El BMC gana la contrarreloj y Rohan Dennis lidera la Vuelta a Espa?a 2017
El equipo favorito se lleva la primera etapa, por delante del Sky, a nueve segundos, y a 35 del Trek de Contador
El primer l¨ªder es casi siempre un desconocido. A veces, sus compa?eros de equipo le dejan llegar primero para festejar por adelantado su futuro sacrificio. Son lo que se llaman tipos raros, ciclistas ocultos en la niebla que asoman la cabeza con el primer rayo de sol. Lo buscan y a veces lo encuentran. Pero Rohan Dennis, el primer l¨ªder de la Vuelta a Espa?a 2017, es algo m¨¢s que luz de luna. Tiene la edad pronosticada en ciclismo para triunfar, 27 a?os, es australiano con aire de surfero, es bicampe¨®n mundial de persecuci¨®n por equipos y medalla de plata, en la misma disciplina, en los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012 en Londres. O sea, que de casta le viene al galgo en eso de perseguir una liebre, autom¨¢tica o real, hasta que la meta dicte su destino. Rohan Dennis fue el l¨ªder del BMC en la contrarreloj por equipos que dio el banderazo de salida en Nimes a la Vuelta a Espa?a. Era una pugna entre el BMC y el Sky, que hab¨ªan ganado las dos ¨²ltimas ediciones espa?olas, los dos especialistas, los costureros de esos circuitos urbanos llenos de remiendos y abotargados por los segundos de diferencia, o las d¨¦cimas o las cent¨¦simas, que no influyen en el futuro, pero tranquilizan las piernas y la cabeza.
Rohan Dennis fue el primero en cruzar a l¨ªnea de meta, la mand¨ªbula apretada, los brazos tensos, seguido por Roche, el irland¨¦s que apelaba a su jerarqu¨ªa, ganador de etapas importantes y apellido ilustre. Faltaban por llegar cinco equipos, sobre todo el Sky, el rival necesario, y el Movistar, que con bajas y juventud, siempre es un rival imprevisible. El equipo de Froome perdi¨® nueve segundos en a contienda, m¨¢s o menos lo mismo que tardaba cada equipo en cruzar la alfombrada de Les Arenes, repletas de p¨²blico, sin gladiadores antiguos ni toreros recientes. Tanto sol, una entrada, una larga espera y la presencia de los ciclistas durante nueve segundos por equipo cada cuatro, tres, cinco minutos, circulando como un suspiro, como un toro reci¨¦n salido de chiqueros enfilando al burladero de enfrente, en este caso puerta de salida.
Nadie perdi¨® la carrera, un asunto que ronda siempre la cabeza de los ciclistas en estas etapas enrevesadas, llamadas t¨¦cnicas para dulcificar la dificultad y en las que el riesgo de perder prevalece sobre el ansia de ganar. Algunos lo pagaron: Atapuma y Zurlo del UAE Emirates, Tolhoeck y De Thier del Lotto Jumbo, y Jorge Arcas del Movistar midieron la distancia que separaba su cuerpo de la carretera en unas de las curvas que cimbreaban el recorrido. Bautismo de asfalto podr¨ªa llamarse la figura.
Y as¨ª fueron llegando, dejando a Contador el n¨²mero uno en el dorsal, el trono de la despedida, d¨ªa tras d¨ªa, y el pinte?o ¡ªno confundir con Nime?o II, el torero local triunfante, doliente tras hacerse la aver¨ªa del siglo en las v¨¦rtebras y la m¨¦dula espinal, volteado por un miura y suicidado en 1991¡ª apretando los dientes en los ¨²ltimos metros.
No hubo diferencias singulares. El l¨ªder y sus compa?eros no amenazan la general de Froome (a nueve segundos), Contador a 35, Aru a 41, Nibali a 1m 13s. Todos en un pa?uelo de bolsillo, casi un pa?uelo de celulosa que lo mismo vale para secarse el sudor que para sonarse la nariz. Un tr¨¢mite. Un visado para la intacta felicidad... Y gan¨® Dennis, el inesperado habitualmente esperado en estas citas tan sofisticadas. Quiz¨¢s segu¨ªa la indicaci¨®n de escritor mexicano Juan Villoro cuando afirm¨® que ¡°el coraz¨®n tiene derecho a una sorpresa¡±.
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