Prigioni dimite como entrenador del Baskonia tras caer frente al Valencia

La derrota del Baskonia frente al Valencia en la Euroliga ha supuesto el remate a la primera y breve experiencia de Pablo Prigioni como entrenador en la ¨¦lite. Despu¨¦s de una secuencia de siete duelos perdidos en ocho partidos oficiales, el t¨¦cnico anunci¨® su dimisi¨®n en plena rueda de prensa: "Me siento frustrado por no estar cubriendo las expectativas que el club puso sobre m¨ª", indic¨® el argentino, quien tambi¨¦n pidi¨® disculpas a la afici¨®n y a la organizaci¨®n.?"Me duele mucho dejar as¨ª el club, me siento mal y responsable", a?adi¨®.?"No quiero perjudicar m¨¢s al club ni a los jugadores y prefiero dejar el equipo a otra persona que pueda ayudar a salir de esta situaci¨®n de tristeza que tiene el grupo".

El Baskonia acaba de salir del garaje y el Valencia ya circula por la autopista, con algunos topetazos en forma de lesiones. Dif¨ªcil alcanzarlo con un coche de menor potencia y poco rodado. Solo un largu¨ªsimo recorrido le permitir¨ªa verle la matricula. A¨²n no es el caso. El sue?o del Baskonia apenas dur¨® un par de minutos, los primeros del tercer cuarto, cuando el Valencia parec¨ªa haberse tomado un quintal de tila en el descanso y se le hab¨ªa enganchado el freno. Fue un suspiro que puso al Baskonia a cuatro puntos de alcanzarlo, impulsado por el coraje de Shengelia y el acelerador de Granger. Pero fue solo eso. Un suspiro, un aceler¨®n con el embrague pisado, ruido y humo hasta que el Valencia se quit¨® las lega?as del descanso y volvi¨® a poner la cosas en su sitio o sea, tierra de por medio.

El equipo taronja todo lo hac¨ªa bien (menos esa cabezada inoportuna) y de una manera coral. Parec¨ªa un autob¨²s en el que todos eran conductores y pasajeros al mismo tiempo. Todos anotan, todos defienden y todos corren hasta convertir las malas circunstancias en accidentes sin importancia. Por ejemplo que Eric Green, una m¨¢quina anotadora, se fastidie el dedo me?ique de una mano y vuelva al partido con un fuerte vendaje tras algunos alaridos de dolor. Un asunto importante, que sin embargo se transform¨® en an¨¦cdota hasta el punto de que fue ¨¦l, el infalible, quien fall¨® el ¨²nico tiro libre del Valencia en todo el partido. Y fue a final, cuando ya no hab¨ªa partido. An¨¦cdota porque surgi¨® la figura imparable de Abalde, la intimidaci¨®n de Pleiss, no menos imparable, la versatilidad de Doornekamp, el martillo de Rafa Mart¨ªnez, y as¨ª un suma y sigue que fue desquiciando a un Baskonia taciturno. Solo Shengelia, con su saber hacer y su car¨¢cter, y los ramalazos de Granger sosten¨ªan a un equipo que defend¨ªa muy mal (bajos contra altos, lanzadores solos en los costados,...), no acertaba con los tiros libres (su porcentaje fue rid¨ªculo para su potencial) y la circulaci¨®n se parec¨ªa mucho a la de la hora punta en la gran ciudad.

15 Puntos arriba el Valencia en el primer cuarto (13-28) es una losa autoritaria dif¨ªcil de voltear. La redujo Baskonia a 11 en el segundo. La subi¨® el Valencia a 13 en el tercero y acab¨® siendo de 17 al final (63-80) lo que explica el dominio deportivo, an¨ªmico, t¨¢ctico y de rodaje de un equipo sobre otro. Shengelia solo no puede. Nadie puede por ¨¦l solo. Si hasta Eric Green fall¨® un tiro libre....