Espa?a y el ¨®xido de nitr¨®geno
Haber sido ya campeones nos proporciona un cr¨¦dito natural ?C¨®mo no ser uno de los favoritos!
?Y si Espa?a no tiene nada que hacer en el Mundial de Rusia, pero como a¨²n resta un a?o, no lo sabemos? Eso explicar¨ªa que por momentos, coincidentes con un juego solvente de la selecci¨®n, seamos relativamente optimistas. Pero la cuesti¨®n es, ?poseemos una generaci¨®n de futbolistas, y una idea de f¨²tbol, y una inercia, equiparables a las que nos empujaron a ganar un mundial y dos eurocopas? ?Podemos ser campeones con una generaci¨®n nueva, si bien integrada todav¨ªa por retales de la anterior? ?Hemos hecho una transici¨®n por el desierto, y estamos de vuelta, o a¨²n quedan por delante m¨¢s arena y m¨¢s espejismos?
Naturalmente, el haber sido ya campeones nos proporciona un cr¨¦dito natural, sobrentendido. ?C¨®mo no formar parte de los favoritos! Nadie nos puede negar la ambici¨®n de recuperar el trono. ?Qu¨¦ gran selecci¨®n, avalada por sus haza?as pasadas, no busca en cada cita hacer algo grande de nuevo? Algo grande, sin embargo, acaba a veces en algo peque?o, aunque esto es un efecto posterior, que exige la comparecencia de unos hechos que todav¨ªa no se han producido. La vida ser¨ªa demasiado feliz y triste sin finales inesperados. Tenemos buenos jugadores, que en la fase clasificatoria logra buenos resultados, precedidos por momentos de un juego solvente, entre los que se inmiscuyen minutos en los que somos un poco pelmazos y vulnerables. ?Eso es lo que hay detr¨¢s de un equipo pr¨®ximamente campe¨®n del mundo? Ser¨ªa como decir que detr¨¢s de un buen reloj s¨®lo hay unas piezas met¨¢licas de buena calidad y cierta continuidad de un tictac. Se necesitar¨¢ un mecanismo, casi abstracto, que los rivales no consigan desentra?ar, ?no? Eso es lo que est¨¢ en duda en la selecci¨®n espa?ola: su mecanismo.
Los nombres de ciertos jugadores ¡ªIniesta, Ramos, Piqu¨¦, Thiago, Busquets, Isco, etc.¡ª, sumados a los resultados que cosechan camino del mundial, hacen inevitables las expectativas. Digamos que nos mostramos solventes en los tr¨¢mites. No se gana un mundial sin cumplimentarlos. De hecho, sin la concurrencia de tr¨¢mites ni siquiera consigues pagar tus impuestos. Meses atr¨¢s coincid¨ª con un conocido. Ven¨ªa de Hacienda, de trazar una cruz en un papel. En la primera ventanilla le dijeron que patat¨ªn y patat¨¢n, y que pasase a otra. Ah¨ª le dijeron que bla bla bla, y que comprase el formulario 037, para lo cual pas¨® a una tercera ventanilla. Bla bla bla otra vez, m¨¢s un euro y medio de tasas. Y regres¨® a la segunda ventanilla. ¡°?Por qu¨¦ no buscaste una ventana de verdad, y saltaste?¡±, pregunt¨¦. ¡°Porque despu¨¦s a¨²n tengo que ir a la Seguridad Social a seguir asom¨¢ndome a m¨¢s ventanillas y cumplimentar m¨¢s diligencias¡±. Al final del d¨ªa, no hab¨ªa hecho nada, salvo tr¨¢mites. No estaba triste, pero tampoco contento. Es una sensaci¨®n parecida a la que nos deja la selecci¨®n. Ni abatidos ni exultantes. Los resultados, en una fase que solo habilita para acudir al mundial, funcionan como el ¨®xido de nitr¨®geno que antes aplicaban los odont¨®logos, y que te hac¨ªan re¨ªr mientras se dirim¨ªa una guerra dentro de tu boca. Veremos.
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