En busca de un ¨ªdolo del cl¨¢sico mexicano
Am¨¦rica y Chivas se encaran en un derbi disminuido en figuras de la personalidad de Cuauht¨¦moc Blanco


Cuauht¨¦moc Blanco era adicto al conflicto. Empez¨® a practicar sus maniobras con el bal¨®n en los campos llaneros de la Ciudad de M¨¦xico. Y tambi¨¦n a retar a sus rivales para desesperarles. Eso le sirvi¨® para erigirse en el s¨ªmbolo del Am¨¦rica y, uno de los ¨²ltimos ¨ªdolos del cl¨¢sico frente a las Chivas.
En una ocasi¨®n, en los a?os ochenta, el joven Cuauht¨¦moc enfureci¨® a todo un equipo, el representativo de la delegaci¨®n Gustavo A. Madero en Ciudad de M¨¦xico. Eran los m¨¢s fuertes de la categor¨ªa porque reun¨ªan el mejor talento de la zona y estaban apoyados por ?ngel Coca Gonz¨¢lez, un caza talentos. Esa vez Blanco marc¨® cuatro goles y dio dos asistencias. Fue ¡°por culpa de un jorobado y medio desnutrido¡±, le dijeron a Gonz¨¢lez, de acuerdo con el historiador Carlos Calder¨®n. Un corcovado con pies brasile?os.
Cuauht¨¦moc Blanco se convirti¨® en una de las principales figuras del cl¨¢sico. En 1999, el futbolista con nombre prehisp¨¢nico empez¨® a insultar al futbolista de Chivas, Felipe de Jes¨²s Robles. En un momento del partido Blanco le advirti¨® que resolver¨ªan todo al final del partido. Termin¨® en un 1-0 a favor del reba?o. El americanista cumpli¨® su palabra, fue en busca de Robles y le solt¨® un pu?etazo recto.
¡°A Cuauht¨¦moc le ayudaba que fuera del barrio porque era salvajemente aventurero. Se le ocurr¨ªan distintas jugadas en cada partido. Ten¨ªa un juego muy ambicioso. Le gustaba encarar a todos los defensas¡±, comenta Manuel Lapuente a EL PA?S. El que fuera entrenador del Am¨¦rica acepta que Blanco ten¨ªa un car¨¢cter vol¨¢til, pero ¡°sab¨ªa controlarse a tiempo¡±.
En 2003, durante una discusi¨®n entre jugadores de las ¨¢guilas y de los rojiblancos, ret¨® a golpes a Johnny Garc¨ªa. Amag¨® un par de golpes y ah¨ª qued¨® todo. Blanco jug¨® 21 veces frente a las Chivas, marc¨® un par de goles, pero se le recuerda m¨¢s por su bravuconer¨ªa, esa que ha trasladado a la pol¨ªtica.
¡°Es uno de los ¨²ltimos ¨ªdolos del Am¨¦rica. Cuando lleg¨® a Espa?a lo hizo en un mal equipo [Valladolid, 2000-02]. Le deb¨ªan conseguir uno de mayor jerarqu¨ªa como le toc¨® a Hugo S¨¢nchez con el Atl¨¦tico. Pens¨¦ que se lo iban a llevar a uno grande sino hubiera triunfado como los grandes. ?l era mejor que muchos en Europa¡±, considera Lapuente.
Nadie ha podido igualar el carisma de Blanco. Su sitio lo han tratado de llenar otros jugadores como Caba?as, Ochoa, Lay¨²n, Jim¨¦nez, Peralta y, quiz¨¢ como Rubens Sambueza. Ha sido el entrenador, Miguel Piojo Herrera, quien ha recibido los mimos de su afici¨®n por ser visceral en sus festejos y en sus arengas para motivar al equipo.
Una estrella deportada de Estados Unidos

Carlos Salcido tiene nueve a?os en el equipo de las Chivas. Es la ant¨ªtesis de Cuauht¨¦moc Blanco. Creci¨® en el pueblo de Ocotl¨¢n, Jalisco. De adolescente intent¨® cruzar la frontera para encontrar trabajo en Estados Unidos y fue deportado en sus tres intentos. De joven tambi¨¦n lavaba autos. Se involucr¨® en el f¨²tbol porque uno de sus amigos le pidi¨® jugar un partido porque faltaba un compa?ero. Un visor de Chivas le ech¨® un ojo y lo incorpor¨® a su equipo. Fue a sus 21 a?os cuando debut¨® en primera divisi¨®n, tarde, pero con una trayectoria mete¨®rica al llegar al PSV Eindhoven y a Fulham
¡°Sal¨ª de Chivas en 2001 y Carlos ya jugaba en los equipos inferiores. De repente lo mandaban al primer equipo y ya demostraba su calidad. Creo que siempre mostr¨® ser un gran jugador. Con esa personalidad, de perfil bajo, quiz¨¢ no se daba a conocer tanto. En cuanto lo met¨ªan a los entrenamientos se ve¨ªa un gran prospecto¡±, menciona Alberto Coyote.
Coyote, formado en el Club Le¨®n, se gan¨® el cari?o de la afici¨®n de Chivas por ser parte del plantel ganador del t¨ªtulo de liga en 1997. ?l al igual que Salcido son jugadores-estandartes que evitaban el conflicto y a lo suyo. ¡°Los capitanes del Guadalajara mantienen un perfil bajo, dentro de la cancha disputas la pelota, defiendes la playera a la m¨¢xima intensidad. Esta personalidad nos ha ayudado a la hora de hablar con los ¨¢rbitros. De nada sirve ser un jugador muy temperamental o medi¨¢tico¡±, apunta Coyote.
El Guadalajara ha tenido a jugadores insignia como a Jaime Tubo G¨®mez, Salvador Reyes, Guillermo Tigre Sep¨²lveda, Benjam¨ªn Galindo, Fernando Quirarte, Coyote y Ram¨®n Morales. Hace unos a?os lo era Omar Bravo, el m¨¢ximo goleador del conjunto con 160, pero en el 2015 sali¨® del club con pocos reflectores. Salcido se ha quedado en el equipo como el jugador veterano con 37 a?os. La temporada pasada alz¨® el trofeo de la liga. Despu¨¦s de ¨¦l no hay uno que se asuma como el jugador del simbolismo chiva.
La rivalidad con el Am¨¦rica naci¨® cuando las ¨¢guilas fueron compradas por el empresario Emilio Azc¨¢rraga Milmo en 1959, su idea era hacerle competencia directa al Guadalajara, que triunfaba en la ¨¦poca amateur con 12 trofeos. De alguna forma se confrontaban dos acepciones del f¨²tbol: el equipo del vulgo contra el conjunto que se edific¨® a billetazos. El cl¨¢sico est¨¢ proceso de encontrar a su nueva figura y eso no se puede comprar.
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