Javier Garc¨ªa Chico: ¡°Bubka fall¨® y yo era muy, muy cabez¨®n¡±
El pertiguista espa?ol llev¨® al ¨¦xtasis a la afici¨®n con su bronce en p¨¦rtiga en una final presidida por el fiasco del ucranio
Maestro, ¨ªdolo, extraterrestre o las tres cosas a la vez. As¨ª consideraban a Sergu¨¦i Bubka todos sus rivales en 1992. Javier Garc¨ªa Chico tambi¨¦n. ¡°Sab¨ªamos que la medalla de oro era suya. De manera que ¨¦ramos cuatro o cinco peleando por la plata y el bronce¡±, cuenta el pertiguista barcelon¨¦s que dos semanas antes hab¨ªa cumplido 26 a?os. Pocos deportistas han ejercido un dominio tan avasallador como Bubka. El ucranio lleg¨® a los Juegos de Barcelona tras batir 30 veces el r¨¦cord mundial desde el 26 de mayo de 1984, 16 al aire libre, y la ¨²ltima, a solo ocho semanas de la cita. Defend¨ªa el t¨ªtulo ganado en Se¨²l el mismo a?o en que se convirti¨® en el primer hombre que superaba los seis metros y en 1991 hab¨ªa ganado su tercer oro en el Mundial y hab¨ªa superado 6,11 metros. Su fiasco en Barcelona provoc¨® una tremenda conmoci¨®n en el mundo del deporte.
Chico compareci¨® con buenas perspectivas. ¡°Llevaba cuatro a?os preparando los Juegos y llegu¨¦ con un nivel muy alto f¨ªsica, ps¨ªquica y t¨¦cnicamente. Ese a?o hice cuatro competiciones al aire libre y en todas salt¨¦ por encima de 5,65 o 5,70 metros¡±. Pero en 1991 sufri¨® un serio contratiempo. Estuvo a punto de malograr su carrera. ¡°Me ca¨ª fuera de la colchoneta. Me romp¨ª el codo. Tuve que parar seis o siete meses. Estuve a punto de dejar la p¨¦rtiga. El m¨¦dico me dijo que no podr¨ªa volver a estirar el brazo. Pero soy muy muy cabez¨®n. Dije que lo iba estirar y lo estir¨¦. Me levantaba con el fisio y volv¨ªa a estar con ¨¦l antes de irme a dormir. Hac¨ªamos recuperaciones de seis o siete horas diarias¡±. La desgracia no le arredr¨®. Al contrario. ¡°Cuando vas al l¨ªmite para sacar lo mejor que tienes dentro, tienes que arriesgar. Nos pasamos ese poquito m¨¢s de la cuenta. Y por querer abarcar mucho pas¨® lo que pas¨®. Pero me recuper¨¦... y segu¨ª pas¨¢ndome¡±.
Ese esp¨ªritu combativo, indomable, temerario a veces, le vali¨® la medalla de bronce. ¡°El d¨ªa estaba raro, el viento cambiante, racheado, iba para los dos lados. Nos perjudic¨® a todos, pero a m¨ª, menos. Yo sab¨ªa a lo que iba y si me ca¨ªa, me ca¨ªa¡±, relata. Explica la teor¨ªa que le animaba: ¡°Mi puesto, por las marcas que acredit¨¢bamos, estaba entre el quinto y el octavo. Pero sab¨ªa que en unos Juegos no todos hacen sus marcas. La marca tienes que hacerla el d¨ªa que toca y con las condiciones que tocan¡±.
Empez¨® a saltar 5,40, aproximadamente una hora antes de que apareciera Bubka, cuando el list¨®n ya estaba situado en 5,70 y solo hab¨ªa sido superado por Garc¨ªa Chico y el ruso Trandenkov. Dubitativo, nervioso, Bubka fall¨® sus dos primeros intentos. Y en el tercero, ya con 5,75 en el electr¨®nico, la ca¨ªda, enredado con el list¨®n. El gran chasco.
Quedaban cuatro supervivientes. El ruso Tarassov super¨® los 5,80 a la primera, embalado hacia el oro. Garc¨ªa Chico no pudo con esa altura. El estadounidense Tarpening tampoco. El barcelon¨¦s ten¨ªa asegurado el bronce. ¡°Lo hab¨ªa pasado todo a la primera. Fue la clave¡±, dice. ¡°Que 70.000 personas te est¨¦n animando y pensando solo en que t¨² saltes produce un subid¨®n de narices. Hay que sobrellevarlo, por supuesto, pero a m¨ª me iba la marcha¡±.
Hac¨ªa diez a?os que se hab¨ªa iniciado en el salto con p¨¦rtiga despu¨¦s de haber practicado el balonmano y otras disciplinas atl¨¦ticas. ¡°Me entrenaba en el Montju?c. Iba con mi hermano y un grupo de amigos. Hac¨ªamos longitud, velocidad... un poco de todo. Un d¨ªa vi la p¨¦rtiga, me gust¨®, lo intent¨¦ y se me dio bien. Ten¨ªa 16 a?os. Ese mismo a?o, un entrenador me dijo que me ve¨ªa con posibilidades¡±. La p¨¦rtiga es una especialidad at¨ªpica, especialmente complicada. ¡°Influyen muchos factores, sobre todo psicol¨®gicos, porque a menudo se impone el miedo. Y a veces no clavas y no te lo explicas. Es dif¨ªcil¡±, admite Chico, ahora entrenador en Soria. ¡°Y a eso hay que a?adir las p¨¦rtigas. Antes era complicado adquirirlas. Las fabricaban en Estados Unidos. Y es un poco parecido a los palos de golf. Un atleta necesita ocho o diez. Las hay m¨¢s blandas, m¨¢s duras¡ y hay que elegir en funci¨®n del tiempo, del viento, seg¨²n la altura¡ Y cada una cuesta m¨¢s de mil euros¡±.
Garc¨ªa Chico volvi¨® en junio al Estadio de Montju?c junto a Plaza (marcha) y Sotomayor (altura) en un acto conmemorativo organizado por la Federaci¨®n Catalana. No le atrapa la nostalgia: ¡°La medalla no me cambi¨®. Al a?o siguiente me hac¨ªan m¨¢s caso, pero se fue olvidando. La vida es as¨ª. Pero fue lo mejor de mi carrera¡±.
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