¡®El mejor¡¯, Cristiano Junior
CR fue el mejor de un equipo que fue m¨¢s que ¨¦l, mientras el Bar?a fue menos que Messi
Como dir¨ªan los cl¨¢sicos del boxeo, libra por libra Messi ser¨ªa mejor futbolista que Cristiano. Golea por igual (o m¨¢s) y lejos del ¨¢rea tiene mucho mayor repertorio. Digamos que uno ser¨ªa el mejor, a secas, y otro el mejor del mejor equipo, equipo muy bueno al que a¨²n hace mejor. Pero como el f¨²tbol no es el tenis, es un deporte coral, el portugu¨¦s ha sido elegido The Best por un variopinto jurado de todos los rincones del planeta, donde se sigue el f¨²tbol en directo, donde solo se satelizan los res¨²menes o donde, incluso, no hay se?al que valga. Un sanedr¨ªn tan subjetivo como puede serlo usted, lector, o yo mismo. Pero hay algo objetivable: CR ha sido el mejor porque ha ganado m¨¢s que el mejor y porque hay que ser muy, pero muy bueno, para discutir con s¨®lidos argumentos el liderazgo de un equipo que alista a Messi. La pasada temporada, el Madrid fue m¨¢s que CR y el Bar?a fue menos que Leo. Por lo general, para que triunfe un actor se requiere de una buena pel¨ªcula, y para que la cinta haga bingo se precisa de un buen actor. Lo que no significa, a ojos de muchos espectadores, que el filme o el int¨¦rprete sean lo m¨¢s de lo m¨¢s.
Sin restar un mil¨ªmetro de m¨¦ritos a ese imponente Cristiano de la ¨²ltima fase de la Liga de Campeones, los inspiradores de este f¨²tbol de celuloide est¨¢n empecinados en enfatizar ese espumoso mundo de las celebridades. De no ser por ese clamor por el vedetismo, CR debiera haber recibido un premio en nombre de todo el Real Madrid que tanto cobijo le dio durante el formidable doblete. Cabr¨ªa aceptar que lo recogiera el luso, pese a no ser el capit¨¢n, como ¨²nica concesi¨®n a ese estrellismo de ombligos que fomentan la FIFA, France Football o tal o cual Liga. Y lo hacen en su propio beneficio. Para persuadir a la clientela del f¨²tbol como objeto de consumo, m¨¢s f¨¢cil de rentabilizar cuando se focaliza en un yo antes que en un colectivo.
Cuesta? entender las bases de estos premios. ?C¨®mo puede estar Iniesta en el mejor once tras un curso de desamparo?
A veces, muchas veces, ni siquiera se atina con el yo. ?C¨®mo explicar que Iniesta, tras una temporada de desamparo, figure en el once ideal de la FIFA? ?O que tambi¨¦n tengan presencia hasta Messi y Neymar cuando todo un Bar?a solo brind¨® de puntillas por una Copa lograda ante el Alav¨¦s? Cuesta, y mucho, entender el reglamento del concurso. ?Qu¨¦ demonios es lo que punt¨²a? Si fueran los momentos decisivos del periodo premiado, caso de CR y su ebullici¨®n ante el Bayern y el Atl¨¦tico, no habr¨ªa sido encumbrado Buffon, que se llev¨® cuatro goles en la final de la Champions. Con Iniesta y Buffon pesa mucho m¨¢s su merecid¨ªsimo eco eterno que el presente galardonado. ?Pero no se supone que ese bab¨¦lico jurado debe ce?irse al hoy?
No importa el batiburrillo del trasfondo de estos premios. Lo sencillo, lo m¨¢s clarificador, ser¨ªa entronizar a quien se considere que haya sido el mejor dentro del club que m¨¢s t¨ªtulos y de mayor enjundia haya conseguido. O sea, el Real Madrid de CR. Demasiado simple, lo que abortar¨ªa las discusiones populares que inflaman el tinglado. Tampoco preocupa nada que se conozcan de antemano los triunfadores, lo que resta emoci¨®n a lo que deber¨ªa ser una jornada emotiva. Lo relevante es el elixir de las galas, que requiere de todos los atrezos de los Oscar o la Pasarela Cibeles. Y que no falten los rayos X televisivos de los peinados y vestimentas de madres, hijos, novias, esposas, intermediarios o presidentes.
Por el buen rollo visto en la gala de Londres, por fin ya parecen Federer (Messi) y Nadal (CR)
Ah¨ª va la quiniela propia. El mejor, sin m¨¢s, por libre: Messi. El m¨¢s relevante del mejor equipo con creces del tiempo premiado: Cristiano. Y lo mejor de lo mejor entre lo mejor de la gala del pasado lunes: la foto del hijo de CR saludando a un jovial Messi en presencia de un sonriente pap¨¢. Una imagen excepcional del f¨²tbol humanizado, de ese f¨²tbol que a Javier Mar¨ªas y a unos cuantos m¨¢s a¨²n nos rebobina a nuestra infancia cada fin de semana. Solo por ese flash el show mereci¨® la pena. Ni Leo ni CR lo discutir¨ªan. En Londres, mucho m¨¢s conciliadores que sus fundamentalistas de camiseta. Por suerte, ya parecen Federer (Messi) y Nadal (Cristiano).
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