?dolos de quita y pon en el Camp Nou
A excepci¨®n de Messi, los grandes jugadores extranjeros que pasaron por el Barcelona se fueron como Neymar, antes de tiempo y de mala manera
Messi es la excepci¨®n que confirma la regla porque casi todos los grandes jugadores extranjeros que han pasado por el Barcelona han salido por la puerta de atr¨¢s o peor. Caso de Neymar, que a cada ocasi¨®n que intenta explicar por qu¨¦ se ha ido al PSG, se enreda m¨¢s. Su adi¨®s ejemplifica la dificultad hist¨®rica del Camp Nou para retener a sus estrellas. Estas son las m¨¢s significativas.
Cruyff. Un retiro precipitado. Su llegada, en 1973, fue de chiripa porque el club pretend¨ªa a M¨¹ller, estrella del momento que no cuaj¨® porque para Alemania Occidental era una cuesti¨®n de Estado. Fue el mejor golpe de suerte para el Barcelona, que a?os despu¨¦s lo contrat¨® como t¨¦cnico para mantener hoy en d¨ªa su filosof¨ªa como libro de cabecera. Y ese adi¨®s s¨ª fue una despedida traum¨¢tica.
Como futbolista no fue tan trascendental, por m¨¢s que escribiera su nombre en oro en el 0-5 sobre el Madrid durante su primer a?o. Acusado de borrarse en los partidos exigentes, de languidecer en su f¨²tbol, Cruyff no reneg¨® de su papel como capit¨¢n porque consigui¨® que echaran y readmitieran a Michels; que influy¨® en el fichaje de Neeskens; y tambi¨¦n en el despido del t¨¦cnico Weisweiler. Tensiones que traslad¨® a la directiva y que no arregl¨® N¨²?ez al ganar las elecciones de 1978 porque decidi¨® no pagar sus deudas ¡ªal contrario que al resto de la plantilla¡ª en la declaraci¨®n de impuestos retroactiva que se impuso por ley porque estaba a punto de irse. Eso, su voluntad de retirarse a los 31 y los problemas econ¨®micos por malas inversiones empresariales (como en una granja de cerdos), le hicieron dar un paso al lado. Hasta que su asesor y suegro, le dijo: ¡°Qu¨ªtate de la cabeza los negocios y haz lo que sabes¡±. Pero ya no lo hizo en el Bar?a, al menos con las botas puestas.
Maradona, Figo y Schuster se las tuvieron con el expresidente N¨²?ez, y a Romario le pudo su ilusi¨®n por volver a Brasil
Maradona. Adi¨®s por las malas. ¡°Muy a pesar m¨ªo, Maradona se va¡±. As¨ª anunci¨® N¨²?ez el traspaso del 10 en 1984. ¡°En la reuni¨®n del pasado viernes no llegamos a las manos porque somos razonables. Y s¨ª, es cierto, me voy sin despedirme de N¨²?ez porque ¨¦l no tuvo ning¨²n respeto hacia mi persona. Un d¨ªa antes de cerrarse el traspaso, fui a verle a su despacho y no quiso recibirme¡±, respondi¨® Maradona.
Atr¨¢s quedaban los d¨ªas de vino y rosas, cuando N¨²?ez lo recibi¨® en su casa para que firmara el contrato y le dijo: ¡°Estoy encantado de tenerte aqu¨ª, te quiero mucho¡±. Tambi¨¦n quedaban en el olvido algunas actuaciones estelares del Pelusa, aunque tampoco fue el jugador que brill¨® en el N¨¢poles. Pero s¨ª se le recriminaba desde el club la tangana de la final de la Copa del 84, cuando agredi¨® a Sola y fue sancionado por tres meses. El castigo, los enredos con la directiva y problemas econ¨®micos por culpa de la mala gesti¨®n de su apoderado Jorge Czysterpiller, propiciaron su adi¨®s. ¡°Falt¨® un esfuerzo econ¨®mico, pero tambi¨¦n de mentalidad porque la vida de Maradona empezaba a ser un poco desordenada. La directiva no se vio capaz de reconducirla porque ¨¦l ve¨ªa muy lejanos a los directivos por su car¨¢cter, y ah¨ª se acab¨® la historia en el Bar?a¡±, recuerda su compa?ero V¨ªctor Mu?oz. Al principio se neg¨® N¨²?ez, pero cuando vio la validez de los avales presentados por el N¨¢poles (8,3 millones), acept¨® el adi¨®s del jugador m¨¢s querido.
Schuster y el puente a¨¦reo. N¨²?ez trat¨® de resolver el enfrentamiento entre el t¨¦cnico Udo Lattek y Schuster ¡ªque lleg¨® a acusarle de beber demasiado¡ª con un abrazo. D¨ªas m¨¢s tarde, Schuster, que decid¨ªa en algunas ocasiones cu¨¢ndo entrenarse y cu¨¢ndo no, que tambi¨¦n alegaba lesiones sospechosas y que en una ocasi¨®n le cost¨® que le apartaran del equipo, explot¨®: ¡°No entiendo la postura de Lattek porque estaba para jugar. No quiero m¨¢s abrazos, el problema es con el entrenador y no podemos arreglarlo¡±. M¨¢s tarde, evidenci¨® que esa no era la ¨²nica realidad. ¡°Para los directivos, hemos pasado de ser las estrellas a ser un trozo de basura que se puede tirar cuando se quiera¡±.
El presidente le respondi¨®: ¡°El d¨ªa que entre a matar habr¨¢ sangre y algunos llorar¨¢n. Me temo que esto sea un nuevo caso Maradona¡±. Entre otras cosas porque sab¨ªa que Schuster se hab¨ªa decantado por el Madrid, y as¨ª lo hizo en el 88, cuando acab¨® su contrato con el club.
Romario. M¨¢s samba que f¨²tbol. Nada m¨¢s llegar, maravill¨® en su estreno oficial, con un hat-trick frente a la Real. Prometi¨® 30 goles y cumpli¨®, pero tras el Mundial del 94 se cans¨® del f¨²tbol porque entendi¨® que ya no pod¨ªa hacer nada m¨¢s. El aviso lleg¨® en pretemporada, cuando aterriz¨® tres semanas tarde. ¡°En estos momentos, para m¨ª no existe¡±, enton¨® Cruyff. ¡°He cometido un error muy grave y pido perd¨®n. En ning¨²n momento he querido ofender a la afici¨®n del Bar?a y pagar¨¦ por ello¡±, respondi¨® a su llegada Romario, que tampoco escondi¨® su voluntad de irse, comprometido con la situaci¨®n desfavorable de Brasil y saciada su sed de ¨¦xito. ¡°Mi transferencia cuesta 7,8 millones y no hay ning¨²n club en Brasil que pueda pagarlos¡±.
Hasta que en navidades, el Flamengo busc¨® patrocinadores ¡ªcerveza Brahma, el centro comercial Barra Shopping, el banco Real de Brasil y Umbro¡ª e hizo posible un traspaso que el Camp Nou se neg¨® a creer. ¡°Es por motivos personales, es el momento de volver a mi pa¨ªs con mi familia¡±, resolvi¨®.
Figo. Fichaje presidencial. Pocos fueron tan queridos como Figo, que desequilibraba a cada ocasi¨®n que encaraba y que prometi¨® amor eterno al Bar?a... Hasta que lleg¨® el Madrid y su dinero. Eran las elecciones presidenciales y Florentino P¨¦rez logr¨® sacar un acuerdo al agente del futbolista, Jos¨¦ Veiga, en el que se compromet¨ªan a pagar 30 millones de euros el que rompiera el acuerdo de traspaso en el caso de que el primero ganara la presidencia.
Figo explic¨® a?os m¨¢s tarde el motivo: ¡°Fue por una cuesti¨®n de prestigio y porque N¨²?ez no crey¨® en mi palabra¡±. Se refer¨ªa a que en ese verano de 2000, le present¨® otra oferta y el presidente la obvi¨® porque pensaba que quer¨ªa m¨¢s dinero. As¨ª que, entre enfadado y nublado por el dinero del Madrid, se march¨® ante la incredulidad generalizada. Fue la salida que m¨¢s da?¨® a la hinchada, que hasta le tir¨® una cabeza de cerdo en su primera visita al Camp Nou con la camiseta blanca.
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