Victoria y liderato para Greipel tras una etapa muy a la italiana
El sprinter alem¨¢n consigue en Tortol¨¬ su s¨¦ptimo triunfo en cinco Giros
El Giro se cocina a la italiana, como la segunda etapa, que acab¨® en sprint, como gusta en la tierra, aunque la victoria fuera para un alem¨¢n llamado Andr¨¦ Greipel y no para su Roberto Ferrari, que qued¨® segundo en Tortol¨¬, en la costa oeste de la isla, final de una de las jornadas m¨¢s largas de 2017 (221 kil¨®metros interminables). Para Greipel, del Lotto, fue tambi¨¦n la maglia rosa de l¨ªder, que solo dur¨® un d¨ªa sobre los hombros de P?stlberger, el austriaco sorprendente de la v¨ªspera.
El ciclismo de toda la vida se cocina en el Giro a fuego lento cinco sextas partes de la etapa y, una vez que el producto est¨¢ bien hecho por dentro, a toda llama para chamuscar el exterior la sexta. Lo saben los ciclistas, que disfrutan solo a medias los comienzos lentos, morosos, detr¨¢s de una fuga cuya velocidad marca su l¨ªmite al pelot¨®n. Van tranquilos porque los sprinters son los que mandan, y, cuando hay alguna monta?a dando alegr¨ªa al perfil llano, en esta ocasi¨®n con un puerto pesado de 1.002 metros, el macizo k¨¢rstico de Genna Silana, deslumbrante y verde, se ponen en cabeza para trazar una raya: quien la pasa corre peligro y est¨¢ avisado. Van nerviosos tambi¨¦n porque saben que siempre hay alg¨²n caprichoso que no entienda c¨®mo tiene que ser el concierto.
Entre Olbia y Tortol¨ª ni siquiera tuvieron ese miedo: el viento de cara que sopl¨® en toda la costa, de sur a norte, les permiti¨® despreocuparse. Solo al final, cuando el descenso largo, 20 kil¨®metros, hacia el mar por una carretera que el libro de ruta describ¨ªa como botosa en ciertos momentos, se corri¨® r¨¢pido y los favoritos desalojaron a los sprinters de la cabeza, temerosos de lo que pudiera pasar, como siempre. El Bahr¨¦in de Vincenzo Nibali, el llamado rey de los descendedores, asumi¨® la responsabilidad de la marcha, y el Movistar de Nairo, m¨¢s italiano que los italianos cuando corresponde, se mantuvo atento.
A Nairo le gu¨ªa en los momentos m¨¢s propensos al caos un italiano r¨¢pido, inteligente y con contactos llamado Daniele Bennati, quien durante algunos a?os trabaj¨® de capit¨¢n de ruta para Alberto Contador. Guiado por Bennati, que se mueve como pez en el agua por las tripas del pelot¨®n, Nairo llega tranquilo y bien colocado todos los d¨ªas. El control del gasto disipado en estr¨¦s es clave en la estrategia del colombiano, para quien el Giro tan italiano es solo una etapa de su trayecto del a?o, que culminar¨¢ en julio en el Tour, donde el ciclismo es otra cosa. Ni Nibali ni Nairo se chamuscar¨®n en los minutos del fuego alto. Ambos entraron entre los 20 primeros en Tortol¨¬. Pero le fue al ruso Ilnur Zakarin, que forma parte del grupo de pretendientes. Un pinchazo a seis kil¨®metros de la meta le cost¨® 25s pese al gran esfuerzo de todo su Katusha para reincrustarlo en el pelot¨®n lanzado.
Los sprints, sin embargo, son iguales en Italia que en la Conchinchina, y los ganan los mismos. En Tortol¨¬ se impuso el veterano Andr¨¦ Greipel, apodado El Gorila por su gestual. De 34 a?os, Greipel, triunfador alguna vez en todas las grandes carreras por etapas, consigui¨® su s¨¦ptima victoria en cinco Giros, nueve a?os despu¨¦s de la primera. Aunque termin¨® segundo Ferrari, su gran rival fue el colombiano Fernando Gaviria, quien no supo mantener la sangre fr¨ªa obligatoria en la recta final. El Misil de La Ceja, como no le gusta que le llamen, un hombre de sprints largos, quiso anticiparse a Greipel, y en su camino tuvo la desgracia de rozarse con Caleb Ewan, el australiano que acelera con la barbilla casi rozando la rueda delantera, tanto se agacha. En el roce a Ewan se le desenganch¨® el pie del pedal, y dej¨® de dar pedaladas, desolado con la maglia ciclamino dando color a su peque?o cuerpo; a Gaviria le perturb¨®. El joven de 22 a?os debutante perdi¨® una pedalada, la aceleraci¨®n y la ilusi¨®n. Se dej¨® ir en los metros finales y acab¨® cuarto.
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