Un entrenador cabal llamado Valverde
El t¨¦cnico no precisa llenarse la boca para hablar de f¨²tbol y defender su obra sino que est¨¢ avalado por gente como Zubizarreta, Guardiola o Xavi
La vida del Bar?a depende de los gestos de Messi. Los aficionados miran si el 10 sonr¨ªe mucho, poco o nada, observan c¨®mo de fuerte le tiende su mano a Bartomeu cuando no le evita, y se preguntan si ya ha hablado con Valverde. No se espera ninguna buena noticia de la directiva, el mercado de fichajes no ilusiona y a la espera de completar la plantilla ya se sabe m¨¢s o menos el equipo titular. La rutina de una oposici¨®n ya amortizada tampoco ayuda a mejorar el ¨¢nimo, as¨ª que no queda m¨¢s remedio que vigilar al argentino y preguntar al entrenador para saber qu¨¦ le espera al Bar?a despu¨¦s del despliegue de medios del Madrid.
Aunque Bartomeu y Rosell se han encadenado a Neymar, el ¨¦xito del barcelonismo ha estado a expensas de la salud de Messi y la capacidad del t¨¦cnico para sacarle el m¨¢ximo rendimiento, circunstancia que se constat¨® con Luis Enrique tras la crisis de Anoeta. Aquel equipo mand¨® hasta que dur¨® la magia de Messi, Luis Su¨¢rez y Neymar, y la energ¨ªa de Lucho. El entrenador se desgast¨®, el equipo se resumi¨® en el tridente y ahora habr¨¢ que volver a empezar con otro t¨¦cnico y una nueva versi¨®n de Messi. Antes que reponer fuerzas, por tanto, se impone recuperar el sentido del juego y tambi¨¦n el institucional, la necesidad de volver a ser reconocibles.
No habl¨® de Luis Enrique, ni de Guardiola, tampoco de Cruyff. Obvi¨® la palabra tridente, tampoco se refiri¨® al 4-3-3 o 4-2-3-1
Y en este contexto conviene interpretar la comparecencia de Valverde. No habl¨® de Luis Enrique, ni de Guardiola, tampoco de Cruyff. Obvi¨® la palabra tridente, tampoco se refiri¨® al 4-3-3 o 4-2-3-1 y se remiti¨® a los jugadores que est¨¢n y no a los que pueden llegar o marchar sin nombrar a la directiva, se?al de confianza y respeto, nada de temores ni de grandilocuencia, consciente de la situaci¨®n en la que se encuentra el Barcelona. Al txingurri le alcanz¨® con decir que se siente ¡°responsabilizado¡± por el legado recibido, c¨®modo por tener que ¡°atacar¡± y muy contento con la plantilla actual: ¡°No he pedido ning¨²n fichaje de momento¡±, ni el de Verratti ni el de Paulinho.
Aunque comedido y contenido, y puede que hasta poco espont¨¢neo, Valverde supo estar en una sala presidida por la c¨²pula deportiva del club, con Albert Soler y Pep Segura, y acompa?ado de Robert Fern¨¢ndez mientras escuchaban Gerard L¨®pez y Urbano Ortega. Nunca se sinti¨® un h¨¦roe, ni tiene vocaci¨®n de t¨¦cnico trascendente, sino que ejerce con normalidad e inteligencia; corrige de manera tranquila y positiva; utiliza un tono sereno, modesto y al tiempo optimista; y se le sabe ordenado y met¨®dico, siempre dispuesto a crear buenas din¨¢micas de grupo, una prioridad hoy en el Bar?a. Aunque no se sabe qu¨¦ ser¨¢ del club, nadie duda de que le vendr¨¢ bien la sensatez de Valverde.
Huye del populismo como de la peste, incluso cuando se le pregunta por Messi, el ¨²nico futbolista con el que supo tener un punto y aparte en la rueda de prensa
El ext¨¦cnico del Athletic fue consecuente con su manera de ser, un tipo cabal que no precisa llenarse la boca para hablar de f¨²tbol y defender su obra sino que est¨¢ avalado por sus exjugadores y gente como Zubizarreta, Guardiola o Xavi. Huye del populismo como de la peste, incluso cuando se le pregunta por Messi, el ¨²nico futbolista con el que supo tener un punto y aparte en la rueda de prensa cuando afirm¨® que era un alivio no tenerle como rival, signo de admiraci¨®n, no de sumisi¨®n, cosa que agradece siempre el 10. Valverde sabe que contar con el n¨²mero 1 no significa tener tambi¨¦n al mejor equipo de la misma manera que exige por otra parte no rendirse al plenipotenciario Madrid.
Ninguna de sus reflexiones merece en cualquier caso mayor atenci¨®n para calibrar su buen criterio que la referente a su situaci¨®n: ¡°Al fin y al cabo, yo tambi¨¦n estoy debutando en esto¡±. Una invitaci¨®n a esperar, a desdramatizar y tambi¨¦n a no pontificar, como se acostumbra en un club extremista como el Barcelona. El reto es ¡°vamos a intentarlo¡± sin enga?ar a nadie, el mejor punto de partida despu¨¦s de un tiempo de trampear y aparentar en el Camp Nou, resguardado como est¨¢ el barcelonismo en la nostalgia o en Messi. Ya renovado, el rosarino afronta un a?o decisivo en vigilias del Mundial. Valverde sabe seguro que el ¨¦xito del 10 depende de que tenga un buen Bar?a.
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