Muere Fidel Uriarte, el delantero del Athletic que debut¨® con Iribar
Fue pichichi en 1968 y marc¨® cinco goles en un partido contra el Betis ese a?o
En 2001, el taxista que me llevaba del hotel al pabell¨®n Palamalaguti de Bolonia, donde se enfrentaban el Kinder y el TAU en el segundo asalto de la final de la Euroliga, me aclar¨® el secreto de baloncesto: ¡°Si tienes un base y un pivot, tienes un buen equipo¡±, resumi¨® tras analizar con detalle al Kinder Bolonia. A?os despu¨¦s, reflexionando sobre el f¨²tbol, me d¨ª cuenta que la aseveraci¨®n de aquel taxista, explicaba a la perfecci¨®n el por qu¨¦ de mi apego al f¨²tbol. Cuando se tienen dos referentes como Iribar y Fidel Uriarte, el que detiene los goles y el que los obtiene, es imposible despegarse de ese juego tan sencillo que poco a poco se ha ido complicando. Si el f¨²tbol es una de las patrias de la infancia, Fidel Uriarte reun¨ªa todas las condiciones del h¨¦roe: abnegado, efectivo, optimista, infatigable, con la autoestima siempre a punto, disponible para rematar lo f¨¢cil y lo dif¨ªcil, bienhumorado, pillo pero no tramposo, generoso pero no excesivo. Ahora que se ha ido, los ni?os de los 60, nos hemos quedado un poco m¨¢s hu¨¦rfanos de lo que ya est¨¢bamos.
Porque adem¨¢s Fidel Uriarte (Sestao, 1945) remataba como un nueve pero jugaba de diez, cuando el 10 llevaba el 10 y la camiseta eran rayas rojas y blancas con un escudo en el pecho y un n¨²mero a la espalda. Nada m¨¢s. Pod¨ªa haber llevado cualquier n¨²mero porque como ¨¦l dijo alguna vez: ¡°Yo he jugado en todas las posiciones¡±. Tal era su convencimiento de que pod¨ªa resolver cualquier embrollo que el campo se le hac¨ªa peque?o y esperar el bal¨®n se le antojaba una p¨¦rdida de tiempo..
Debut¨® con el Athletic, con 17 a?os, frente al M¨¢laga en setiembre de 1962. No fue casual ni el rival ni que ese mismo d¨ªa debutase tambi¨¦n un tal Jos¨¦ ?ngel Iribar por la lesi¨®n de Carmelo. Que fuera el M¨¢laga, era solo el primer roneo de una amistad duradera: su primer gol, de los 120 que marc¨® con el Athletic, se lo hizo al M¨¢laga en San Mam¨¦s y all¨ª acab¨® su carrera como futbolista en 1977, jugando como libero, porque as¨ª se lo ¡°impuso¡± al t¨¦cnico Milorad Pavic, con el que hab¨ªa ganado una de sus dos Copas del Rey en el Athletic. Que ese d¨ªa debutase tambi¨¦n Iribar era casi obligatorio: dos referentes rojiblancos ten¨ªan que coincidir en el inicio de sus carreras. Lo ¨²nico que se sali¨® del gui¨®n fue la derrota, porque Uriarte jam¨¢s perd¨ªa, o mejor dicho, jam¨¢s pens¨® que iba a perder aunque perdiera por tres goles y quedasen cinco minutos. Estaba convencido que cuatro buenos centros de Koldo Aguirre, sus padre futbol¨ªstico, bastar¨ªan para revertir el resultado.
Jug¨® 394 partidos en sus 12 temporadas en el Athletic, m¨¢s otros 46 en el conjunto andaluz, donde solo consigui¨® un gol, jugando de defensa libre. El gran rematador hab¨ªa encontrado su estanque dorado en el ¨¢rea propia. Ninguno de los goles de Fidel fue anodino, puede que alguno fuera afortunado, ero acostumbraba a marcar superando la adversidad: ¡°Cuando peor remataba es cuando estaba solo¡±, recodaba Koldo Aguirre, ¡°necesitaba verse rodeado de contrarios para hacer sus mejores goles¡±. Consigui¨® el trofeo Pichichi al m¨¢ximo goleador en la temporada1967-68, con 22 goles en 24 partidos, cinco m¨¢s que los conseguidos por Luis Aragon¨¦s. Y entre sus gestas figura los cinco goles que le hizo al Betis (8-0) en la Nochevieja de 1967. Fue internacional nueves veces, disput¨® algunos partidos amistosos y la clasificaci¨®n a la Eurocopa de 1972 con la selecci¨®n espa?ola.
D¨ªa triste, ha fallecido Fidel Uriarte. Siempre ser¨¢ un referente del Athletic. Mi m¨¢s sincero p¨¦same a familiares y amigos. Descanse en Paz pic.twitter.com/HQOXSLl237
— JULEN GUERRERO (@8JULENGUERRERO) December 19, 2016
Olvidado el f¨²tbol, y antes de olvidar lo que el tiempo le hab¨ªa dado, fue concejal en Castro Urdiales (Cantabria), tras haber tenido una leve experiencia como entrenador que no pod¨ªa prosperar. Era demasiado libre como para coartar la libertad de los futbolistas. Adem¨¢s ya era otro f¨²tbol, donde los h¨¦roes ten¨ªan otras caracter¨ªsticas, m¨¢s cercanas a Hollywood que al patio de su recreo. Probablemente mirando al mar, sin saber por qu¨¦ iba y ven¨ªa (o quiz¨¢s s¨ª), sin recordar como cabece¨® en plancha a ras de suelo aquel centro de Rojo desde la izquierda o como recorri¨® todo el campo, con la lengua fuera, en el minuto 85 sin que ning¨²n compa?ero pudiera seguirlo y dispar¨® desde lejos, ya sin fuerzas, para batir a Harriot, el portero del Dumferline escoc¨¦s (o quiz¨¢s s¨ª). ?l perdi¨® la memoria, pero la memoria no le perder¨¢ a ¨¦l.
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