Las dos caras del basti¨®n de San Mam¨¦s

En el diccionario de t¨®picos del Athletic durante buena parte del siglo pasado, hubo dos que adquirieron carta de naturaleza y a¨²n perduran en el subconsciente colectivo: ¡°El Athletic gana en San Mam¨¦s y pierde fuera¡± y ¡°el Athletic gana a los grandes y pierde con los peque?os¡±. M¨¢s all¨¢ de la certeza estad¨ªstica de ambas afirmaciones, lo cierto es que esta temporada la primera frase parece hecha ad hoc para este Athletic y la segunda ha ca¨ªdo en desuso.

El basti¨®n de San Mam¨¦s se ha convertido en el palo de la bandera que explica el s¨¦ptimo puesto del equipo rojiblanco: de los 14 partidos disputados en La Catedral ha ganado 10, ha empatado tres (Osasuna, Atl¨¦tico y Alav¨¦s) y solo ha perdido uno (contra el Barcelona en la segunda jornada). Esta racha de 13 encuentros seguidos sin perder es la mejor del Athletic en 25 a?os, desde la ¨¦poca de Ernesto Valverde como jugador. A cambio, a domicilio era un visitante timorato, desconcertado, confundido, una herida que en parte ha resuelto con la victoria en Anoeta (0-2), que ha elevado su credibilidad y su autoestima.

La visita del Real Madrid examina la dureza de ese basti¨®n que hasta la fecha ha sostenido al Athletic. Al equipo blanco no se le ha dado mal San Mam¨¦s: en los ¨²ltimos 10 a?os ha obtenido siete victorias, un empate y dos derrotas. Un balance intimidatorio aderezado por goleadas contundentes.

Pero el basti¨®n ha descubierto una debilidad inesperada. En la presente temporada, el nuevo San Mam¨¦s no se ha llenado nunca y en la Liga Europa se han registrado las peores entradas. El r¨¦cord de asistencia se produjo en el derbi ante la Real Sociedad: 47.256 espectadores. El aforo del nuevo estadio alcanza los 53.000 asientos. La peor entrada en Liga fue contra el Granada (33.438).

Silencio en La Catedral

La Liga Europa ha registrado asistencias muy reducidas. El decisivo partido contra el Apoel solo concit¨® la presencia de 32.675 espectadores y la mejor entrada, ante el Sassuolo, fue de 37.806. O sea, que la competici¨®n europea y algunos partidos de la Liga no hubieran llenado el viejo estadio de San Mam¨¦s, con capacidad para casi 40.000 espectadores.

Las causas se antojan m¨²ltiples pero se explican con dificultad. Los horarios de los partidos no han ayudado a la movilizaci¨®n del aficionado, pero la posibilidad que tiene el socio de ceder su carnet podr¨ªa haber vencido esa reticencia. El nuevo estadio, adem¨¢s, no muestra la animaci¨®n anterior. Ha habido en varios partidos silencios demasiado elocuentes. Hac¨ªa tiempo que no se escuchaban como ahora las voces de los jugadores. Algunos ojos miran a la grada de animaci¨®n, pero la responsabilidad es generalizada. Tambi¨¦n se ha aludido a la escasa respuesta futbol¨ªstica del equipo, pero los resultados locales avalan una cierta alegr¨ªa. Lo cierto es que San Mam¨¦s ha adquirido tintes de p¨²blico oper¨ªstico.

El partido ante el Madrid puede invertir estos hechos, aunque la directiva lo ha decretado como medio d¨ªa del club, que obliga a los socios a pasar por taquilla y abonar un tanto por ciento de la entrada. Ser¨¢ un examen futbol¨ªstico y social en toda regla.