¡°El f¨²tbol es una estrategia de seguridad para Qatar¡±
James M. Dorsey, experto en f¨²tbol en Oriente Medio y el norte de ?frica, no cree que las recientes rupturas diplom¨¢ticas pongan en riesgo el Mundial de 2022
Cuando la semana pasada Arabia Saud¨ª y sus aliados rompieron relaciones con Qatar, el mundo del f¨²tbol puso la mirada con temor en 2022, a?o en que corresponde al peque?o emirato albergar el Mundial. La FIFA respondi¨® con una breve declaraci¨®n en la que se limita a asegurar que "est¨¢ en contacto de forma regular" con los organizadores. James M. Dorsey (Lynn, EE UU, 1951), experto en f¨²tbol en Oriente Medio y el norte de ?frica, no cree que la crisis diplom¨¢tica suponga la puntilla a la ya cuestionada elecci¨®n de Qatar como sede, aunque advierte de que Riad podr¨ªa lanzarse a utilizar el asunto como arma arrojadiza en el marco del conflicto diplom¨¢tico. "La crisis del Golfo puede durar, pero es poco probable que lo haga cinco a?os", se?ala por correo electr¨®nico. Antes de la ruptura de relaciones, Dorsey hab¨ªa hablado con EL PA?S en Sevilla, donde particip¨® en un foro en la Fundaci¨®n Tres Culturas, sobre la importancia estrat¨¦gica que Qatar concede al deporte y sobre el car¨¢cter pol¨ªtico y de identidad que reviste el f¨²tbol, a¨²n con m¨¢s intensidad, en el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n y en Israel. Conoce bien el tema: trabaj¨® durante tres d¨¦cadas como periodista desde Riad, Estambul o Beirut para medios como The Wall Street Journal o The Washington Times. Ahora es investigador s¨¦nior de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de la Universidad Tecnol¨®gica Nayang de Singapur, dirige el blog?The Turbulent World of Middle East Soccer (El turbulento mundo del f¨²tbol de Oriente Medio) y el a?o pasado public¨® un libro hom¨®nimo.
Qatar Airways en la camiseta del Bar?a, Fly Emirates en la del Real Madrid, el estadio del Arsenal rebautizado como Emirates, el Paris Saint Germain en manos de un jeque catar¨ª... Dorsey no se rasga las vestiduras porque los pa¨ªses del Golfo se hayan lanzado en los ¨²ltimos a?os al mundo del deporte -y del f¨²tbol en particular- a golpe de billetera. "Es marketing, pero no en el sentido comercial, sino en t¨¦rminos de reputaci¨®n, de soft power. La diplomacia ha evolucionado, ya no es del Ministerio de Exteriores de un pa¨ªs al de otro. Ahora es p¨²blica, es cultural. El f¨²tbol es una forma de llegar a toda una comunidad a la que, como pa¨ªs, nunca llegar¨ªas", explica.
Dorsey distingue entre ¡°inversores estrat¨¦gicos¡±, que adquieren o patrocinan un equipo por motivos que van m¨¢s all¨¢ de lo comercial (como Mansour bin Zayed, propietario del Manchester City y hermano del presidente de Emiratos ?rabes Unidos, o el fondo Qatar Investment Authority, que ostenta la totalidad del Paris Saint-Germain), y "algunos ricos, sean o no miembros de la familia real, que compran un club y luego se aburren o les va econ¨®micamente mal", caso del jeque Abdullah Bin Nasser Al Thani con el M¨¢laga.
Para Qatar, matiza, no se trata solo de marketing. "Se toma el asunto mucho m¨¢s en serio que Bahr¨¦in o Emiratos ?rabes Unidos, que son bastante oportunistas al respecto. Est¨¢ tratando de convertir el f¨²tbol en parte de su identidad nacional. Tiene un enfoque mucho m¨¢s estrat¨¦gico porque no es solo un tema de reputaci¨®n, sino parte de su estrategia de seguridad y defensa. Es un pa¨ªs min¨²sculo, situado entre Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n, que son amenazas potenciales. Los catar¨ªes piensan en c¨®mo el resto del mundo se lanz¨® a liberar Kuwait cuando fue invadido por Irak en 1991 y eso es lo que quieren replicar", argumenta.
La elecci¨®n de Qatar -la candidata peor valorada en el informe t¨¦cnico- por la FIFA en 2010 para albergar el Mundial de 2022 ha sido criticada por motivos laborales (los trabajadores que levantan las sedes viven en condiciones atroces y sufren abuso laboral, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional), deportivos (el pa¨ªs carece de tradici¨®n futbol¨ªstica), clim¨¢ticos (en verano las temperaturas superan los 40 grados) y de procedimiento (algunos medios han publicado que la votaci¨®n estuvo ama?ada). Dorsey, en cambio, defiende la decisi¨®n por considerar que el nombramiento ha impulsado cambios en el pa¨ªs y porque "en un contexto pol¨ªtico en el que el mundo musulm¨¢n se siente atacado y v¨ªctima de la islamofobia, la retirada ser¨ªa muy mal recibida".
"El debate sobre Qatar se ha calmado. Mientras sea as¨ª, hay poco riesgo, pero esto puede cambiar si los procedimientos legales en curso en EE UU, Suiza, Francia o en alg¨²n otro sitio sacan a la luz nuevos hechos o si Arabia Saud¨ª y/o Emiratos ?rabes Unidos intentan reavivar el debate como parte de la disputa con Qatar y presionan a la FIFA a posicionarse", agrega por correo electr¨®nico sobre la reciente crisis diplom¨¢tica.
El ADN pol¨ªtico del f¨²tbol
¡°El f¨²tbol ha tenido un papel pol¨ªtico en todo el planeta, pero siempre ha sido en un contexto muy espec¨ªfico y un momento muy concreto. En el norte de ?frica y en Oriente Medio, en cambio, el f¨²tbol ha desempe?ado un papel fundamental en cada fecha clave de su historia. Su ADN es pol¨ªtico", explica Dorsey. Luchas anticoloniales, batallas sindicales, protestas opositoras... en los estadios de la regi¨®n siempre se ha jugado m¨¢s que un duelo once contra once. Como en los a?os 50, cuando varios jugadores de origen argelino huyeron clandestinamente de la Francia colonial para fundar el equipo del Frente de Liberaci¨®n en su pa¨ªs natal. O cuando, una d¨¦cada despu¨¦s, Nasser puso a un comandante general al frente de Al Ahly (club cairota fundado por estudiantes contrarios a la colonizaci¨®n brit¨¢nica) a causa de sus malos resultados, que se debat¨ªan en el Consejo de Ministros. O el caso de Palestina, donde la selecci¨®n nacional de los territorios ocupados es hoy una expresi¨®n de la reivindicaci¨®n nacional y donde, un siglo antes, el movimiento sionista creaba clubes reflejo del surgimiento del "nuevo jud¨ªo", musculoso y deportista. "Tanto en el mundo ¨¢rabe, como en Turqu¨ªa, Ir¨¢n e Israel, los equipos fueron fundados por asociaciones pol¨ªticas o ideol¨®gicas", recuerda el experto.
El f¨²tbol ha conservado en la regi¨®n la dimensi¨®n pol¨ªtica y ejercido en algunos casos como espacio de disidencia "ante la falta de otros lugares p¨²blicos para airear la frustraci¨®n y el enfado", afirma Dorsey antes de resumirlo en una frase: "Solo hay dos lugares que una autocracia ¨¢rabe no controla: la mezquita y el estadio de f¨²tbol".
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