®n Amateur naci¨® en 1953, para los Juegos Mediterr¨¢neos. Hab¨ªa un remoto antecedente, en 1928, cuando Espa?a envi¨® a los JJ?OO de ?msterdam un equipo sin profesionales. Por eso fue algo aislado. En aquel de 1953 estaban Joanet, Olivella y Santamar¨ªa, que luego har¨ªan larga carrera en Primera. En 1958 se repiti¨® la experiencia, para un llamado torneo de la FICEP (con San Rom¨¢n y F¨¦lix Ruiz como nombres significativos) y en 1963 volvi¨® a los Juegos Mediterr¨¢neos, con un equipo que fue ya el que aspir¨® a los JJ?OO de Tokio, primeros a los que intentamos ir desde la guerra. En aquel grupo el portero era Rodri, que luego triunf¨® en el Atleti, y conten¨ªa futuras celebridades como Grosso, Uriarte y Vel¨¢zquez. Aquellas selecciones estaban formadas por j¨®venes con futuro a los que se manten¨ªa con ficha de aficionado, aunque cobraban por lo bajinis, como ocurr¨ªa en el baloncesto, donde el amateurismo ya era cosa del pasado. Se acu?¨® el t¨¦rmino de amateur marr¨®n. Las peripecias de aquel equipo no despertaban entusiasmo. El f¨²tbol ol¨ªmpico era entonces predio de los pa¨ªses del Este de Europa, que no reconoc¨ªan el profesionalismo, pagaban a sus jugadores con empleos del Estado y llevaban a los JJ OO a los mejores. En la pr¨¢ctica, nuestra Selecci¨®n Amateur era una sub-21, pues llegados a esa edad, o antes, ya se hac¨ªan ficha profesional. La sub-23 como tal naci¨® en 1967, para torneos espec¨ªficos de la categor¨ªa. Ah¨ª aparec¨ªan ya Reina, Marcial, Lico, Claramunt, Arieta II, Vav¨¢¡ Con el tiempo, hered¨® el compromiso de pelear el frente ol¨ªmpico, en especial desde Se¨²l.
Aquel duelo de La Romareda entre los equipos promesas lo gan¨® 3-1 Espa?a gracias a los tres goles de Peir¨®
Pero si la Selecci¨®n Amateur no lleg¨® a prender en la afici¨®n, la B, p¨®rtico de la A, s¨ª. En tiempos de poco f¨²tbol televisado, de gran afluencia a los campos y de pocos partidos anuales de la A (menos de un tercio de los de ahora), atra¨ªa las miradas. Era como un examen de selectividad que el aficionado miraba con el m¨¢ximo inter¨¦s.
Se cre¨® en 1949, para un amistoso con Portugal. Tambi¨¦n con un precedente remoto, otro Espa?a-Portugal, este en 1927, que coincidi¨® en d¨ªa (29 de mayo) con un Italia-Espa?a. La Federaci¨®n concert¨® los dos partidos para el mismo d¨ªa. A ¨²ltima hora decidi¨® enviar a los mejores (con Zamora a la cabeza) a Italia, mientras dej¨® para recibir en Madrid a Portugal a los once siguientes. Pero fue algo casual, fruto de una mala planificaci¨®n. Los dos partidos se concertaron como de primeras selecciones. Espa?a hoy lo tiene incluido en categor¨ªa B, pero para Portugal fue A.
La B de los cincuenta fue otra cosa. Fue un intento concienzudo y duradero, compartido con otros pa¨ªses, de crear una antesala de la selecci¨®n A. Concertaba partidos (en torneos ad hoc o amistosos) contra equipos B de otras naciones futbol¨ªsticamente fuertes, o contra selecciones A de las que lo eran menos. Disput¨® en total 21 partidos entre 1949 y 1964, con una coda posterior de 7 de la que luego hablar¨¦. Su c¨¦nit fue la III Copa del Mediterr¨¢neo, en la que tomaron parte Espa?a, Italia y Francia con su equipo B, y Grecia, Turqu¨ªa y Egipto con el A. La gan¨® Espa?a, con ocho victorias, un empate y una sola derrota, en la salida a Grecia. Las victorias en Francia e Italia fueron celebrad¨ªsimas. Y el partido de vuelta con Italia, en La Romareda, pen¨²ltimo del campeonato, fue un estruendo. Se jug¨® el 16 de octubre del 58, como cierre de las Fiestas del Pilar.
Para aquel partido se inaugur¨® el repetidor de La Muela, lo que permit¨ªa conectar la se?al de televisi¨®n entre la meseta y Catalu?a. Se televis¨® y fue la primera transmisi¨®n que alcanzaba simult¨¢neamente a Madrid y Barcelona. Entonces hab¨ªa a¨²n pocos televisores, pero aquello cre¨® el ambiente para que la transmisi¨®n de un Madrid-Bar?a el 15 de febrero siguiente agotara en una semana los 6.000 televisores de existencia en las tiendas de Barcelona.
La prensa se volc¨® en la visita de Italia, en la que entre otros jugaba Cesare Maldini, ya una celebridad en el Mil¨¢n. La v¨ªspera acudieron al Sacrario Militare de la Iglesia de San Antonio de Padua, a depositar flores en memoria de los soldados de Mussolini que acudieron a luchar en La Cruzada, como dec¨ªa la prensa de la ¨¦poca. Omit¨ªa la noticia que tras la muerte de Mussolini (que sufrag¨® el mausoleo) el nuevo Gobierno italiano exigi¨® que fuesen enterrados tambi¨¦n all¨ª los restos de combatientes de la Brigada Garibaldi, que luch¨® por la Rep¨²blica, requerimiento que Franco cumpli¨® a desgana y con muy pocos. A la tarde fueron a los toros. Su delegado anunci¨® en la v¨ªspera que elevar¨ªa una protesta si jugaban Gensana y Collar, de los que hab¨ªa le¨ªdo en Marca que hab¨ªan formado ya m¨¢s de dos veces en la A, lo que les imposibilitar¨ªa para jugar en la B. Y ten¨ªa raz¨®n, seg¨²n las normas del torneo, pero nos hicimos los longuis y col¨®.
En 1958 se inaugur¨® el repetidor de La Muela, que permit¨ªa conectar la se?al de televisi¨®n entre la meseta y Catalu?a
El d¨ªa del partido el lleno es tremendo. En el curso de la jornada, se producen dos anuncios llamativos, las retiradas de Coppi y Fangio, los dos superfen¨®menos de la ¨¦poca. Parec¨ªa que el mundo se quedaba sin ruedas. Pero no sin balones: uno de ellos rod¨® en La Romareda, Peir¨® marc¨® tres goles y Espa?a gan¨® 3-1. Cuatro a?os despu¨¦s, cuando fich¨® por una millonada por el Torino, muchos interpretaron que el inter¨¦s italiano por Peir¨® empez¨® a nacer esa tarde gloriosa de La Romareda.
Aquella selecci¨®n B se transmut¨® a partir de 1960 en Selecci¨®n Promesas, con el l¨ªmite de 21 a?os, dentro de una pol¨ªtica sub-21 de car¨¢cter general. Aqu¨ª la llamamos Promesas, en Francia, Espoir, en Italia, Primavera, y as¨ª sucesivamente. Ahora se ha impuesto sub-21, para algunos La Rojita. Para los asaltos ol¨ªmpicos se alarga a sub-23, seg¨²n acuerdo de la FIFA y el COI.
En 1980 hubo un intento, a cargo de Luis Su¨¢rez y Santamar¨ªa, a la saz¨®n t¨¦cnicos de la Federaci¨®n, de relanzar la B, con vistas al Mundial de Espa?a. Pasado este, desapareci¨® por completo, dejando una estela de siete partidos.
De sus viejos buenos tiempos de la B queda aquella Copa del Mediterr¨¢neo, con los ocho goles de Badenes, un rematador seco y fiero que lleg¨® a compartir Pichichi con Di St¨¦fano, las nueve presencias del genial melillense Pepillo, que no le abrieron las puertas de la A, los dos oriundos (Eulogio Mart¨ªnez y Villaverde) que jugaron en ella, la formidable alternancia en la porter¨ªa entre tantos (Alonso, Carmelo, Vicente, Araquistain, Pazos¡) que hac¨ªan cola tras Ramallets en la A¡
Y, sobre todo, aquel glorioso partido de La Romareda, que enlaz¨® televisivamente a Madrid y Barcelona.
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