Un Bar?a sin alas ni coraz¨®n
Todav¨ªa no ha sonado la campana del nuevo curso y el gigante azulgrana ya se tambalea
Malos tiempos para la l¨ªrica en Barcelona tras un verano cargado de urgencias, crispaci¨®n y golpes bajos. Todav¨ªa no ha sonado la campana que anuncia el arranque del nuevo curso y el gigante azulgrana ya se tambalea sobre la lona mientras el absurdo parece haberse apoderado del rinc¨®n, incapaces los gerifaltes de distinguir el agua del dinero, el saco del cubo. Arrasadas las viejas estructuras y desterrada la idea que molde¨® el ¨¦xito, la improvisaci¨®n se ha hecho patente en un club cuya ¨²nica esperanza reside en que Leo Messi se convierta en avispa y mariposa cada tarde, tan ego¨ªsta la exigencia que apenas repara en que el argentino se siente cada d¨ªa m¨¢s viejo, m¨¢s solo y m¨¢s triste. ¡°Denme un escenario en el que este toro pueda ser salvaje y aunque puedo pelear, preferir¨ªa recitar¡±, dec¨ªa Robert de Niro en aquella pel¨ªcula. ¡°Eso es el espect¨¢culo. Eso es el espect¨¢culo¡±.
La contrataci¨®n de Valverde podr¨ªa funcionar como coartada pero dif¨ªcilmente cristalizar¨¢ en soluci¨®n, lastrado el t¨¦cnico por una estructura deportiva que le ofrece alambres oxidados para componer cestos de mimbre. El equipo muestra hechuras y da testimonio de su aplicada labor pero las limitaciones de la plantilla amenazan con pesar m¨¢s que las buenas intenciones. Su reto?o nace sin alas, desprovistas las bandas del cuajo necesario para aliviar a una sala de m¨¢quinas en la que Busquets levanta la cabeza y apenas encuentra soledad o, todav¨ªa peor, a un Messi desplazado que mendiga balones en zonas del campo que antes pisaba por puro placer.
Es el del Bar?a un suicidio futbol¨ªstico dif¨ªcil de comprender, alentado en los ¨²ltimos tiempos por frases hechas y planteamientos est¨²pidos desde la ra¨ªz, empe?ado en escuchar a los or¨¢culos equivocados y desterrar la l¨®gica aplastante impuesta por Johan Cruyff. Se dice, por ejemplo, que nadie como Messi para ejercer de nuevo Xavi sin reparar en la calamidad que supone la abdicaci¨®n de Leo como delantero. As¨ª, mientras Zidane puebla el centro del campo con talento y sit¨²a a Cristiano Ronaldo cerca del ¨¢rea rival, en Barcelona se insiste en lo contrario: vaciar la zona de creaci¨®n y alejar a Messi del gol, convencidos de que lo sencillo es suplir al verdadero Leo, al Messi original, al desmembrador insaciable que arrodillaba porteros con solo chasquear los dedos. El peor augurio para la temporada que comienza es la impresi¨®n de que el cruyffismo ha florecido en casa ajena y la constataci¨®n de que, esta vez s¨ª, el Real Madrid ha logrado arrancarnos el coraz¨®n.
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