El peor Barcelona engendra al peor Messi
Los azulgrana fracasan en su t¨¢ctica de habilitar al 10 y de impedir jugar al Madrid
El Madrid?juega como un equipo, con y sin Ronaldo, sin Isco o con Asensio, est¨¦ Kovacic o Casemiro mientras el Bar?a quiere jugar para Messi?y para que no juegue el Madrid. Una tarea excesiva para los desorientados muchachos de Valverde. Los azulgrana ni defendieron ni atacaron, exigidos y desbordados sus defensas por los extremos y volantes madridistas, pendientes Mascherano, Umtiti y Piqu¨¦ de Benzema, reducidos en cancha contraria Messi y Luis Su¨¢rez. El Bar?a no encontr¨® tampoco la manera de salir de la presi¨®n ni de combatir las transiciones vertiginosas del Madrid. El festival blanco convirti¨® en an¨®nimo al mejor del mundo en un estadio que le era amable: Messi.
El 10 presenci¨® el arrollador despliegue del Madrid como si no estuviera en el campo, igual que un telespectador cualquiera, asombrado por el gol de Asensio y preocupado por la dificultad de Mascherano para cerrar la banda por donde entraban el mallorqu¨ªn y Marcelo. No entr¨® en juego el rosarino, liberado por Valverde en el Bernab¨¦u, reducido por Kovacic en el Camp Nou. Tard¨® diez minutos en tocar la pelota y no tuvo m¨¢s opci¨®n que un mano a mano con Keylor despu¨¦s de una asistencia de Sergi Roberto, el ¨²nico futbolista azulgrana que parec¨ªa del Bar?a. El volante tocaba, se mov¨ªa, se asociaba, jugaba al pie y se desmarcaba, lo hac¨ªa todo bien en un equipo que lo hac¨ªa todo mal, inanimado, estirado y tieso, reiterativo en la p¨¦rdida del bal¨®n, embargado por las dudas desde el a?o pasado, cuando ya sali¨® malparado de Par¨ªs y Tur¨ªn.
No se corrige el Bar?a, empeorado sin Neymar, irreconocible a falta de Xavi e Iniesta, desestructurado e improvisado, sin un plan ni dibujo claro: se plant¨® en un 3-5-2 para pasar a un 4-3-3 y acabar en un in¨¦dito 4-4-2. La cara de Messi era un poema en Madrid. Abatido, camin¨® cabizbajo y melanc¨®lico hacia los vestuarios, despu¨¦s de reclamar no se sabe qu¨¦ al ¨¢rbitro, para reaparecer compungido y contagiado del mal partido de sus compa?eros del Barcelona. Ni solo ni acompa?ado, sali¨® el 10 de la penumbra del Bernab¨¦u. No atin¨® en un remate que se fue al larguero y se par¨® a mitad de camino, sin saber qu¨¦ hacer, como si fuera un futbolista vulgar, en una salida que acostumbraba a ser gol o gol en los mejores tiempos del Bar?a. Ya no se supo m¨¢s del 10.
Piqu¨¦ y Luis Su¨¢rez, con molestias
Piqu¨¦ tuve una mala noche en el Bernab¨¦u. El defensa se tuvo que retirar del campo por molestias en el pubis (se coloc¨® hielo en esa zona cuando se sent¨® en el banquillo) y sufri¨® las burlas de la afici¨®n del Madrid. ¡°Se queda, se queda¡±, cant¨® el Bernab¨¦u, en referencia a la foto que public¨® el central en Instagram junto a Neymar. Luis Su¨¢rez tambi¨¦n se retir¨® de Chamart¨ªn con molestias en su rodilla derecha.
Messi capitul¨® poco despu¨¦s de Piqu¨¦, lesionado y abucheado por la hinchada madridista, sorprendida por la dimisi¨®n del Bar?a, que por momentos pareci¨® indultado por el Madrid.
Sin f¨²tbol
Los barcelonistas se olvidaron de jugar a f¨²tbol, de pasarse el bal¨®n, y Messi se olvid¨® de que es el n¨²mero 1. Ni siquiera compite ya con Cristianoo, resolutivo en la ida y sancionado en la vuelta, sino que ahora se habla de Isco y de Asensio. Anoche fueron Messi y el Bar?a los que llegaron un segundo tarde al bal¨®n y los que cedieron un metro de m¨¢s al Madrid.
Asumida la lecci¨®n de la Supercopa, a Valverde le toca repensar su idea de equipo despu¨¦s de haber sacudido la alineaci¨®n y probado con varios jugadores para afrontar problemas ya conocidos y ahora agravados: ya no se trata de fichar sino de evitar que futbolistas como Piqu¨¦, Busquets, Luis Su¨¢rez o el mismo Messi sean tan vulgares como parecieron en Chamart¨ªn. El problema no es solo de jugadores, sino de f¨²tbol, la peor noticia para el Bar?a. Impotente y ciego, no sabe hoy qu¨¦ futbolistas le sobran ni los que necesita, no ya para jugar contra el Madrid sino para jugar para Messi. El riesgo ahora mismo es que, al igual que pas¨® con el ¨¦xito, la decadencia azulgrana vaya pareja a la de Messi.
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