El estadio interminable
Diez a?os despu¨¦s del inicio de la obra, el nuevo campo del Valencia sigue paralizado por la gesti¨®n de sus presidentes y por la falta de compromiso del propietario Peter Lim
Furgonetas negras de gama alta con las lunas tintadas circulando por Valencia a gran velocidad. Guardaespaldas con curr¨ªculo como agentes del Mosad protegiendo a un millonario de Singapur hijo de un pescadero, que hizo fortuna con el aceite de palma. Peter Lim lleg¨® a Valencia el 25 de octubre de 2014 en un jet privado. Su primera visita fue al esqueleto de ballena varada de lo que un d¨ªa fue el sue?o fara¨®nico del expresidente Juan Soler: el nuevo estadio del Valencia, la mole durmiente en la Avenida de las Cortes Valencianas. Y aquello fue interpretado como un presagio del futuro luminoso. Lim acabar¨ªa las obras. Y el coloso, por fin, se levantar¨ªa como s¨ªmbolo de la ciudad.
Lim estuvo cerca de una hora supervisando la zona y¡ ¡°demasiado gasto¡±. No le faltaba raz¨®n. La aspiraci¨®n de monarca de Juan Soler, para trascender en el pante¨®n de presidentes valencianistas, estaba concebido para convertirse en el motor principal de la econom¨ªa del club. El 10 de noviembre de 2006, con la fiebre del ladrillo todav¨ªa alimentando utop¨ªas, Soler present¨® el proyecto del estadio en un acto realizado en la Ciudad de Las Artes y las Ciencias que cost¨® un mill¨®n de euros. Se bautiz¨® como el Nou Mestalla (Nuevo Mestalla) y ocup¨® un solar de 90.000 metros cuadrados que al club le cost¨® cerca de 49 millones de euros con una permuta de solares incluida. En la fachada se representar¨ªan todos los barrios de la ciudad y el cauce del r¨ªo Turia a su paso por ella. Su capacidad era para 75.000 aficionados e iba a incluir una pista de atletismo que impuso Rita Barber¨¢ para que la ciudad pudiera celebrar grandes eventos de atletismo. La obra costar¨ªa cerca de 260 millones y la previsi¨®n era que lo financiara el club gracias a un cr¨¦dito de Bancaja y a la venta de las parcelas de Mestalla que Soler valor¨® en 360 millones.
Hace diez a?os, el 1 de agosto de 2007, se inici¨® la construcci¨®n del gigante de hierro dise?ado por Mark Fenwick. El fin de obra se fech¨® para 2010. El 25 de febrero de 2009, a?o y medio despu¨¦s, con Vicente Soriano en la presidencia, el club anunci¨® la paralizaci¨®n temporal de las obras. El pinchazo de la burbuja del ladrillo en 2008 golpeaba en el trampol¨ªn del valencianismo. La crisis impidi¨® la venta de las parcelas del viejo Mestalla y el nuevo Mestalla se qued¨® sin ox¨ªgeno.
Llegaron Soriano, luego Llorente. Y a los dos los derrot¨® el gigante. La venta de las parcelas de Mestalla era vital. Soriano, en una asamblea de accionistas celebrada en el palco VIP de Mestalla, prometi¨® que ten¨ªa un comprador para las parcelas. Su vicepresidente Miguel Zorio, en una de las escenas m¨¢s bochornosas que se recuerdan en un acto oficial, mostr¨® un papel doblado que nunca lleg¨® a mostrar, en el que supuestamente figuraban un comprador y una oferta econ¨®mica. Nunca lleg¨® la oferta. A Soriano se lo llevaron por delante sus embustes y sus triqui?uelas de vendedor de naranjas.
Hace diez a?os, el 1 de agosto de 2007, se inici¨® la construcci¨®n
Tras Soriano volvi¨® al club Llorente, esta vez a la presidencia. Llorente, con el pl¨¢cet de la Generalitat y Bankia, aliment¨® Newcoval, una operaci¨®n sospechosa que auspici¨® el banco y que dejaba al club en cueros y sin patrimonio a cambio de eliminar sus deudas y de edificar el estadio. En aquel tiempo el club anunciaba que ¡°Newcoval era como ganar la Champions''.
Jos¨¦ Ignacio Goirigolzarri, al tiempo de llegar a Bankia, tropez¨® con las deudas del Valencia y detuvo la operaci¨®n Newcoval por peligrosa. Apareci¨® el nombre de Rodrigo Rato, anterior presidente del banco. La operaci¨®n se suspendi¨® apoyada en un informe pericial solicitado a la auditora KPMG, que comprob¨® que el proyecto de Mestalla no s¨®lo era ruinoso para la entidad, sino que presentaba indicios para sospechar que Rato hab¨ªa apoyado el proyecto motivado por intereses ajenos a Bankia.
Llorente fue apartado por el mismo gobierno que lo aup¨® a la presidencia. En ese momento, el favorito para el poder pol¨ªtico de la ciudad era Amadeo Salvo. Salvo present¨® una reestructuraci¨®n de bajo coste del nuevo campo que se alejaba del dise?o original. El aforo pasar¨ªa a ser de 61.500 espectadores. Mark Fenwick revel¨® que ya se hab¨ªan gastado 98 millones de euros en la mole y Salvo plante¨® reducir en 60 millones de euros el coste de las obras, que pasar¨ªan de los 160 millones que quedaban pendientes, seg¨²n el proyecto original, a cien millones. Ese proyecto tampoco arranc¨®. Salvo no encontr¨® financiaci¨®n as¨ª que abri¨® el proceso de venta y se decant¨® sin pudor por Lim.
Meriton no responde
¡°Cada vez que me asomaba al balc¨®n y ve¨ªa el estadio, me dec¨ªa a m¨ª mismo que ten¨ªa que acabarlo. No pude hacerlo pero estaba convencido que Peter lo har¨ªa'¡±, recuerda Amadeo Salvo, que vive muy cerca de las obras.
Lay Hoon Chan, la mano derecha de Lim en su conglomerado de empresas, anunci¨® el 24 de octubre de 2014 que ¡°el estadio estar¨ªa acabado para el centenario de la entidad en marzo de 2019¡±. Dos a?os despu¨¦s, en la junta de accionistas del 4 de noviembre de 2016, no tuvo m¨¢s remedio que reconocer algo muy evidente: ¡°El estadio no estar¨¢ acabado para el centenario¡±. La presidenta, no obstante, se atrevi¨® a pronosticar que ¡°en nueve meses¡± se conocer¨ªa el redise?o del nuevo estadio. Hoy, cumplido el plazo, Meriton no ha presentado nada.
Ya no hay previsi¨®n de fechas. Las obras podr¨ªan volver en un futuro, si el equipo lograra clasificarse, con el dinero de la Champions y los derechos de televisi¨®n. ¡°No nos hemos olvidado del estadio. Terminarlo es un reto pero tenemos que acabarlo encontrando v¨ªas de financiaci¨®n para que una vez retomemos las obras ya no las volvamos a parar¡±, argumenta el actual director general Mateu Alemany.
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