Bacca estropea el mejor partido del Atl¨¦tico
Un gol de cabeza a falta de diez minutos evita el triunfo del equipo de Simeone, que mereci¨® m¨¢s
Un imponente cabezazo de Bacca a la salida de un c¨®rner impidi¨® al Atl¨¦tico culminar su mejor partido en lo que va de curso. Le conden¨® esa falta de punter¨ªa que le tiene a maltraer para matar un encuentro que era suyo. Tuvo que faenar mucho para ponerse por delante en el marcador y perdi¨® la renta en un descuido en ese saque de esquina. No se impuso Oblak en un bal¨®n que vol¨® por el espacio del ¨¢rea peque?a y God¨ªn se vio superado por el salto de Bacca. La jugada se produjo en medio de ese paso atr¨¢s que concede el Atl¨¦tico cuando se pone en ventaja. Esta vez, como en Vigo, no pudo defenderlo. Ni tampoco aumentarlo, aunque Gameiro lo tuvo en sus botas en un mano a mano con Barbosa, el mejor jugador del Villarreal. De lo que pudo ser el 2-0 se pas¨® al 1-1. Un varapalo en el marcador, pero esta vez no se puede cargar sobre Simeone y sus futbolistas uno de esos partidos sopor¨ªferos en los que las ocasiones se cuentan con un par de dedos y sobra medio.
Cuando el Atleti es el Atleti, marca l¨ªnea. Y al Villarreal se la delimit¨® a cuarenta metros de Oblak y le limit¨® a jugar en su propio campo durante casi ochenta minutos. No hay nada que mejor le siente al equipo de Simeone que salir ganador de las batallas t¨¢cticas y las segundas jugadas. Ah¨ª tiende a crecer, incluso con la pelota. Le inyecta sobredosis de confianza saberse dominador cuando marca territorio desde su dominio f¨ªsico y de los espacios. Se presentaba el Villarreal en Madrid transmitiendo un regreso a sus se?as de identidad de la mano de su nuevo t¨¦cnico, Javi Calleja, y se vio encajonado y maniatado. Renunci¨® Calleja al rombo cl¨¢sico con el que se hab¨ªa afilado alrededor de la pelota, quiz¨¢ pensando en que era demasiado tierno para enfrentar un centro del campo de tanto pesaje. Prescindi¨® del alborotador Samu Castillejo para escoltar a Rodri con Bruno Soriano.
El Atleti tambi¨¦n es el Atleti cuando Gabi es Gabi. El mediocentro incansable que siempre aparece para decirle al contrario que otra vez no pasa. El vistoso Villarreal era una prueba era para un equipo cuestionado por la falta de juego y condenado por la falta de punter¨ªa de sus delanteros. A priori iba a tener enfrente a un equipo que le iba a hacer correr muchos detr¨¢s de la pelota. No fue as¨ª. A ese trabajo de contenci¨®n y recuperaci¨®n se sumaron Thomas y Gabi, y la sobriedad de Juanfran, Savic y God¨ªn. Salvo un descuido al borde del primer tiempo, zanjado con un corte imperial de Savic ante Bakambu, no huno noticias en todo el primer tiempo de esa doble punta amenazante que forman el congole?o y Bacca. Tampoco del buen manejo del bal¨®n de Villarreal, aseado en la salida con Rodri, pero finiquitado en el medio del campo por la zapa de los volantes rojiblancos. C¨®mo no, fue a partir de Correa cuando empez¨® a carburar f¨²tbol el equipo de Simeone. Una pared en la banda con Juanfran, un disparo desde la frontal, un robo y un pase al hueco a Gameiro que este vole¨® alto a la carrera. Hubo movimientos interesantes del Atl¨¦tico en los costados. Thomas apoy¨® bien el juego por el derecho para no dejar a la intemperie a Juanfran. De este sali¨® un centro pasado que Griezmann enganch¨® en el segundo palo. El rebote le cay¨® a Sa¨²l, que meti¨® el interior del pie para remachar y se encontr¨® con la colocaci¨®n de V¨ªctor Ruiz para evitar el gol. En pleno zafarrancho God¨ªn conect¨® un cabezazo en un c¨®rner que dej¨® una parada tan pl¨¢stica como eficaz de Barbosa. Fue un vuelo prodigioso en horizontal a m¨¢s de un metro de altura.
Se fue el Atl¨¦tico a la ducha con la sensaci¨®n de que el partido era suyo. Y lo quiso refrendar con una salida ambiciosa en el segundo acto. La comand¨® Correa que es la alegr¨ªa de este equipo. Su descaro no conoce de complejos. Es de esos jugadores que creen convencidos que el f¨²tbol es ¨¦l cuando la pelota le cae a los pies. Est¨¢ por encima del juego. Juegue bien o juegue mal su equipo, cada vez que recibe siempre genera la sensaci¨®n de que algo nuevo comienza. Ha heredado lo mismo que transmit¨ªa el mejor Arda. En un conjunto muchas veces militarizado, su f¨²tbol tiene la sorpresa traicionera de los guerrilleros. En un giro de cintura, en un regate corto, o en un quiebro fulmina las rutinas del tacticismo. Una virguer¨ªa de control en el ¨¢rea fundido con un latigazo sin apenas hueco puso por delante a su equipo. Al poco, Gameiro tuvo ese mano a mano que hubiera cerrado el partido. Creci¨® el Villarreal cuando Calleja volvi¨® a su rombo cl¨¢sico con Samu Castillejo. Le dio para embotellar al Atl¨¦tico y sacar r¨¦dito de ese c¨®rner mal defendido.
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