El Red Bull RB13, el coche de la mala suerte¡­para los dem¨¢s

Si Mercedes logra encadenar este a?o su tercer doblete consecutivo igualar¨¢ la racha que Red Bull encaden¨® entre 2010 y 2013, algo que la escuder¨ªa brit¨¢nica tratar¨¢ de evitar tirando de aquello que la convirti¨® en referencia: el aire. El componente aerodin¨¢mico siempre diferenci¨® a la F¨®rmula 1 de las dem¨¢s disciplinas del automovilismo, pero su influencia se fue limitando ¨²ltimamente con el paso del tiempo a partir de una normativa cada vez m¨¢s r¨ªgida. Desde la entrada en escena de la tecnolog¨ªa h¨ªbrida, en 2014, los motores pasaron a ser la pieza m¨¢s determinante de los monoplazas, y a partir de ah¨ª se explica el reinado de Mercedes y las dificultades de los dem¨¢s, Red Bull incluido. Sin embargo, la nueva reglamentaci¨®n es una puerta a la esperanza para la estructura de Milton Keynes, que conf¨ªa en que Adrian Newey, su director t¨¦cnico y uno del os ingenieros m¨¢s influyentes de la F-1 moderna, pueda volver a marcar la diferencia con sus trazos a l¨¢piz.

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La mano del t¨¦cnico no se reconoce a simple vista en las l¨ªneas del nuevo monoplaza del equipo de b¨²falo rojo, presentado el domingo en Montmel¨® y que este lunes ya rueda como el resto de la parrilla en la primera jornada de pretemporada. Pero tambi¨¦n es verdad que los distintivos del genio de Stratford-upon-Avon siempre fueron su discreci¨®n y su devoci¨®n por esconder sus trucos, circunstancia que lleva a pensar que el nuevo Red Bull esconder¨¢ uno o varias sorpresas. Seguramente, si hubo algo que atrajo la mayor¨ªa de las miradas fue el peque?o agujero en la punta de la nariz del aparato. La marca de bebidas austr¨ªaca lleva en el Mundial como constructor desde 2005 y ha identificado num¨¦ricamente cada uno de sus monoplazas con las iniciales de la empresa (RB), acompa?adas por el n¨²mero del proyecto. Si el primero de sus coches fue el RB1, el de este a?o estaba obligado a recibir el nombre de RB13.

¡®RB13, mala suerte para los dem¨¢s¡¯. Ese fue el eslogan que se inventaron los responsables de mercadotecnia de la compa?¨ªa energ¨¦tica para tratar de no traicionar su identidad y, a la vez, tratar de jugar con el respeto que se gan¨® la formaci¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada. ¡°Parece el coche m¨¢s r¨¢pido del mundo¡±, dijo al verlo Daniel Ricciardo, que como su compa?ero, Max Vertsappen, el curso pasado fue capaz de ganar una carrera. Solo ellos dos lograron romper la mon¨®tona tiran¨ªa de Mercedes (nueve victorias de Rosberg y diez para Hamilton). ¡°Tiene una pinta muy agresiva. Esperemos que eso sea porque es tambi¨¦n r¨¢pido¡±, consideraba el holand¨¦s.

Entre ellos y de Daniil Kvyat, que fue substituido por Verstappen en Montmel¨®, sumaron un total de 16 podios, suficiente como para arrebatarle a Ferrari la segunda plaza de la tabla de constructores que Il Cavallino Rampante ostent¨® en 2015. De cualquier forma, si algo diferencia a Red Bull de sus principales oponentes es su dependencia de Renault, quien le suministra los motores. Las aspiraciones de Ricciardo, Verstappen y toda su tropa pasan inexorablemente por la optimizaci¨®n en el rendimiento de sus propulsores. ¡°El motor de este a?o es completamente distinto, es un cambio de filosof¨ªa. En Renault han estado muy atareados este invierno¡±, afirma Christian Horner, el jefe de Red Bull. ¡°Esperamos en que suponga un paso adelante en prestaciones. Si eso ocurre podemos optar todo y poner en apuros a Mercedes y a Ferrari¡±, zanja el brit¨¢nico.