Los dos a?os de Di St¨¦fano en el Espanyol
Sus hijas le re?¨ªan: ¡°Pap¨¢, t¨² calvo y de pantal¨®n corto, jugando al f¨²tbol, ?qu¨¦ verg¨¹enza!¡±. ¡°?Y de qu¨¦ comemos?¡±, dec¨ªa ¨¦l

¡°Me despidieron con nocturnidad y alevos¨ªa¡±. As¨ª narra Di St¨¦fano en su autobiograf¨ªa su salida del Madrid. La causa fue la derrota en la final de Copa de Europa con el Inter. Tras medir ofertas del Celtic y el Mil¨¢n, eligi¨® el Espanyol. Jug¨® all¨ª sus dos ¨²ltimas temporadas.
El entrenador era Kubala, que jug¨® en el equipo el curso anterior. Eran grandes amigos. Hab¨ªa m¨¢s veteranos de nombre: Carmelo y Tejada. Vila Reyes, entonces vicepresidente, pronto presidente, fue quien lanz¨® esa estrategia en busca de darle notoriedad al club. La firma de Di St¨¦fano, ya con 38 a?os, congreg¨® cientos de hinchas a las puertas de club. Tras una prometedora gira por Alemania y Austria, se present¨® en Sarri¨¤ ante el Olympique de Lyon. Marc¨® el primer gol de la victoria por 2-1 y provoc¨® titulares entusiastas: ¡°Bajo la batuta de un gran maestro¡±, ¡°Di St¨¦fano orquest¨® un nuevo Espanyol¡±, ¡°El Espanyol dio muestra de lo que puede ser en la Liga¡±¡
La casualidad quiso que la Liga 64-65 comenzara con la visita del Madrid a Sarri¨¤. Se televis¨®, entre una expectaci¨®n m¨¢xima. Empez¨® marcando el Espanyol, con gol del medio Ram¨ªrez, al que Di St¨¦fano admir¨® mucho: ¡°Era de los mejores jugadores que he visto. L¨¢stima el miedo que ten¨ªa al avi¨®n¡±. Gan¨® el Madrid con dos goles de Puskas. Ya tengo contada con detalle esa jornada en esta secci¨®n.
Di St¨¦fano volver¨ªa a jugar contra el Madrid en Sarri¨¤ en la 65-66, pero no lo hizo en el Bernab¨¦u. En la 64-65 (3 de enero del 65), por una contractura; en la 65-66 (17 de octubre del 65) por un golpe en una mano, que ten¨ªa inmovilizada. Las dos veces fue duda durante la semana. En los dos casos, jug¨® al domingo siguiente. No es descartable que prefiriera evitar el Bernab¨¦u, de acuerdo con Kubala, su amigo y jefe.
S¨ª pudimos verle en el Bernab¨¦u vestido de espa?olista. Fue en dieciseisavos de Copa, contra el Sporting de Gij¨®n. Quedaron 2-0 en El Molin¨®n y 3-1 en Sarri¨¤. Entonces estas cosas se resolv¨ªan con desempate, con frecuencia en Madrid. Tuvieron que jugar dos veces. La primera (18 de mayo del 65) acabaron 3-3, tras pr¨®rroga, con buen partido de Di St¨¦fano, que se vaci¨®. Repitieron el 20. Como el anterior, partido nocturno, empezado a las 20:45. Con lluvia y muy poco p¨²blico.
Entre un partido y otro se produjo el cese de Kubala, enfrentado a sus directivos por su af¨¢n por colocar a su hijo Branko, que ten¨ªa solo 16 a?os. Le sustituy¨® Argil¨¦s.
Ese segundo choque acab¨® 1-1 tras pr¨®rroga. En esos casos se jugaban repr¨®rrogas con cambio de campo cada 10 minutos hasta que alguien marcara. Lo hizo el Sporting a los seis minutos de la primera. Iban 126 minutos de juego, 526 de eliminatoria.
Di St¨¦fano, tres partidos y dos pr¨®rrogas y pico de domingo a jueves, se retir¨® deshecho. Al final, ya cerca de las doce, no hab¨ªa casi nadie. Me dio congoja verle retirarse as¨ª de un Bernab¨¦u vac¨ªo, derrotado, embarrado y deshecho. Regres¨¦ a mi casa andando, bajo la lluvia, para mortificarme. Llegu¨¦ tan tarde que mis padres estaban espantados, llamando a hospitales y comisar¨ªas.
En su segundo curso, vivi¨® su ¨²ltima gran noche. Fue ante el Sporting de Portugal, en la Copa de Ferias. El Espanyol cay¨® 2-1 en Lisboa y en Sarri¨¤ perd¨ªa 0-3 en el 48¡¯. Pero, con ¨¦l al frente y todos a tope, se vinieron arriba y en 18¡¯ marcaron cuatro goles, ante un enloquecido estadio: ¡°Vimos que el ¨¢rbitro permit¨ªa mucho juego duro y les dimos con todo. No sal¨ªan de su campo¡±. El sorteo decidi¨® que el desempate fuera en Sarri¨¤ y el Espanyol gan¨®. Aquel partido sigue en el recuerdo de los viejos pericos.
Luego, el Rosu Brasov, rumano. Ganaron 3-1 en casa, perdieron 4-2 en Brasov y ces¨® Argil¨¦s. Se quedaron all¨ª a desempatar y a Di St¨¦fano le toc¨® hacer de entrenador. La nevada impidi¨® salir del hotel entre partido y partido: ¡°As¨ª que corr¨ªamos por los pasillos del hotel. Los muchachos, venga de aqu¨ª para all¨¢, balonazos y todo. Los clientes se quejaban, pero, ?qu¨¦ quer¨ªan que hici¨¦ramos?¡±.
Gan¨® el Espanyol, con ¨¦l de entrenador improvisado. La aventura se acabar¨ªa en cuartos, cuando toc¨® el Bar?a, que gan¨® los dos partidos por 1-0. Ya hab¨ªa nuevo entrenador, Espada.
El ¨²ltimo partido de la segunda Liga fue la visita del Atl¨¦tico a Sarri¨¤. El Atl¨¦tico saldr¨ªa campe¨®n si ganaba; si no, lo ser¨ªa el Madrid. Di St¨¦fano se faj¨®, amenazado por Griffa: ¡°Oye, Alfredo, no te va nada, ?no querr¨¢s fastidiarnos para ayudar a tus amiguitos?¡±. Gan¨® el Atl¨¦tico y uno de los goles lo marc¨® precisamente Griffa. En la Copa, el Espanyol elimin¨® al Celta y luego se enfrent¨® al Betis: 2-1 en Sarri¨¤ para luego caer 4-0 en el Benito Villamar¨ªn, en gran tarde de Quino y Rogelio. All¨ª, el 1 de mayo de 1966, jug¨® Di St¨¦fano su ¨²ltimo partido oficial, pr¨®ximo ya a cumplir los cuarenta.
Curiosamente, tambi¨¦n all¨ª y una semana m¨¢s tarde, se despedir¨ªa Puskas del f¨²tbol, igualmente en partido de Copa. Cosas.
A¨²n le quedar¨ªa una gira. El ¨²ltimo partido lo jug¨® en Saint Etienne, y le qued¨® el recuerdo de que sac¨® un gol de la raya. Ah¨ª par¨®. Hac¨ªa tiempo que le re?¨ªan las hijas mayores. ¡°Pap¨¢, t¨² calvo y de pantal¨®n corto, jugando al f¨²tbol, ?qu¨¦ verg¨¹enza!¡±. Y ¨¦l les dec¨ªa: ¡°?S¨ª? ?Y de qu¨¦ comemos y pagamos los colegios?¡±.
En Liga, su Espanyol fue und¨¦cimo un a?o y duod¨¦cimo el otro. En la Copa no fue muy lejos. El tope fue llegar a cuartos en la Copa de Ferias. ?l jug¨® 47 partidos de Liga, 7 de Copa y 6 en Copa de Ferias. 60 partidos en total, con 14 goles, amistosos aparte.
Disfrut¨®, nunca lo lament¨®. Dej¨® all¨ª un buen recuerdo. Con sus consejos se sentaron las bases del inminente equipo de los delfines. Y sus compa?eros le recuerdan con devoci¨®n. Ram¨ªrez, aquel medio con fobia a los aviones (en los partidos de Copa de Ferias le empalmaban trayectos de tren, para no coger el avi¨®n), me dijo un d¨ªa: ¡°Le fallamos. No estuvimos a su altura. Hubiera merecido otra cosa de nosotros¡±.
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