Jovetic hace de Sergio Ramos en la victoria del Sevilla ante el Real Madrid
Tras un duelo tit¨¢nico, un gol del montenegrino en el tramo final hace sucumbir al Madrid tras 40 partidos invicto y confirma la solidez de un Sevilla con cuajo, f¨²tbol y mucha fe
Si hay partidos que sellan a los equipos, uno de ellos fue el del Pizju¨¢n, m¨¢s apasionante que seductor, pero extraordinario para calibrar a uno y otro: firme el Madrid, tremendo el Sevilla. Tuvo poso el Real, que se qued¨® a un paso de la victoria en un encuentro solo para espartacos, ganado finalmente por un cuadro local que es cosa seria, muy seria. Lo fue en desventaja y con el arrebato final, cuando retorci¨® el marcador con un remangue fant¨¢stico. Un repunte que engrandeci¨® lo que es este Sevilla, que no se rinde ni a tiros, que se cree lo que es: un gran equipo, con car¨¢cter, f¨²tbol, ¨¦pica y fe. Lo pag¨® el Real, que sucumbi¨® tras un r¨¦cord de 40 partidos invicto, y lo hizo por su flacidez final, cuando Sergio Ramos, el m¨¢s se?alado de la noche, bati¨® a su colega Keylor Navas y luego puso el sello Jovetic, cuyo disparo super¨® m¨¢s de la cuenta al meta costarricense, inopinadamente fuera de lugar en la jugada decisiva.
A los campeones se les mide en muchas circunstancias, por lo que dan con el viento a favor y en jornadas crudas. Volaba el Madrid en ambas direcciones, con un penalti ejecutado por Cristiano en medio de un reto may¨²sculo. Pareci¨® una estocada para los de Nervi¨®n, pero este equipo tiene espinazo, se resiste a ser un telonero. Tir¨® de coraje, se rebel¨® contra su presumible papel de resistente y como un jabato dio la vuelta al resultado en el tramo final. Un equipazo este Sevilla, que trasciende a cuestiones pedestres, que es mucho m¨¢s que un conjunto volc¨¢nico. Tiene juego, jugadores y hueso.
De entrada, el choque nada tuvo que ver con el de la Copa, esta vez con los titulares al frente. Ambos equipos tuvieron m¨¢s poso que gallard¨ªa. Cada cual anul¨® a cada cual, de eso se trataba, seg¨²n el plan de cada equipo. Con tres centrales el Madrid, con dos zagueros de cierre y otros tantos pivotes defensivos el Sevilla (N¡¯Zonzi e Iborra). Ambos temerosos, respetuosos. As¨ª, no hubo quien se impusiera de inicio, tablas en todos los sectores del campo. Lo mismo barr¨ªa Casemiro que tiraba de pico y pala N¡¯Zonzi, el mejor de la cita, coloso entre colosos.
Los Nasri y Modric, de peones, a la espera de una rendija en un duelo sin rendijas, sin concesiones, m¨¢s pizarrero que atractivo. Un brindis de entrenadores, no de aficionados. Resultado: tuvo empaque el Sevilla, tuvo empaque el Madrid. Cada defensa no tuvo discusi¨®n. Todo medido, muy medido, sin nadie que se soltara los grilletes. M¨¢s pendientes uno y otro de negarse, que de imponerse. El duelo requer¨ªa un solista. Muchos sobre el campo, pero hasta el final ninguno con do de pecho. Prudencia y prudencia, te temo y me temes, me aguantas y te aguanto. Me cuido y cu¨ªdate.
Respeto. Siempre lo tuvo el hidalgo Madrid, y se lo ha ganado con creces el Sevilla. Ni con f¨®rceps hab¨ªa manera, cada asalto era mundial. Un partido de contundencias, solo apto para tipos curtidos, para gente con solidez, caso de los tres centrales dispuestos por Zidane, Varane, Ramos y Nacho, impecables toda la noche hasta que el capit¨¢n de Camas hizo de Danilo y se la col¨® a Keylor Navas. Una muestra m¨¢s de que este Madrid tiene muchos registros, lo sabe y lo interpreta Zidane, cada jornada m¨¢s entrenador que solo padrino de unos y otros, por m¨¢s que doblara la rodilla al final. Y bien que lo es Sampaoli.
Envid¨® con todo el t¨¦cnico local, pero sus muchachos tiraron de freno de mano hasta el gol de Cristiano. Nunca antes hubo grandes oportunidades hasta que Carvajal meti¨® el turbo y Sergio Rico se cruz¨® en su aventura. El meta toc¨® la pelota, pero cay¨® el lateral y el ¨¢rbitro sospech¨® que hubo condena. As¨ª lo decret¨®. Acert¨® CR, de puntillas por Nervi¨®n, y pareci¨® que era el punto final. Pero no hay bandera blanca en este Sevilla.
La entrada de Sarabia y Jovetic dio un segundo aire a los de Sampaoli. Lejos de griparse ante todo un Madrid en alza, este Sevilla no quiere estar destinado al olvido. Con los relevos cambi¨® de marcha, Ramos desvi¨® en mala direcci¨®n un centro de Sarabia y Jovetic caz¨® un disparo que pill¨® a Keylor mal puesto. El Madrid hab¨ªa perdido el paso justo cuando el Sevilla daba falsas muestras de haberse cegado ante la enjundia de semejante adversario. Si hab¨ªa que medir a este pujante Sevilla, nada mejor que su rebeld¨ªa final. Llegar¨¢ donde llegue, pero est¨¢ para lo fino y para lo grueso. Es algo m¨¢s que un equipo de boinas verdes. Se le vio ante un Madrid que claudic¨® sin remedio, m¨¢s por empe?o ajeno que por flojera propia. Hay Liga.
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