El Bayern desmantela al Dortmund antes de recibir al Madrid
El equipo de Ancelotti exhibe buen juego y pegada ante un rival debilitado (4-1). Lewandowski pide el cambio tras sufrir un golpe en el hombro derecho
El Dortmund es un equipo devastado. Sin Gundogan y sin Hummels, vendidos el verano pasado, el edificio se asienta en los pies del joven Julian Weigl. Si, como ocurri¨® este s¨¢bado, Weigl se reserva para la Champions, la estructura se agrieta. Si el descanso se produce durante la visita al Allianz Arena, la grieta amenaza ruina. La Bundesliga perdi¨® inter¨¦s despu¨¦s del promocionado Klassiker.?El campe¨®n est¨¢ a punto de cantar su 27? t¨ªtulo nacional.
El Bayern derrib¨® al Dortmund sin aparentar desgaste. Lo empuj¨® al vac¨ªo haciendo alarde de recursos. B¨¢sicamente, una defensa poderosa y un centro del campo preciso. Gente capaz de hacer de cada partido su orden establecido. Un orden avasallador cuya l¨®gica conduce al dominio y el aplastamiento si enfrente no hay compensaci¨®n. El Dortmund no tuvo con qu¨¦ responder. El 4-1 fue la consecuencia natural.
El adversario que espera al Real Madrid el pr¨®ximo mi¨¦rcoles es mucho m¨¢s que una superpotencia del f¨²tbol. Es un equipo redondo que juega muy bien. La destilaci¨®n de a?os de trabajo met¨®dico, convivencia, y enriquecimiento de personas e ideas, ofrece las mejores se?ales en el momento decisivo de la temporada. Quiz¨¢ ninguna plantilla en Europa ofrezca un abanico mayor de posibilidades. Con las bajas de Neuer y M¨¹ller, el banquillo aun luc¨ªa una n¨®mina notable: Coman, Bernat, Douglas Costa, Kimmich y Hummels. Precisamente la suplencia de Hummels, pilar del Dortmund hasta el a?o pasado, resumi¨® la desigualdad del duelo por excelencia de la Bundesliga. Un exceso.
Neuer, el portero m¨¢s completo que existe, est¨¢ convaleciente de una operaci¨®n en el pie, pero su suplente, Sven Ulreich, ofrece plenas garant¨ªas. Apenas necesit¨® demostrarlo contra el Dortmund. El equipo amarillo fue batido al primer golpe. Bast¨® con una combinaci¨®n feroz de Robben y Lahm por la derecha. El lateral centr¨® desde la l¨ªnea de fondo y Ribery lleg¨® desde atr¨¢s y remat¨® ante una defensa demasiado replegada sobre su portero. Transcurr¨ªa el minuto cuatro.
Acostumbrado a controlar los partidos mediante la posesi¨®n, el Dortmund se debi¨® resignar pronto a un cambio estricto de gui¨®n. Papasthopoulos y Bartra se vieron en aprietos para dar el primer pase y sus receptores inmediatos no consiguieron desempe?ar el papel que les asignaron en la emergencia. A falta de Weigel, ni Guerreiro ni Castro supieron llenar el vac¨ªo. Les cost¨® perfilarse, girarse y entregar r¨¢pido. Fatigaron para conectar con los extremos a la primera. Perdieron tiempo y se expusieron al bloqueo. Una ligera presi¨®n del rival los aboc¨® al problema irresoluble de la salida limpia. Las torpezas ajenas le dieron el dominio a Xabi Alonso. El vasco hizo un partido grande por sencillo. Supo encontrar la v¨ªa de agua del Dortmund con una econom¨ªa de gestos admirable. Nunca perdi¨® la calma y en torno a su figura se ordenaron Vidal y Thiago. Los tres fueron el hilo conductor de todas las acciones. Un tri¨¢ngulo de pases precisos y constantes.
Un taconazo de Thiago a Rib¨¦ry que Bartra solo pudo frenar con un derribo al borde del ¨¢rea, desemboc¨® en el 2-0. Lewandowski marc¨® de falta directa. No hab¨ªan transcurrido diez minutos y la sensaci¨®n de poder¨ªo que transmit¨ªa el equipo local induc¨ªa al inevitable derroche. Robben se empecin¨® en meter su gol y durante media hora el estadio entregado asisti¨® a la fiesta particular del holand¨¦s. Entre medias. un error de Vidal en un despeje regal¨® el 2-1 a Guerreiro. Fue un incidente aislado. El Bayern volvi¨® a apretar y Robben volvi¨® a jug¨¢rselas todas. Lahm y Lewandowski le acompa?aron siempre, a veces mejor situados, pero el zurdo se fue solo. Al regreso del descanso hizo una conducci¨®n hacia el interior, dio dos toquecitos de diversi¨®n y confundi¨® a toda la defensa con el viejo truco. Schmelzer, Papasthopoulos y Bartra cayeron en el amague antes de que el h¨¦roe soltara su sexto zurdazo de la tarde. Fue un buen gol. El pase que arranc¨® la jugada se lo dio Frank Rib¨¦ry, su pareja de hecho en el extremo opuesto.
Rib¨¦ry se march¨® protestando cuando Ancelotti lo retir¨® para meter a Douglas en el minuto 74. El franc¨¦s hizo un puchero. Fue vehemente. Se dirigi¨® a su jefe y su jefe debi¨® sentirse tan perplejo que no se le ocurri¨® nada mejor para sortear el esc¨¢ndalo p¨²blico que coger al muchacho por el cuello y darle un beso en la mejilla. Despu¨¦s de 50 a?os en la selva, Ancelotti sobrevive ofreciendo cari?o a las fieras.
Lewandowski provoc¨® el penalti del 4-1. Lo derrib¨® B¨¹rki, cay¨®, se hizo da?o en el hombro derecho y ejecut¨® antes de pedir el cambio. El punta polaco, v¨¦rtice de todas las maniobras del equipo, pensaba en recuperarse para jugar contra el Madrid.?
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