¡°No va a dar el ramo de flores un t¨ªo con barba, ?no?¡±
En Espa?a no parece que vaya a calar el ejemplo australiano, que ha prohibido las azafatas en los podios de las carreras ciclistas
¡°Y j¨®venes hermosas te cubrir¨¢n de flores¡±, promet¨ªa el escritor Dino Buzzati a los ciclistas del Giro de 1949 traduciendo al lenguaje cotidiano las p¨²beres can¨¦foras que seg¨²n Rub¨¦n Dar¨ªo deber¨ªan ofrendar las hojas de acanto al amigo poeta Paul Verlaine en su tumba. El ramo de flores, el podio y la guapa y su beso han sido desde que el ciclismo es ciclismo los s¨ªmbolos que acompa?an a la victoria, que hacen re¨ªr feliz al campe¨®n despu¨¦s de su esfuerzo, que le hacen perseguir en los momentos de duda y dolor. La materia de la que est¨¢n hechos los sue?os. No ya en Australia, donde estos d¨ªas en el Tour Down Under, la carrera que ha inaugurado la temporada ciclista, al ganador de las etapas no le entregan el ramo de la victoria j¨®venes hermosas en el podio que dejan en sus mejillas la huella del carm¨ªn de sus besos. Una tradici¨®n que se apaga. ¡°Una representaci¨®n casposa¡±, en palabras de Dori Ruano, exciclista salmantina, campeona del mundo en 1998. La ha prohibido el Gobierno australiano por sexista, por confinar a la mujer al papel de adorno. En las fotos, los ganadores est¨¢n solos y saludan con el ramo en la mano. No parecen sentirlo mucho.
¡°Lo importante es llegar al podio, el resto es algo secundario m¨¢s que nada porque est¨¢s en competici¨®n y tienes que estar concentrado¡±, dice Alberto Contador, un ciclista habitual de los podios que no piensa que el papel de la mujer en las ceremonias puede no ser muy digno. ¡°Yo no le doy mayor importancia al asunto. La mujer que est¨¢ ah¨ª no es un florero, est¨¢ desempe?ando un trabajo como el que es camarero, como el que es periodista o el que es azafato. A m¨ª ni me parece bien ni me parece mal. Igual que hay mujeres puede haber hombres, ?no?¡±.
Hombres los hay en casi todas las carreras femeninas y los ha habido a t¨ªtulo experimental en algunas pruebas masculinas en Francia, lo que no complacer¨ªa mucho a Fernando Escart¨ªn, exciclista con podio en el Tour y en la Vuelta y director t¨¦cnico de la Vuelta a Espa?a. ¡°Yo soy partidario de que las chicas sigan haciendo el podio, no lo tomo como algo sexista¡±, dice Escart¨ªn. ¡°Siempre queda m¨¢s elegante que el ramo de flores lo d¨¦ una chica, no va a darlo un barbas, ?no?¡±.
Escart¨ªn explica que el procedimiento es ahora mucho m¨¢s profesional que antes, cuando ¨¦l era ciclista. ¡°Ahora son solo cuatro azafatas las que hacen podio y se van cambiando de ropa seg¨²n el premio que tengan que entregar al final de las etapas¡±, dice. ¡°Antes, la Vuelta era otra cosa. Muchos ciclistas extranjeros dec¨ªan que ven¨ªan a la Vuelta porque era la carrera con m¨¢s azafatas, con m¨¢s chicas. Y una de ellas es mi mujer, mi amor eterno¡±. Escart¨ªn se cas¨® con Ana Ferrer, una azafata de Moviline, los primeros tel¨¦fonos m¨®viles de Telef¨®nica. ¡°La conoc¨ªa fuera de la Vuelta, porque era amiga de la mujer de ?ngel Casero, el ganador de la Vuelta de 2001, que me la present¨®¡±.
¡°Antes, en sus a?os de apogeo con Enrique Franco, a finales de la d¨¦cada de los 90, la Vuelta lleg¨® a contar con m¨¢s de 40 azafatas, 15 de ellas dedicadas solo al podio y el resto atendiendo en las casetas del Punto de Encuentro y paseando con paraguas publicitario delante de las c¨¢maras al final de las etapas¡±, explica V¨ªctor Cordero, director de la Vuelta entonces. ¡°Pero la Vuelta ha avanzado mucho en la cuesti¨®n de la mujer. Ha creado una carrera femenina pese a tener, incluso, la oposici¨®n de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), el mismo organismo que hasta mediados los a?os 80 prohib¨ªa acreditar a las mujeres para cualquier funci¨®n en cualquier carrera masculina¡±.
Cordero recuerda que los comisarios de la carrera no le dejaban llevar mujeres en el coche, un problema que tambi¨¦n sufr¨ªan los directores. ¡°Nadie pod¨ªa entrar en carrera sin estar acreditado y las mujeres no se pod¨ªan acreditar. Solo se las admit¨ªa en las carreras como chicas de podio o azafatas¡±, dice. Tampoco los directores permit¨ªan entrar en los hoteles a las mujeres o a las novias de los ciclistas, que so?aban con fugas aventureras y con besos de carm¨ªn en el podio.
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