Nadal derriba a Raonic y disputar¨¢ las semifinales del Abierto de Australia contra Dimitrov
El numero nueve se impone al canadiense con otra actuaci¨®n categ¨®rica (6-4, 7-6 y 6-4, en 2h 44m) y se jugar¨¢ una plaza en la final con el talentoso b¨²lgaro, al que domina por 7-1 en los duelos previos
Rafael Nadal, de nuevo en una versi¨®n convincente, se hizo con una plaza en las semifinales del Open de Australia al derribar a Milos Raonic por 6-4, 7-6 y 6-4 (despu¨¦s de 2h 44m). El espa?ol ten¨ªa ante s¨ª el reto de neutralizar a uno de los sacadores m¨¢s da?inos del circuito y as¨ª lo hizo, con paso firme y un ejercicio soberbio al resto. Aplac¨® al canadiense con templanza, levantando seis bolas de set en contra en el segundo set, y ahora afronta a un adversario radicalmente opuesto, Grigor Dimitrov (6-3, 6-2 y 6-4 al belga David Goffin). No es el b¨²lgaro un mazo, sino un tenista pulcro y t¨¦cnico, de lo m¨¢s est¨¦tico, rev¨¦s a una mano; una reproducci¨®n (salvando las distancias, por supuesto) de Roger Federer. O sea, un reto muy distinto. El de este mi¨¦rcoles consist¨ªa sobre todo en resistir a un bombardeo y Nadal cumpli¨® con su misi¨®n.
El guion del partido estaba muy definido, as¨ª que nada de sorpresas. Anticipaba Nadal que deb¨ªa servir bien y meter muchos primeros para evitar los abordajes del gigante, que ten¨ªa que ser agresivo y poner lo mejor posible la raqueta para restar, o sea, sacar el escudo, porque la derecha de Raonic escupe unos pelotazos tremendos, a 225 km/h. As¨ª que el balear se aplic¨® desde el primer parcial, impecable por su parte. Sirvi¨® de f¨¢bula (73% de efectividad, un 83% de puntos con primeros); rest¨® mejor (dej¨® al canediense en 14 aces, cuando este hace dos d¨ªas convirti¨® 33 ante Roberto Bautista); e interpret¨® de maravilla cada punto. Fall¨® poco (24 errores no forzados). Su derecha envolvi¨® la bola en los tiros cruzados y su rev¨¦s cort¨® cargado de revoluciones, de arriba abajo.
Todo un mensaje para Raonic, al que los tiros combados de Nadal le atropellaron todo el rato, cada vez que se asomaba a la red. Ha reforzado el canadiense su juego. Ya no es monoregistro, pero su fisionom¨ªa le condiciona tanto (1.96 y casi 100 kilos) que en t¨¦rminos de movilidad a¨²n le queda mucho trabajo por hacer. Nadal lo sab¨ªa bien y lo aprovech¨® muy bien el mallorqu¨ªn, abri¨¦ndole ¨¢ngulos y haci¨¦ndole corretear de un lado a otro, sin aflojar. Raonic llegaba siempre forzado e inc¨®modo, luego sus devoluciones eran muy imprecisas o bien dejaba descubierta toda la pista para disfrute de Nadal, que rubric¨® incluso m¨¢s ganadores (40-39).
Al canadiense, que perder¨¢ el tercer puesto del ranking en favor de Stan Wawrinka, le falta adem¨¢s un punto de malicia en el juego. Tiene un punto de ingenuidad porque telegraf¨ªa en exceso y abre pasillos con facilidad. La bola le rebasaba por un costado u otro, y si la alcanzaba voleaba mansamente a la red (52% de acierto, por un 88% al otro lado). Le achuch¨® Nadal, increment¨® el voltaje y le rompi¨® el servicio en el sexto juego, para 4-3 a su favor. Con esa rotura ten¨ªa ya mucho terreno recorrido en esa primera manga. Despu¨¦s, turbo y solvencia. Y Raonic, con su trote elefantuno, persiguiendo la pelota como si esta fuese una liebre huyendo de ¨¦l, y en la mayor¨ªa de los casos el animalillo ganaba en la carrera.
La clave, las seis bolas salvadas en el segundo set
El gigante, aquejado de un proceso febril, todo sea dicho, empez¨® a mosquearse consigo mismo. Maldec¨ªa en el banquillo, en serbio, y tambi¨¦n en la pista, en direcci¨®n a su t¨¦cnico Riccardo Piatti. Y es que Nadal le someti¨® a un continuo estr¨¦s. Los intercambios, nunca m¨¢s all¨¢ de cuatro o cinco golpes, ca¨ªan siempre del lado del espa?ol. Este, por cierto, fue apercibido una vez m¨¢s con un warning por la juez de silla, debido a su tardanza a la hora de sacar. Ten¨ªa todo el tiempo del mundo Nadal. No le importaba que se alargase la historia, mientras que a Raonic, mucho m¨¢s justo de fuerzas ¨C¡°?No me puedo impulsar m¨¢s!¡±, grit¨® hacia su box¨C, le interesaba en todo caso abreviar.
El balear gu¨ªa hacia la frustraci¨®n. Ense?a el caramelo y lo quita. No baja el pist¨®n ni permite un solo punto de cortes¨ªa
Pero no lo consigui¨® en la segunda manga, en la que apret¨® al resto y exigi¨® un poquito m¨¢s, decantada en el tie-break. Previamente Nadal hab¨ªa salvado tres bolas de set, en su l¨ªnea, mellando la moral del canadiense, y en la muerte s¨²bita sorte¨® otras tres m¨¢s. Seis en total, una barbaridad. Demasiado para Raonic, demasiado para cualquiera. Nadal atin¨® a la primera que tuvo (8-7) y a partir de ah¨ª naveg¨® a placer. Tiene la virtud el balear de guiar los partidos hacia el territorio emocional que a ¨¦l tanto le gusta, de sacar de sus casillas al que se pone enfrente. Los reduce con su velocidad de crucero y conduci¨¦ndolos hacia la frustraci¨®n. Sienten todos ellos el aliento en la nuca. Les ense?a el caramelo y se lo quita. No baja el pist¨®n ni permite descanso, ni siquiera un punto de cortes¨ªa. Nada. Nadal.
Puso rumbo el mallorqu¨ªn a las semifinales, las primeras en tres a?os, las quintas en Australia; 24 en su historial, por delante ya en este sentido de Pete Sampras (23). Cerr¨® el tercer set con una rotura en el juego final y ahora, el viernes, Grigor Dimitrov, un pr¨ªncipe desvalido. Rev¨¦s a una mano y un cat¨¢logo exquisito de golpes; rehabilitado el b¨²lgaro por el preparador venezolano Daniel Vallverd¨². 7-1 en el global. El ¨²ltimo choque entre ambos fue en Pek¨ªn, el pasado mes de octubre. Ese d¨ªa Nadal se perdi¨® solo y cedi¨® contra el 15 del mundo, que hasta entonces no le hab¨ªa vencido nunca. Eran otros tiempos, otro Nadal. Han cambiado mucho las cosas y ahora el de Manacor vuela alto en Melbourne. Est¨¢ Nadal on fire. A solo dos victorias de elevar otro Grand Slam.
RESULTADOS DE LA 10? JORNADA. MI?RCOLES 25
Cuadro masculino: Rafael Nadal, 6-4, 7-6 y 6-4 a Milos Raonic; Grigor Dimitrov, 6-3, 6-2 y 6-4 a David Goffin.
Cuadro femenino: Serena Williams, 6-2 y 6-3 a Johanna Konta; Mirjana Lucic-Baroni, 6-4, 3-6 y 6-4 a Karolina Pliskova.
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