Ana Guevara: ¡°El machismo es igual en el deporte y la pol¨ªtica¡±

Antes de que Ana Gabriela Guevara (Sonora, 1977) se convirtiera en la referente del deporte en su pa¨ªs, quiso ser Michael Jordan. De peque?a empez¨® a jugar al baloncesto en una liga organizada por las maquiladoras de Nogales, justo en la frontera con Estados Unidos. ¡°El sue?o de cualquier atleta era representar al equipo de la ciudad¡±, recuerda la hoy senadora. Ese deporte lo practic¨® hasta los 18 a?os cuando su entrenador, Luis Cruz, le dijo ¡°lo tuyo es correr¡±.?

Y corri¨® hasta lograr lo que ninguna atleta mexicana hab¨ªa logrado nunca. Con s¨®lo 19 a?os y sin ninguna experiencia en la pista, subi¨® la primera al podio nacional. De ah¨ª escal¨® sin tregua hasta ganar el oro en los Panamericanos en Winnipeg, Canad¨¢, 1999. Se consagr¨® como la mejor velocista ¡ªsu especialidad fueron los 400 metros¡ª del mundo en Madrid 2002 y, sobre todo, con el oro en el campeonato en Par¨ªs 2003. En los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas 2004, con una lesi¨®n en el tend¨®n de aquiles, recogi¨® la medalla de plata. En cuatro a?os la joven deportista hizo historia, bati¨® todos los r¨¦cords, y consigui¨® que M¨¦xico celebrara el triunfo en un deporte hasta ese entonces pr¨¢cticamente desconocido. Su talento fue efervescente.

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Para Ana no fue f¨¢cil explicarle a sus padres y amigos que se quer¨ªa dedicar al atletismo, una disciplina inexplorada por las mexicanas. Completamente opuesta a todo lo femenino en un pa¨ªs muy conservador. La joven Guevara tampoco sab¨ªa mucho del tema, ella s¨®lo quer¨ªa correr. Y centrada en una ecuaci¨®n simple: ¡°Acierto, error, repetici¨®n. As¨ª se hace al maestro¡±, que hasta hoy repite como un mantra, logr¨® un ¨¦xito no superado hasta el momento por ninguna atleta. Pero paralelas a sus victorias llegaron las cr¨ªticas f¨¢ciles sobre su f¨ªsico y una que le doli¨® mucho m¨¢s: el cuestionamiento sobre su g¨¦nero.

La identidad de Ana se construy¨® a partir de sus m¨²sculos marcados, el cabello largo amarrado con una coleta, unos botines personalizados con los colores de la bandera mexicana y unas gafas contra la luz. ¡°Cuando estoy con amigos en un caf¨¦, me dicen ¡®oye ponte una gorra y unos lentes de sol¡¯. Y digo, no, es peor. La gente me ubica m¨¢s as¨ª que como voy ahora pintada. Entre m¨¢s deportiva me ponga, que es lo que habitualmente hacen las estrellas, m¨¢s me van a reconocer¡±, comenta y deja ver una sonrisa.

A Guevara no solo la ha acompa?ado la velocidad, tambi¨¦n el machismo. Cada vez que despuntaba a nivel nacional e internacional se gan¨®, gratuitamente, insultos. ¡°Ten¨ªa muy claro que no era Nuestra Belleza, no me pod¨ªa maquillar para ir a entrenar, no pod¨ªa andar en tacones, ni en vestido, ni en un desfile de modas¡±, menciona la exdeportista de 39 a?os.

Guevara no solo se enfrentaba a sus rivales en la pista, sino a M¨¦xico. El pa¨ªs al que siempre hab¨ªa defendido en el extranjero, dud¨® hasta de su sexo. Cuando se col¨® entre las mejores 20 del mundo en 2001 se someti¨® a ex¨¢menes de feminidad. ¡°En M¨¦xico eso no exist¨ªa, a nadie se lo hab¨ªan hecho, entonces el desconocimiento de los medios y de la gente les llevaba a sospechar que algo estaba mal¡±, explica. ¡°Me toc¨® educar directivos, atletas, medios de comunicaci¨®n e intent¨¦ que comprendieran lo que esto significada¡±.

Desde 2012 es senadora por el Partido del Trabajo y cuenta que no ve una gran diferencia entre el machismo del deporte y el de la pol¨ªtica. ¡°Es igual, lo hace m¨¢s evidente ser figura p¨²blica¡±, comenta Guevara quien, en diciembre pasado fue brutalmente golpeada por dos sujetos. Ella viajaba en su motocicleta, sobre una de las carreteras principales de la Ciudad de M¨¦xico, hasta que una camioneta la derrib¨® y pidi¨® que se hiciera cargo de los da?os y a cambio recibi¨® golpes y patadas que le fracturaron el p¨®mulo derecho en tres partes.

Sentada en su despacho, repleto de galardones pasados, recuerda aquel momento y es muy dura con la situaci¨®n de los deportistas hoy en d¨ªa. ¡°Uno de los clavitos del deporte en M¨¦xico es el exceso de apoyo que tienen los atletas, las becas de los seleccionados son alt¨ªsimas, entonces empiezan a hacer cosas que el dinero les permite¡± dice Ana y sentencia ¡°el apoyo no es un factor diferenciador¡±. Se muestra completamente en contra de la administraci¨®n de recursos en las instituciones deportivas mexicanas, esas que en 1997 le frustraron competir en el equipo 4x400 metros del continente americano en la Copa del Mundo en Sud¨¢frica. Un error de comunicaci¨®n con la federaci¨®n nacional provoc¨® que Guevara llegara un d¨ªa despu¨¦s de la carrera. ¡°Mis primeros cuatro a?os fueron de incertidumbre¡±, recuerda. ¡°Y poco ha cambiado desde entonces¡±, a?ade.

Su carrera termin¨® de tajo en 2007, ese a?o compiti¨® por ¨²ltima vez en la Copa del Mundo de Osaka, Jap¨®n. Guevara ya no soportaba la opaca gesti¨®n de su federaci¨®n ni de la Comisi¨®n Nacional de Cultura F¨ªsica y Deporte (Conade). Un d¨ªa de diciembre lleg¨® al entrenamiento, por primera vez, con desgana. Estaba en las v¨ªsperas de otra cita ol¨ªmpica, la de Beijing. ¡°No ten¨ªa esta hambre de ganar, dej¨¦ de sentir eso¡±, explica. Su partida ten¨ªa la intenci¨®n de poner en evidencia las carencias en el deporte. ¡°Todav¨ªa se repiten las mismas problem¨¢ticas y no ha cambiado absolutamente nada¡±, sentencia.

¡°Vivimos en una ciudad que genera un coraje incre¨ªble por el tr¨¢fico, la econom¨ªa, y todo esto provoca situaciones violentas. El deporte es una v¨ªa para poder mitigar la frustraci¨®n. Cuando me agredieron estaba en la calle, no me quiero imaginar lo que ocurre tras cuatro paredes. Tenemos que buscar las mec¨¢nicas para poder despresurizar y el deporte sirve para eso¡±, cuenta, convencida de que los valores deportivos son claves para el progreso.

El pr¨®ximo a?o, Ana Gabriela dejar¨¢ el Senado. Sus planes se centrar¨¢n en el sue?o de su vida: el deporte y en c¨®mo educar con ¨¦l a las pr¨®ximas generaciones. ¡°Vivimos en una vor¨¢gine competitiva donde no est¨¢ permitido perder. Ahora los ni?os crecen con la idea de que s¨®lo est¨¢ bien ganar. No todos podemos ser Messi¡±, considera la atleta que provoc¨® que las convocatorias de atletismo se abarrotaran de ni?as con la intenci¨®n de ser la pr¨®xima Guevara.