Lopetegui, la b¨²squeda febril de soluciones nuevas para Espa?a
El seleccionador, que ha fundido con ¨¦xito dos generaciones de futbolistas, se muestra m¨¢s pendiente de idear alternativas t¨¢cticas que de consolidar un estilo de juego
Julen Lopetegui vio a Isco meter el 1-0 ante Italia, de golpe franco, el s¨¢bado en el Bernab¨¦u, cerr¨® los ojos, y mientras la multitud estallaba de j¨²bilo, se gir¨® hacia su banquillo con un gesto de abatimiento. Espa?a acababa de anotar el gol del a?o pero su seleccionador no parec¨ªa un hombre feliz. Le inhib¨ªa un agobiante sentimiento de responsabilidad.
La marcha imponente de La Roja por el circuito de clasificaci¨®n del Mundial de 2018 culmin¨® con una victoria ante Italia (3-0) que deja al equipo virtualmente clasificado. ¡°Nos sale todo¡±, dijo un miembro del personal de apoyo del cuerpo t¨¦cnico, para expresar el sentimiento de euforia que comparte el vestuario camino de Liechtenstein, donde esta noche (20.45 horas, TVE1) disputar¨¢ la antepen¨²ltima jornada de la ronda.
Los veteranos agradecen que el seleccionador se esfuerce por preservar los principios del juego basado en el control del bal¨®n. La Espa?a de Lopetegui conserva los rasgos esenciales de las selecciones que dirigi¨® Del Bosque hacia la clasificaci¨®n de la Eurocopa de 2016 y el Mundial de 2014. La estad¨ªstica refleja una sola variaci¨®n notable. En el proceso de 2014 la media anotadora fue de 1,7 goles por partido; en el ciclo que se cerr¨® en 2016 el promedio fue de 2,3 tantos por encuentro, y ahora la selecci¨®n marca 3,5 goles por partido. Resulta parad¨®jico que el m¨¢ximo artillero con Lopetegui sea Silva (ocho goles), un mediapunta, por encima de Diego Costa (cinco), el nueve puro, gran apuesta t¨¢ctica del t¨¦cnico y titular indiscutible cada vez que ha estado m¨ªnimamente en forma.
M¨¢s que por un estilo de juego definido, esta selecci¨®n se distingue por la energ¨ªa que emana de la mezcla generacional. Los j¨®venes como Isco, Thiago, Carvajal, Morata, Asensio, De Gea y Sa¨²l transmiten un ardor contagioso que anima al n¨²cleo de veteranos. Espiritualmente se ha forjado una complicidad y una fe. ¡°Se habla de jugadores¡±, dijo ayer De Gea. ¡°Pero lo importante es el equipo. Aqu¨ª hay un fuerte sentimiento de unidad y parte de ello es culpa del m¨ªster, a quien le gusta trasladar ese mensaje en la convivencia de cada d¨ªa. Creo que somos un gran equipo. El m¨ªster ha sabido preparar a los jugadores individual y colectivamente, analizar al rival, y saber lo que tenemos que hacer en cada momento¡±.
Lopetegui se afana en demostrar a los futbolistas que puede ayudarles a resolver los problemas que encontrar¨¢n en el campo. El caso de David de Gea sirve de muestra. Las v¨ªsperas de enfrentar a Italia registraron un traj¨ªn en todos los departamentos del cuerpo t¨¦cnico, especialmente en lo que concierne a Antol¨ªn Gonzalo, el analista de v¨ªdeo, encargado de desarrollar t¨¢cticas a partir del examen del adversario. Mediante el estudio de los v¨ªdeos de Italia, Lopetegui concibi¨® el plan de lanzar contragolpes a la espalda de los laterales, Candreva y Spinazzola, aprovechando el golpeo de De Gea.
Con el 1-0 de Isco la selecci¨®n se repleg¨® y defendi¨® los ataques italianos en bloque bajo. Metida atr¨¢s, contra su costumbre, Espa?a se protegi¨® con siete jugadores junto al portero y se quedaron descolgados Asensio, pegado a una banda, y Silva con Isco, intercambiando posiciones en la otra y alargando las l¨ªneas. La celada pretendi¨® atraer a los italianos al campo propio y golpearlos por sorpresa. Cada vez que Espa?a recuper¨® la pelota intent¨® cederla a De Gea para que jugara en largo para Asensio, que corri¨® a la espalda de Darmian. La pericia de Barzagli impidi¨® que los azzurri salieran da?ados. Asensio, Isco y Silva acabaron el partido sin rematar en el ¨¢rea. El cuerpo t¨¦cnico, en cualquier caso, se congratul¨® del empleo de nuevas armas. De Gea se sinti¨® importante.
¡°Conoc¨ªa bastante bien al m¨ªster de la sub-21¡±, dijo De Gea; ¡°y desde el primer momento nos ha transmitido la forma en que quiere que el equipo juegue. Es un entrenador magn¨ªfico. Explica muy bien lo que quiere y creo que le ha dado un aire muy bueno a esta selecci¨®n¡±.
Hay cambios m¨¢s o menos evidentes. Pero en el plano puramente futbol¨ªstico, el equipo sigue embarcado en una b¨²squeda que le ha hecho asumir m¨¢s riesgos de los aparentes. Entre jugar con Costa como nueve inamovible y poner a Asensio como ¨²ltimo hombre dista un universo futbol¨ªstico. Lopetegui asiste nervioso a su obra. Sabe que hay detalles del juego, h¨¢bitos de funcionamiento, y t¨¢cticas, que permanecen inmaduras. ¡°La perfecci¨®n no existe¡±, dijo el s¨¢bado, contrariado, cuando arreciaban los elogios por el 3-0; ¡°la prensa siempre hace el an¨¢lisis a posteriori, pero los que trabajamos en esto no debemos hacerlo as¨ª¡±.
Estar o no embarazado
Ni en Liechtenstein, a punto de medirse al rival m¨¢s d¨¦bil del grupo, goleado (8-0) en la ida, se mostr¨® tranquilo el seleccionador. ¡°En el partido contra Liechtenstein el a?o pasado al descanso ¨ªbamos 1-0 con muy pocas ocasiones¡±, avis¨®, infatigablemente alerta; ¡°ayer Francia empat¨® con Luxemburgo...¡±.
¡°El que haya optimismo e ilusi¨®n nunca puede ser malo¡±, dijo, ¡°otra cosa es que haya euforia. No est¨¢s medio embarazado. O lo est¨¢s o no lo est¨¢s. Con la clasificaci¨®n es igual. ?Nosotros todav¨ªa no estamos clasificados!¡±.
Gastr¨®nomo en la misma medida que futbolero, Lopetegui encontr¨® sosiego en el puerto pesquero de Matosinhos, junto a la boca del Duero, durante las dos temporadas en que dirigi¨® al Oporto. All¨ª, en el norte de Portugal, el entrenador experiment¨® por primera vez el violento contacto de la ciencia con la demanda de la m¨¢xima competici¨®n y todas sus derivas sociales y pol¨ªticas.
Quien entonces le escuchara hablar de su visi¨®n del juego mientras dejaba una lubina en la raspa debi¨® de pensar que el hombre hu¨ªa de cualquier dogmatismo y manifestaba admiraci¨®n por f¨®rmulas antag¨®nicas. Descubr¨ªa estratagemas en Simeone, Guardiola o Ancelotti, como quien revuelve un torrente en busca de pepitas. Hablaba con pasi¨®n. Le obsesionaba la idea de ¡°competir¡± m¨¢s que la idea de ¡°jugar¡± o la idea de ¡°ganar¡±.
Siempre insatisfecho, Julen Lopetegui sigue busc¨¢ndose a s¨ª mismo como entrenador al mando de Espa?a. Su equipo se parece a ¨¦l.
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