Luka Doncic y Taylor propulsan al Madrid ante el Baskonia
El equipo de Laso es l¨ªder en solitario tras la soberbia actuaci¨®n ofensiva del esloveno y defensiva del sueco
Anda el Baskonia con dientes de sierra mientras el Madrid exhibe sus colmillos. O sea, que el Baskonia tiene problemas de mand¨ªbula frente a la dentadura blanqu¨ªsima del Madrid. En cuanto el conjunto de Laso pill¨® cacho en la tierna carne del Baskonia no solt¨® la pieza hasta que el reloj dijo que misi¨®n cumplida. El colmillo m¨¢s afilado era el de Doncic, no de leche, pero casi, que exihibi¨® todo su manual de mordeduras: tiros lejanos, de media distancia, asistencias, rebotes y una afilada delicadeza en el tercer cuarto con un autopase entre las piernas que dobleg¨® la autoestima del Baskonia.
Baskonia, 71 - Real Madrid, 79
Baskonia: Larkin (5), Budinger (4), Hanga (12), Tillie (4) y Voigtmann (10) --cinco inicial--; Bargnani (5), Diop (3), Sedekerskis (-), Beaubois (20), Blazic (-) y Laprovittola (8).
Real Madrid: Llull (7), Taylor (16), Maciulis (3), Randolph (9) y Ay¨®n (11) --cinco inicial-- Doncic (16), Carroll (2), Draper (2), Nocioni (-), Hunter (7) y Thompkins (6).
?rbitros: Radovic (CRO), Boltauzer (SLO) y Foufis (GRE). Eliminaron a Larkin y a Beaubois por faltas personales.
Fernando Buesa Arena. 13.735 espectadores.
Pero t¨¢cticamente el partido no lo gan¨® Doncic con su juvenil exuberancia, sino Taylor, el discreto sueco del pelo oxigenado que conden¨® a Larkin, el base del Baskonia, su perro de caza de mayor pedigr¨ª, a un ostracismo desacostumbrado. El Baskonia nunca supo parar a Doncic, probablemente porque no ten¨ªa con quien, y el Madrid s¨ª encontr¨® la vacuna anti Larkin. Desde ese mismo momento el partido estaba desnivelado. Crec¨ªan las posibilidades de los blancos en la misma medida que el Baskonia se quedaba a dos velas. La otra vela era la de Beaubois, perro callejero busc¨¢ndose la vida dentro y fuera, fuera y dentro. Hizo 20 puntos, acab¨® eliminado por personales, pero sobre todo se sinti¨® solo.
Basta decir que en una sola ocasi¨®n el Baskonia se adelant¨® en el marcador. Y fue en el primer cuarto, tras un parcial de 11-2 con una canasta de Hanga. Era el momento del h¨²ngaro, probablemente el jugador m¨¢s est¨¦tico, m¨¢s potente y m¨¢s r¨¢pido del campeonato. A falta de Larkin, bien parec¨ªa que Hanga pod¨ªa liderar la manada. Pero el aliento le dur¨® medio partido. Luego rindi¨® su carrera.
El Madrid tom¨® ventaja desde el principio y la dosific¨® casi a placer: que si las asistencias de Llull, los tapones y canastas de Randolph, la mordedura exquisita de Doncic... y el trabajo de perro de prensa de Taylor, incansable, pero habilitado en ataque en un ejercicio continuo de como cortar la defensa del Baskonia. Hac¨ªa la goma el conjunto vitoriano, pero apenas alcanzaba a intercambiar canastas, lo ue tranquilizaba el juego del Madrid. Se asomaba el Baskonia al balc¨®n: que si a cinco, que si a tres, incluso a uno... tres puntos abajo en el descanso alentaban la fe de los locales.
Pero al Baskonia le falta banquillo para la temporada m¨¢s exigente (en partidos), con dos ligas regulares al mismo tiempo. Ni Bargnani es Bragnani, ni Laprovittola a¨²n es Laprovittola, ni Badinger parece un tirador americano. Solo Beaubois y Voigtmann resistieron el ataque. Pocos son dos para tanto empe?o... Surgi¨® Doncic y el partido se par¨® a su gusto. M¨¢s que defenderle, intentaban verle jugar. Rompi¨® el partido y el Madrid se vio ganador, aunque nunca se fuera muy lejos. No solo eso: rompi¨® el maleficio del Baskonia en la Euroliga y se coloc¨® l¨ªder en solitario de la competici¨®n. Los dientes de sierra del conjunto vitoriano solo mostraron la parte de abajo. Cuatro derrotas de cinco partidos empiezan a comprometer su hasta ahora acomodada posici¨®n en la clasificaci¨®n.
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