Sergio Garc¨ªa le ense?a a Rahm que est¨¢ en Valderrama como en su casa

Como en una escena de Johnny Guitar, Jon Rahm responde con una pregunta a la primera pregunta que le hacen sobre su mal comienzo en Valderrama (C¨¢diz). ¡°?Miento o digo la verdad?¡±, dice, pero se ahorra un te quiero a un campo que le ha torturado en su primer encuentro porque r¨¢pidamente, tras un ¡°no, nunca miento¡±, responde claro a la sombra de un alcornoque que protege sus ojos del sol que se oculta y ciega: ¡°Mal, me ha ido bastante mal¡±.

La precisi¨®n es innecesaria, pero la sinceridad se agradece. Rahm, la figura m¨¢s esperada, el que llega (tiene 22 a?os), ha terminado la primera jornada del Masters de Andaluc¨ªa, su primer torneo profesional en Espa?a, en el puesto 71?, con 74 golpes (+3, cinco bogeys y dos birdies). Est¨¢ a ocho golpes de los l¨ªderes, que son el veterano holand¨¦s Joost Luiten, un personaje que quiz¨¢s sobre en el relato del duelo, y, sobre todo, Sergio Garc¨ªa, de 37 a?os, el que est¨¢ (66 golpes, -5, siete birdies y dos bogeys). ¡°Bah, el campo estaba m¨¢s jugable por la lluvia, que lo ha ablandado¡±, dijo el ganador del Masters, como quien no quiere la cosa despu¨¦s de conseguir una ronda de las llamadas de escaparate. Y, luego, como arrepinti¨¦ndose de haber, quiz¨¢s, devaluado su m¨¦rito, a?adi¨®: ¡°El resultado ha sido la combinaci¨®n de buen juego, buenos approachs y buenos putts¡­¡±

Mientras ellos disputaban su duelo diferido (uno sali¨® al amanecer, el otro cuando el sol comenzaba su declive), un m¨¦dico escoc¨¦s explicaba en la sala de prensa lo bueno que es el golf para la salud, c¨®mo dar paseos por el campo arrastrando un carrito baja la tensi¨®n, la obesidad, la diabetes, todo. Alguno pens¨® que tal como lo contaba, jugar al golf todos los d¨ªas (los beneficios b¨¢rbaros, cinco a?os m¨¢s de vida, seg¨²n pudo entenderse, llegan jugando 18 hoyos diarios, unas cinco horas) equival¨ªa a ir todos los d¨ªas con el carrito de la compra hasta el Carrefour de las afueras andando y no en coche. Pero, claro, viendo el desgaste de testosterona de Garc¨ªa y Rahm, y las subidas consiguientes de su adrenalina en su pelea de machos alfa, el golf es algo m¨¢s que andar por el campo y echar a perder un buen paseo.

El golf es un juego de dominio psicol¨®gico, el que emprendi¨® Sergio Garc¨ªa, que en Valderrama, un campo estrecho y complicado, de greens peque?os y viento fastidiado de vez en cuando, se encuentra como en casa. Lo ha jugado tanto que es su campo favorito, y es el ¨²ltimo espa?ol que ha ganado un torneo all¨ª, en 2011. Por todas las partes est¨¢ su foto sonriente y triunfante. Y ¨¦l corresponde entr¨¢ndole duro al campo y arranc¨¢ndole birdies. Marca territorio. Obliga a arriesgar a quien quiera estar a su altura. A Rahm, claro.

Es cosa sabida, o eso dicen los jugadores viejos, y los j¨®venes se enteran tropezando en esa verdad, que quien juega agresivo en un campo que no conoce corre los mismos riesgos que un torero que recibe el toro a puerta gayola: o sale a hombros o en camilla. Rahm jug¨® agresivo, es su estilo, y no triunf¨®. ¡°Mentalmente no he estado bien y Valderrama es un campo en el que es muy f¨¢cil estar inc¨®modo¡±, dijo. ¡°He notado, claro, mi falta de experiencia en Valderrama, que es un campo que tiene truco. Es como Augusta, un campo en el que es muy dif¨ªcil ganar la primera vez que se juega. Pero, bueno, lo mejor es que ya he pasado el mal d¨ªa que siempre sale en todos los torneos. Y no digo que no vaya a ganar. El Tour acaba en Par¨ªs¡±. Y, como Johnny Guitar quiz¨¢s acabe diciendo a Valderrama, el campo que no conoc¨ªa, te quiero. Y no mentir¨ªa.