El odio ajeno: la gasolina del Real Madrid
El equipo blanco se alimenta del odio que, gratuitamente, le profesan sus rivales m¨¢s irritados
Todav¨ªa son mayor¨ªa los que se empe?an en negar la evidencia sin atenerse a las catastr¨®ficas consecuencias: el Real Madrid se alimenta del odio que, gratuitamente, le profesan sus rivales m¨¢s irritados. No existe verdad m¨¢s rotunda e incuestionable en un deporte que, a menudo, acostumbra a redactar leyes y fabricar nuevos testamentos a partir de peque?as mentiras.
Esta misma semana, como cab¨ªa esperar, hemos asistido a un nuevo desfile de buenas intenciones que nos empujan, de cabeza, hacia el precipicio equivocado. Adem¨¢s de TV3, que nunca pierde ocasi¨®n de colaborar desinteresadamente con la causa madridista, voces autorizadas como Andr¨¦s Iniesta o Joan Laporta han manifestado su preferencia por la derrota del equipo blanco en Cardiff, declaraciones comprensibles cuando se pronuncian desde la acera opuesta pero poco pr¨¢cticas, adem¨¢s de peligrosas. Bajo esa apariencia afable de la l¨®gica rivalidad y el respeto a las tradiciones solo se esconden cemento fresco y gasolina, ideales para enterrar las decepciones en carne propia y alimentar la ambici¨®n rabiosa de un rival que ofrece su mejor versi¨®n cuando se siente detestado.
Tanto ha perfeccionado el Real Madrid las t¨¦cnicas del reciclaje sentimental que ya cuenta, a d¨ªa de hoy, con una legi¨®n de reservistas propios entregados a la inquina, tan astutos y previsores sus dirigentes que parecen haber anticipado la aparici¨®n de esta nueva hornada de antimadridismo indie, capaz de negarle el pan y la sal a base de fr¨ªa indiferencia. Se trata de un peque?o grup¨²sculo, nada preocupante para sus intereses; apenas un porcentaje residual frente a las mareas de enemigos airados que alimentan sus calderas con espumajos at¨®micos y los peores deseos. Sin embargo, a nadie se le escapa la necesidad de controlar los avances de esta peque?a primavera, de ah¨ª que las peores previsiones auguren una avalancha de ilustres enemigos deseando la mejor de las suertes a la Juventus de Tur¨ªn: en eso consisten, en realidad, los famosos hilos que se mueven en el palco del Santiago Bernab¨¦u.
Jugada maestra la de Florentino P¨¦rez, se?or del p¨¢ramo y ayatol¨¢ del Rock and Roll: ¡°?Traed gasolina para mayor gloria de Humungus!¡±, parece repetirse en la soledad de su trono mientras comprueba c¨®mo fluye el odio y acaricia el lomo de un gato negro. Alg¨²n d¨ªa, cuando los historiadores del f¨²tbol revisen su legado, se encontrar¨¢n de bruces con la piedra maestra sobre la que fundament¨® los ¨¦xitos cosechados durante su mandato: saber incitar la animadversi¨®n de sus rivales, convencer a los suyos de que el Real Madrid lucha solo contra el mundo, crear una f¨¢bula en la que el lobo es mordido por las ovejas y los cerdos, por qu¨¦ no, siguen siendo comunistas.
Bien har¨ªan los enemigos irreconciliables del madridismo en desear la mejor de las suertes al conjunto blanco. Cuentan las viejas cr¨®nicas que el mism¨ªsimo Garrincha lleg¨® a pedir el cambio en cierto partido en que la hinchada rival comenz¨® a corear su nombre, incapaz de asimilar la situaci¨®n. ?Hasta cu¨¢ndo vamos a seguir contribuyendo los rivales a la gloria perpetua del Real Madrid? Es hora de que antimadridismo reaccione y se una bajo un solo grito de ?Hala Madrid! Eso los descolocar¨¢.
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