Aquel viejo y querido Metropolitano
El estadio no se cre¨® para el Atl¨¦tico, ni fue suyo hasta 1950. La idea era que jugaran all¨ª todos los equipos de la ciudad
En puridad, aquel viejo estadio que el Atl¨¦tico abandon¨® en el 66 para trasladarse al Calder¨®n no se llam¨® Metropolitano. Se llam¨® Stadium, pero siempre lo conocimos como Metropolitano.
?Por qu¨¦? Porque su construcci¨®n fue iniciativa de los fundadores de la Compa?¨ªa Metropolitana, cuatro donostiarras emprendedores, los hermanos Otamendi: Joaqu¨ªn, Miguel, Jos¨¦ Mar¨ªa y Juli¨¢n. Suya fue la idea de construir un estadio cerca de la que entonces era la estaci¨®n l¨ªmite por el norte de la l¨ªnea ¨²nica (hoy L¨ªnea 1): Cuatro Caminos. Tomaron la idea de Londres, del Stadium de Wembley. Un estadio tirar¨ªa de la ciudad, estimular¨ªa la construcci¨®n y el traslado a esa zona, a¨²n deshabitada. Dar¨ªa m¨¢s clientela al metro. Eso es tener visi¨®n de futuro.
Se estren¨® en 1923. Estaba situado a 900 metros, Reina Victoria abajo y al final a la derecha, de la estaci¨®n de Metro Cuatro Caminos. ¡°A quince minutos de la Puerta del Sol¡±, rezaba la propaganda de la Compa?¨ªa Metropolitana. Ocup¨® un rect¨¢ngulo cuyos l¨ªmites marcan hoy las calles de Juan XXIII, Santiago Rusi?ol, Conde de la Cimera y Beatriz de Bobadilla. Hay all¨ª una peque?a plaza, Ciudad de Viena, rodeada por torres de viviendas, que ocupa lo que fue el ¨¢rea del fondo Oeste, donde estuvo la caseta que hac¨ªa de vestuario y de almac¨¦n, entre otras funciones.
No se cre¨® para el Atl¨¦tico, ni fue de su propiedad hasta 1950. La idea de los Otamendi era que jugaran todos los equipos de la ciudad all¨ª. El Madrid entr¨® al principio, pero tras muchas discusiones prefiri¨® partir peras aparte. Se fue primero al vel¨®dromo de la Ciudad Lineal y pronto hizo su propio campo en Chamart¨ªn. En el Stadium jugaron como locales, adem¨¢s del Atl¨¦tico, el Racing, la Gimn¨¢stica y el Uni¨®n Sport, tres clubes que ser¨ªan pronto devorados por el profesionalismo.
En efecto, el campo tir¨® de la ciudad. Se fue ocupando y construyendo el espacio entre Cuatro Caminos y Tetu¨¢n de las Victorias, entonces un arrabal de Chamart¨ªn de la Rosa, todav¨ªa un pueblo de las afueras. La L¨ªnea 1, que empez¨® siendo Puerta del Sol-Cuatro Caminos, se alarg¨® primero hacia el sur, hasta Atocha y pronto Vallecas, y por el Norte hasta Tetu¨¢n, bajo lo que entonces se llamaba Carretera Mala de Francia, hoy Bravo Murillo. Y luego m¨¢s all¨¢. Hace tiempo que todo eso fue engullido por Madrid.
Aquel estadio alberg¨® un partido sensacional de la Selecci¨®n: la victoria sobre Inglaterra, 4-3, el d¨ªa de San Isidro de 1929. Era la primera vez que los pross ingleses perd¨ªan en el continente. Ven¨ªan de gira, tras ganar c¨®modamente en B¨¦lgica y Francia. Aquella Espa?a ten¨ªa a Ricardo Zamora de portero y a un delantero genial llamado Gaspar Rubio. Muchas veces he pensado, y alguna escrito, que en la placita Ciudad de Viena deber¨ªa haber una placa que recordara al viejo Metropolitano y aludiera a aquella fecha de car¨¢cter hist¨®rico y eco internacional.
De la guerra sali¨® destrozado, porque fue frente desde el oto?o del 36 hasta la primavera del 39. Los hermanos Otamendi no emprendieron la reconstrucci¨®n, bastante ten¨ªan con reparar el metro. El Atl¨¦tico jug¨® de prestado primero en Chamart¨ªn y luego en Vallecas. En 1941 lo compr¨® el Patronato de Hu¨¦rfanos del Aire, que lo repar¨®. En febrero del 43 volvi¨® a jugar all¨ª el Atl¨¦tico, ahora Atl¨¦tico Aviaci¨®n, como se llamar¨ªa desde 1939 hasta 1946. El club comprar¨ªa el campo en propiedad en 1950. M¨¢s adelante, con la venta de esos terrenos a la constructora Vista Hermosa, obtendr¨ªa el empuj¨®n definitivo para construir el Calder¨®n.
Para los sesenta era un campo muy atrasado. Ten¨ªa una tribuna con un ancho paseo que separaba la grada baja de la alta, por donde antes del partido y en el descanso los aficionados pudientes paseaban y se saludaban. Pero el resto era muy deficiente. Se hizo aprovechando una hondonada natural, con escalones en las zonas de pie que no eran sino filas de ladrillos entre los que crec¨ªan hierbajos. Ten¨ªa gracia y tipismo, pero estaba muy lejos de los est¨¢ndares de la ¨¦poca. Muchas localidades de pie y pocas de asiento. Y el palco presidencial ni siquiera estaba alineado con el c¨ªrculo central, sino desplazado, como consecuencia de una de sus reformas.
El ¨²ltimo partido fue, como casualmente ha ocurrido ahora en el Calder¨®n, un Atl¨¦tico-Athletic, ida de los cuartos de final de la Copa. No se pens¨® que ser¨ªa el ¨²ltimo. No fuimos al campo (yo estuve) con esa idea. El Atl¨¦tico hab¨ªa ganado aquella Liga, esa noche gan¨® 1-0 y nadie le dio por eliminado. A la vuelta, en San Mam¨¦s, perdi¨® 2-0, tras pr¨®rroga. S¨®lo entonces ca¨ªmos en la cuenta de que el Metropolitano hab¨ªa pasado a la historia.
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