Emery organiza eventos para reconciliar a Neymar y Cavani
El entrenador del PSG impulsa un programa de actividades sociales para conseguir que las dos estrellas del equipo aparquen sus diferencias y vuelvan a convivir en paz
Unai Emery, el entrenador del PSG, est¨¢ dispuesto a todo. Incluso est¨¢ dispuesto a convertirse en organizador de eventos, comidas y fiestas de cumplea?os, con tal de que Neymar J¨²nior y Edinson Cavani consigan por lo menos convivir de forma pac¨ªfica. Para lograrlo, seg¨²n cuentan fuentes del vestuario y del aparato log¨ªstico del PSG, se ha impuesto un programa de reuniones individuales y colectivas con los jugadores, as¨ª como una serie de actividades grupales para que la plantilla entre en una din¨¢mica conductista que acabe integrando armoniosamente al nueve uruguayo y a la estrella brasile?a, que hasta ahora se repelen como el agua y el aceite.
El problema es de primer orden en el proyecto futbol¨ªstico m¨¢s rompedor de los ¨²ltimos a?os. Este lunes, por indicaci¨®n de Emery, los jugadores se reunieron a comer ¡ªa falta de reservar en un restaurante¡ª en un sal¨®n del Parque de los Pr¨ªncipes para celebrar el cumplea?os de Thiago Silva. ¡°A este paso vamos a acabar celebrando la Nochevieja juntos¡±, dijo uno de los asistentes, de tantas actividades de confraternizaci¨®n como est¨¢n haciendo desde que Neymar y Cavani se pelearon por lanzar un penalti, el pasado domingo 17 contra el Lyon.
"?Sonr¨ªan!", gritaba Thiago a sus compa?eros, mientras inmortalizaba con una foto el momento de comuni¨®n. "?Sonr¨ªan!".
Comieron r¨¢pido, conversaron poco, y se fueron plenamente conscientes de que acababan de cumplir con un deber profesional cuyo principal objeto era la foto que colgar¨ªan en las redes sociales.
La fiesta de Thiago habr¨ªa servido a la perfecci¨®n a los planes de Emery de no ser porque Cavani no acudi¨® al convite. El uruguayo no apareci¨®. Draxler, que parece saturado de tanta vida social, tampoco.
El PSG ha logrado una proeza administrativa. Consiste en que por primera vez en este siglo figuras principales del f¨²tbol den la espalda al Barcelona y al Madrid en busca de otra cosa. Se ha producido una ruptura en el imaginario de los profesionales. El proyecto m¨¢s ambicioso de la Champions atrae a los jugadores por el dinero y porque promete una cierta m¨ªstica de fundaci¨®n legendaria. La reuni¨®n de virtuosos en el vestuario es insuperable. Apenas existe una delantera con tres talentos como Neymar, Mbapp¨¦ y Cavani; ni un ramillete m¨¢s variado de extremos, ni un medio con dos interiores como Verratti y Rabiot; ni una zaga con tantos y tan buenos marcadores.
El PSG presenta la plantilla m¨¢s rica del mundo y al mismo tiempo la m¨¢s dependiente de un gestor de recursos humanos. Como demostr¨® el litigio p¨²blico que mantienen Neymar y Cavani, el experimento m¨¢s sofisticado del f¨²tbol contempor¨¢neo es inviable sin la presencia de alguien que encauce el caudal de energ¨ªa informe. En Par¨ªs todos reconocen la necesidad impostergable de Unai Emery. El vasco, que ma?ana recibe al Bayern, es el entrenador con m¨¢s trabajo de Europa.
¡°?Para eso est¨¢ Emery!¡±, dicen en las oficinas del PSG, cuando se?alan la necesidad de amalgamar el car¨¢cter desaforado de Neymar con la intransigencia de Cavani. Los dos cabecillas representan las facciones de un camerino conmocionado por la criba del mercado de verano, en el que muchos fueron infructuosamente puestos en venta para equilibrar el presupuesto tras el fichaje de Neymar por 222 millones de euros.
Faceta de psic¨®logo
El PSG, refundado por los qatar¨ªes en 2011, sigui¨® un camino sinuoso en su intento por situarse a toda velocidad entre las principales instituciones del f¨²tbol. No solo le ha faltado la infraestructura de los grandes aspirantes a la Champions. Sobre todo, sus dirigentes han adolecido de inexperiencia a la hora de resolver los problemas cotidianos de la alta competici¨®n. Esos detalles aparentemente banales que, descuidados, son potencialmente destructivos en grupos de gente orgullosa y susceptible como los futbolistas. Las exhibiciones p¨²blicas de generosidad del presidente Al-Khelaifi con Neymar fueron percibidas por sus compa?eros como un menosprecio hacia el vestuario. Emery se dio cuenta y trat¨® de persuadir al club de la necesidad de un cambio en las formas. Pero la plantilla qued¨® envuelta en un clima de tensi¨®n.
Pablo Blanco, director t¨¦cnico de la cantera del Sevilla y compa?ero de Emery hasta 2016, no tiene dudas, pero matiza: ¡°?l aqu¨ª gestion¨® bien el vestuario; incluso llev¨® con acierto a Banega. Pero Monchi [el director deportivo] baj¨® de vez en cuando a echarle una mano. Hoy es complicado. Hay mucho mercenario y el entrenador sin el apoyo del club se queda tirado. Las dos columnas de cualquier gestor son los resultados que refuerzan su trabajo y el club. En ciertos momentos de desacato, el director deportivo o el presidente le tienen que echar una mano. Los jugadores son muy j¨®venes y si te descuidas te hacen un juego de tronos¡±.
El ¨²nico empleado del PSG que supo anticiparse a la hoguera de vanidades que se preparaba fue Emery. Calificado de gestor excepcional por el entorno del equipo, el t¨¦cnico ha debido improvisar a marchas forzadas. En Espa?a tuvo fama de trabajador de campo pertinaz, controlador y anal¨ªtico. Aunque ¨¦l recuerda que manej¨® vestuarios dif¨ªciles all¨ª donde fue, desde Lorca a Valencia, su faceta de psic¨®logo pas¨® inadvertida. A la espera de que el PSG produzca su monchi, en Par¨ªs, adem¨¢s de psic¨®logo, Unai Emery ejerce de hostelero.
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