Nadal consume a Zverev y accede a octavos en Australia
El de Manacor, jer¨¢rquico y p¨¦treo, se impone en un pulso ¨¦pico al fabuloso joven alem¨¢n, que se deshizo en el tramo definitivo por la exigencia f¨ªsica de su rival (4-6, 6-3, 6-7, 6-3 y 6-2, despu¨¦s de 4h 05m)
A lomos de la ¨¦pica, con una actuaci¨®n que puede marcar un punto de inflexi¨®n porque el joven Alexander Zverev se las hizo pasar canutas y ¨¦l logr¨® salir adelante, rumbo a los octavos, Rafael Nadal venci¨® y dio un paso m¨¢s en este Abierto de Australia. El espa?ol rubric¨® un triunfo marca de la casa, con una elevada carga emocional (4-6, 6-3, 6-7, 6-3 y 6-2, tras 4h 05m), y confirm¨® su presencia en la segunda semana y sus credenciales al primer Grand Slam. Despu¨¦s de haber superado a Mayer y Baghdatis, la de Zverev era ya una cita de empaque, para calibrar mejor en qu¨¦ punto est¨¢ Nadal. Y el balear demostr¨® que hoy por hoy es un tenista s¨®lido, desde luego mucho m¨¢s que hace pocos meses. Sobrevivi¨® el de Manacor y en la siguiente ronda se medir¨¢ a Gael Monfils (6-3, 7-6 y 6-4 a Philipp Kolschreiber).
Fue un duro d¨ªa en la oficina para Nadal, porque todo lo que se ha escrito y dicho sobre Zverev, la catarata de elogios que recibe el alem¨¢n, est¨¢n m¨¢s que justificados. ?l es el prototipo perfecto, el molde ideal del tenis futurista que ha llegado y se ha impuesto. Sin embargo, reducir su potencial al de un gran pegador, al de un tallo (1,98) que despide fuego con la raqueta, ser¨ªa un error. Es un bombardero, s¨ª, pero adem¨¢s tiene movilidad y muy buenas maneras t¨¦cnicas; es intuitivo, din¨¢mico y agresivo, de ah¨ª su salida en estampida. Y por encima de todo tiene un activo del que carecen otros j¨®venes que miran a la cima: car¨¢cter.
Tiene hambre Sascha Zverev, perfil de n¨²mero uno. Ganas de comerse el mundo. Digiere con naturalidad la presi¨®n y parece importarle un comino qui¨¦n est¨¢ enfrente, ya sea Nadal, Federer o Djokovic. A los dos ¨²ltimos ya les ha derrotado y al espa?ol le exigi¨® este s¨¢bado desde el primer segundo, desde la primera pelota en juego. Qu¨¦ forma de pegar; qu¨¦ derecha y qu¨¦ segundos servicios. Durante un buen rato le hizo recular al mallorqu¨ªn dos metros y medio con respecto a la l¨ªnea de fondo, porque era la ¨²nica manera de poder cazar las bolas, con picos de 215 km/h. Nadal pretende este a?o dominar, pero el chico no le dej¨® y trabajar desde el repliegue para salir adelante.
Aplaud¨ªa Rod Laver, una de los grandes hist¨®ricos del tenis, porque estaba presenciando un juego de altos quilates. Zverev (24? del ranking) a la ofensiva, Nadal al contraataque. Primer parcial para el alem¨¢n, respuesta del espa?ol. Fue este erosionando poco a poco a la torre, encontrando ¨¢ngulos y variando alturas para comprometerle. Tir¨® de jerarqu¨ªa y cortados el balear para equilibrar el pulso, muy nivelado ya en el tercer set. No afloj¨® ninguno en ese tramo. Ah¨ª es cuando apareci¨® el Nadal m¨¢s gran¨ªtico, el hombre de la mente de acero. Intent¨® frenar el ritmo, cortar las alas del jugador del futuro. Este tuvo que sudar de lo lindo para sacar cada uno de los juegos, pero aguant¨® el tipo.
Parec¨ªa que lo ten¨ªa Nadal. Le someti¨® a un verdadero examen psicol¨®gico el espa?ol en cada punto. Progres¨® el marcador (2-2, 3-3, 4-4, 5-5¡) e intensific¨® el test, para comprobar si el alumno m¨¢s aventajado ten¨ªa arrestos y era capaz de superar una prueba de m¨¢xima dificultad, porque tutearle a un Nadal que aprieta y aprieta, y que llama constantemente a la ¨¦pica, as¨ª lo es. Se dirimi¨® la tercera manga en el tie-break y Zverev resisti¨® al envite. Todo personalidad el alem¨¢n, quien a pesar de comenzar a remolque tuvo temple, derecha caliente y cabeza dura. 7-5 en la muerte s¨²bita y lo celebr¨® como si hubiera ganado ya el partido, con el lenguaje gestual tan importante en las fases cr¨ªticas de los partidos. Un mensaje desafiante, una mirada retadora, de las que invitan a reactivarse a Nadal y a no hincar la rodilla.
El balear, una roca, le¨®n herido, se transform¨® en un espig¨®n y se hizo grande, gigante para el adolescente alem¨¢n
As¨ª que este se revolvi¨® como un le¨®n herido. En el terreno de la tensi¨®n, donde se distingue a los buenos de los mejores, el balear se desenvuelve como pocos. Break de arranque y una respuesta inmediata: no, no se lo iba a poner f¨¢cil; para el doctorado, a Zverev le iba a hacer falta un esfuerzo final. Estaba ante una roca, ante la rampa m¨¢s inclinada de Alpe d¡¯Huez. Subi¨® pi?¨®n y baj¨® plato el alem¨¢n, porque el desnivel iba en aumento. Nadal, con m¨¢s gasolina en las piernas que el de Hamburgo, este todav¨ªa verde en lo f¨ªsico, por hacerse su cuerpo a¨²n, se transform¨® en un espig¨®n e invirti¨® la tendencia con unos niveles soberbios de servicio (75% de efectividad) y su versi¨®n m¨¢s p¨¦trea.
Igual¨® el electr¨®nico, dos sets a dos, y quebr¨® reci¨¦n entrada la manga definitiva. Zverev fue inteligente y no se ceb¨®. No se descolg¨®, sigui¨® la rueda y replic¨® con otra rotura. Entonces, superadas ya las tres horas y media de careo, la tensi¨®n se multiplic¨® por mil en la central de Melbourne y el partido se abri¨® por completo. Zverev, acalambrado, extenuado a m¨¢s no poder, requiri¨® de asistencia m¨¦dica despu¨¦s de que Nadal le exprimiese los m¨²sculos de las piernas en un intercambio de 37 golpes que se adjudic¨® Sascha. En ese punto se rompi¨® el motor del alem¨¢n, que se desplazaba a duras penas, con una notable cojera. Ah¨ª quebr¨® Nadal otra vez su saque (3-2) y se hizo grande, gigante para el alem¨¢n, que ante la imposibilidad de moverse bien, muy mermado, tuvo que sobrevivir a base de aces (19).
Llam¨® a las musas el balear. O sea, a esa dosis de ¨¦pica que ha forjado su historia. Y Zverev, consumido, pag¨® finalmente su apuesta: 58 ganadores, pero 74 errores no forzados; Nadal err¨® 34 veces. Demasiada volea a la red, aspecto claramente a mejorar. Mientras, el c¨¦lebre Boris Becker se preguntaba si el adolescente alem¨¢n podr¨ªa derribar a otro coloso y se convertir¨ªa en un hombre en la intensa tarde australiana. Y la respuesta fue no. No todav¨ªa. Probablemente no tarde demasiado, pero el viejo orden prevalece. Y Nadal a¨²n es m¨¢s fuerte que ¨¦l. El presente todav¨ªa es suyo, del treinta?ero que se busca a s¨ª mismo. Nadal es una piedra. Granito puro.
RESULTADOS DE LA 6? JORNADA. S?BADO 21
Cuadro masculino: Rafael Nadal, 4-6, 6-3, 6-7, 6-3 y 6-2 a Alexander Zverev; Roberto Bautista, 7-5, 6-7, 7-6 y 6-4 a David Ferrer; Denis Istomin, 6-4, 4-6, 6-4, 4-6 y 6-2 a Pablo Carre?o; Milos Raonic, 6-2, 7-6, 3-6 y 6-3 a Gilles Simon; Dominic Thiem, 6-1, 4-6, 6-4 y 6-4 a Benoit Paire; David Goffin, 6-3, 6-2 y 6-4 a Ivo Karlovic; Grigor Dimitrov, 6-3, 6-2 y 6-4 a Richard Gasquet.
Cuadro femenino: Serena Williams, 6-1 y 6-3 a Nicole Gibbs; Barbora Strycova, 6-2 y 7-5 a Caroline Garcia; Ekaterina Makarova, 6-2, 6-7 y 6-3 a Dominika Cibulkova; Johanna Konta, 6-3 y 6-1 a Caroline Wozniacki; Jennifer Brady, 7-6 y 6-2 a Elena Vesnina; Mirjana Lucic-Baroni, 3-6, 6-2 y 6-3 a Maria Sakkari; Karolina Pliskova, 4-6, 6-0 y 10-8; Daria Gavrilova, 6-3, 5-7 y 10-8 a Jelena Ostapenko.
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