El Eibar arrolla al M¨¢laga
El equipo armero apela a la solvencia para seguir so?ando con metas europeas
Nada acredita m¨¢s a un equipo sin posibles que ser un equipo solvente. Algo as¨ª como el sano ejercicio de la econom¨ªa familiar, la gesti¨®n de los recursos, de la invenci¨®n, el milagro, el atrevimiento y de la ropa vieja, un arte que cultivan los mejores cocineros. El Eibar tiene el don de la insistencia, la virtud de la fe y el sacrificio como homenaje a esa cruz que luce en su escudo. Todo lo contrario que el M¨¢laga, que exhibi¨® en Ipurua una mirada l¨¢nguida, una ca¨ªda de ojos como de despu¨¦s de una siesta, a pesar de haberse plantado en el campo con bases s¨®lidas.
Eibar, 3 - M¨¢laga, 0
M¨¢laga: Kameni; Rosales, Luis Hern¨¢ndez, Miguel Torres, Juankar; Duda (Charles, m. 57), Llorente; Keko (Ontiveros, m. 53), Fornals, Jony (Villanueva, m. 73); y Santos. No utilizados: Boyko, De Michelis, Chory Castro y Pe?aranda.
Goles: 1-0. M. 43. Adri¨¢n. 2-0. M. 50. Adri¨¢n, de penalti. 3-0. M. 52. Sergi Enrich.
?rbitro: Estrada Fern¨¢ndez. Expuls¨® a Rosales (m. 70) por doble amonestaci¨®n. Tarjetas amarillas a Capa, Ontiveros, Miguel Torres y Beb¨¦.
Unos 5.000 espectadores en Ipurua
Pero el Eibar enga?a. Parece que no encuentra el sitio, ni el toque, ni la asociaci¨®n y, por lo tanto, ni el peligro, ni el remate. Parece que se enreda, que si Arbilla, derecho jugando por la izquierda, no llega a donde debe llegar; que si Inui, derecho jugando por la izquierda, no acaba lo que empieza; que si Adri¨¢n no encuentra ni el bal¨®n ni su sitio; que si Enrich se vac¨ªa como si al mar le hubieran quitado el tap¨®n de la ba?era. La monoton¨ªa a la que le conduc¨ªa el M¨¢laga con Llorente de medio centro impidiendo en el juego a¨¦reo las segundas jugadas, las ca¨ªdas en las que se basa una parte del juego ofensivo del Eibar. El resto parec¨ªan fantasmas arrastrando sus cadenas, o sea persiguiendo las sombras de sus oponentes.
Pero al Eibar le solt¨® las cadenas Capa, un lateral libre, poderoso, animoso y de buen tacto. ?l era el impulso, la energ¨ªa. Jony no pod¨ªa con ¨¦l. Y Capa, que es un portento f¨ªsico, abri¨® el tarro de sus esencias y se marc¨® un pase al primer toque que dej¨® solo a Enrich para asistir a Adri¨¢n en el primer gol. Por mil¨ªmetros era fuera de juego de Enrich, esa m¨ªnima distancia que el ojo es incapaz de juzgar a la velocidad que va el bal¨®n jugado al primer toque.
Es la chispa del Eibar, el equipo que parece convivir con la monoton¨ªa y de repente se suelta el pelo. El M¨¢laga hizo una mueca m¨¢s que de desagradado. Hab¨ªa defendido con orden y se encontr¨® con un gol en cuanto hubo una jugada de cuatro toques. Y ya en pleno carnaval, en siete minutos, lleg¨® el penalti a Pedro Le¨®n, inapelable, que Adri¨¢n marc¨® con la precisi¨®n de un joyero. Y luego el tercero en un centro de Arbilla, con la izquierda, que Enrich caz¨® a la carrera, con tres jugadores del Eibar esperando el remate.
El desfile hab¨ªa terminado. Lo que quedaba es eso que la gente no ve porque ya solo disfruta de lo que ha visto. Se quej¨® con raz¨®n, el M¨¢laga, de un fuera de juego inexistente de Santos (que a¨²n as¨ª dispar¨® a la cruceta), y el Eibar -antes del segundo gol- de un fuera de juego que no era de Enrich como peniteciando el primer gol. Los tres goles, unidos a la expulsi¨®n de Rosales, convirtieron el resto en una penitencia malaguista. Y el Eibar que sigue so?ando con que su solvencia, primer objetivo le transporte al segundo, la permanencia, ya pr¨¢cticamente asegurada, o al tercero, esa puerta de Europa que se entreabre dejando pasar la luz, por si no se pone el sol.
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