El Espanyol derrota a los suplentes del Barcelona

Hay duelos que no despiertan a la hinchada. Ni siquiera un derbi con la historia, como el que enfrenta al Bar?a y al Espanyol, atrae al p¨²blico cuando sus entrenadores le dan la espalda con las alineaciones. Ocurre, en cualquier caso, que estos encuentros ignorados para la mayor¨ªa de aficionados, para algunos futbolistas se vislumbran como una oportunidad para reivindicarse. Y al Nou Estadi llegaron dos jugadores necesitados de minutos, dos delanteros necesitados de gol. Para Paco Alc¨¢cer y Caicedo la Supercopa de Catalunya ten¨ªa un especial inter¨¦s, probablemente superior al de la mayor¨ªa de los presentes en Tarragona.

Necesitaba Caicedo recomponer su relaci¨®n con Quique S¨¢nchez Flores, rota despu¨¦s de su infantil expulsi¨®n en el ¨²ltimo partido de Liga ante el Eibar. Necesitaba Paco Alc¨¢cer reencontrarse con el gol, una relaci¨®n quebrada desde que aterriz¨® en el Camp Nou el pasado verano. Y mientras el ecuatoriano busc¨® la misericordia de su t¨¦cnico con un, hasta ahora, pr¨¢cticamente in¨¦dito sacrificio f¨ªsico que se tradujo en el gol del triunfo, al 17 azulgrana no le sale una. Peleado con la porter¨ªa, impotente con los rivales ¡ªle tir¨® un manotazo a Rub¨¦n Duarte¡ª, no se encuentra con sus compa?eros. No puede decir ni p¨ªo el valenciano, ni en la Liga ni en la Champions, tampoco en la Supercopa de Catalunya.

Cuesta que enganche esta Supercopa, dif¨ªcil de calzar en el calendario de los dos grandes de Catalu?a. Al Bar?a no le faltan excusas. Luis Enrique, que lleva las cuentas al d¨ªa de los minutos de sus jugadores, no est¨¢ por la labor de cargar a sus muchachos con partidos, cuando tiene a seis en la enfermer¨ªa. La hinchada, m¨¢s azulgrana que blanquiazul en Tarragona, se desilusion¨® cuando el lunes se enter¨® que las estrellas del Bar?a se quedaban en Barcelona. Sin presencias glamorosas, la afici¨®n se divirti¨® en el aperitivo del partido con el elocuente speaker (el mismo que oficia los encuentros en el Camp Nou), haciendo la ola y con las diagonales de Caicedo.

La potencia del ecuatoriano y pinceladas de Reyes, en el primer acto; destellos de Turan y la omnipresencia de Denis Su¨¢rez, en el segundo; fueron lo m¨¢s interesante de un duelo que se qued¨® en manos del Espanyol. Reyes tir¨® de nostalgia y busc¨® al espacio a Caicedo. Y el ecuatoriano, que se aprovech¨® de pasividad de Mathieu ¡ªse retir¨® aparentemente lesionado¡ª y Masip, desbord¨® al franc¨¦s y regate¨® sin problemas al portero azulgrana. Los dos fueron fieles a su libreto, los azulgrana tuvieron el cuero, su posesi¨®n fue tan larga como inocua; y los blanquiazules hicieron, una vez m¨¢s, un buen ejercicio defensivo.

Con m¨¢s pedigr¨ª en el c¨¦sped, la Supercopa acab¨® en manos del Espanyol, seguramente el equipo que m¨¢s apost¨® por ella.