La capitulaci¨®n del Bar?a de Messi
Las rutinas no son un problema hasta que se convierten en vicios y acaban por pudrir a un club sensible como el azulgrana
El Bar?a capitul¨® en Madrid. Hasta ayer, cuando sal¨ªa retratado en Par¨ªs y Tur¨ªn, se perd¨ªa en A Coru?a o el Villamar¨ªn o era eliminado en el Calder¨®n, siempre le quedaba el consuelo de ganar en el Bernab¨¦u. Los azulgrana se afirmaban a costa de negar a los madridistas hasta el punto de que se extendi¨® la creencia en el Camp Nou de que si Florentino no paraba de ganar la Champions era porque su equipo no se cruzaba con el Barcelona. El enga?o se ha acabado con la Supercopa.
Ya no hay Madrid que valga para el Barcelona ni tridente que ponga a salvo de la cr¨ªtica a Bartomeu. El equipo de Valverde no tiene medios para atacar como el de Guardiola ni delanteros para contragolpear como el de Luis Enrique. La referencia ya no es tampoco Cristiano en tanto que rival de Messi, comparativa que permit¨ªa disimular la decadencia azulgrana, sino que Zidane consigui¨® un equipo y una plantilla mejores que las del Bar?a. Zizou, al fin y al cabo, fue centrocampista como Guardiola.
La ¨²nica respuesta de los rectores azulgrana por el momento es la de fichar para que sus aficionados no piensen que el partido de Madrid era el inicio de la pr¨®xima temporada sino que se trata del final de la pasada que se remat¨® con la conquista de la Copa del Rey cuando todav¨ªa estaba Neymar, al que seguramente se sustituir¨¢ por Coutinho y Demb¨¦l¨¦. Nadie dir¨ªa, sin embargo, que Semedo y Deulofeu son nuevos ni que ha cambiado la vida de Aleix Vidal y Denis Su¨¢rez.
Las rutinas no son un problema hasta que se convierten en vicios y acaban por pudrir a un club sensible como el Bar?a. El nuevo t¨¦cnico plante¨® un partido para ganar cuando se le ped¨ªa que cambiara el estado de ¨¢nimo con una actuaci¨®n decente en el Bernab¨¦u. Acostumbra a pasar con los nuevos que llegan al Camp Nou. Piensan que la situaci¨®n tiene arreglo: se trata de tocar alguna tecla y volver¨¢ la luz al Camp Nou. Hasta que se dan cuenta de que el asunto es mucho m¨¢s serio con y sin Neymar.
Valverde agit¨® al equipo y dispuso un dibujo contrario al de la cultura azulgrana: cuando defend¨ªa con tres era para atacar tambi¨¦n con tres (3-4-3), no para desplegar un 3-5-2. La propuesta qued¨® superada por la r¨¦plica de Zidane. El franc¨¦s dispuso un 4-3-3 y el Madrid comenz¨® la vuelta como acab¨® la ida: con un golazo de Asensio. El plan de Valverde ahond¨® en la idea de que el Bar?a se quiere mouri?izar sin Mourinho. Y los azulgrana perdieron la posesi¨®n, el bal¨®n y el partido: 2-0:
El Bar?a parece apostar por jugadores m¨¢s f¨ªsicos y m¨¢s fuertes, por volantes como Andr¨¦ Gomes y Paulinho, antes que por futbolistas genuinamente barcelonistas, pocos como Sergi Roberto, representante de La Masia. El estilo se defiende con volantes que piensen como Guardiola o Xavi y no con una guardia pretoriana que proteja a Messi. El 10 no necesita guardaespaldas como Neymar sino socios como Sergi Roberto. El nudo del conflicto est¨¢ precisamente en los acompa?antes de Leo.
El Barcelona se ha ido simplificando tanto que se resume en Messi. Ya no se habla del sentido de equipo ni de los tres delanteros, ni del rondo ni de las transiciones, tampoco de identidad que representaban el cerebro de Busquets y las piernas de Pedro, sino que el barcelonismo es presa ahora de la melancol¨ªa de Messi. Lo sabe bien Argentina. Al 10 se le reconoce como el mejor del mundo cuando es el punto y final del juego y no el origen como sucede ahora en el Bar?a.
El modelo en duda
No es f¨¢cil encontrar el punto de inflexi¨®n, sobre todo si se duda del modelo, y m¨¢s cuando la directiva ya no dispone de medidas de gracia, como la de convocar elecciones en 2015, sino que Bartomeu est¨¢ ahora legitimado para defenderse de las amenazas recibidas y de la moci¨®n de censura que presentar¨¢ Benedito. Tampoco se soluciona con la apelaci¨®n a la unidad que hace el vestuario despu¨¦s que se haya sabido que los jugadores ya no se bastan para sostener al club y divertir al Camp Nou.
No es el fin del mundo si se repasa la historia de la entidad y se piensa por ejemplo en el Dream Team y Romario. El Bar?a ha superado dificultades m¨¢ximas y sobrevivi¨® a las mayores calamidades, de manera que la situaci¨®n tiene remedio, siempre que en lugar de endurecerse, y si se quiere hasta de desequilibrar y desbordar, se d¨¦ un tiempo para reflexionar y aceptar que su f¨²tbol solo se recupera desde la autocritica, la humildad y la paciencia, la clave del juego que le encumbr¨® con Cruyff.
La prisa nunca fue la bandera del Camp Nou. Toca parar para ver que el Bar?a se ha ca¨ªdo del pedestal que le quedaba en Madrid y que a Piqu¨¦ ya no le pitan sino que le cantan mientras Sergio Ramos le tira la pelota a los morros de Messi. La actitud del capit¨¢n fue la ¨²nica se?al discordante de un equipo madridista cuya actitud caus¨® perplejidad en la afici¨®n por la bondad con que trat¨® al Barcelona, signo de cortes¨ªa o de burla, dispuesto a alargar la fiesta del mi¨¦rcoles hasta la final de la Champions.
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